Obama y el jazz

Marta

 

Durante los próximos meses tendrá lugar la lucha final por la presidencia de los Estados Unidos. Preparémonos, puesto que llegará un momento en el que Barack Obama y John McCain nos resulten tan familiares como el vecino de enfrente. Suena a tópico, pero estas son unas elecciones especialmente apasionantes, y una de las razones por la que eso es así se debe al candidato del Partido Demócrata.

 

Sé que no debería ser noticia, que deberíamos tomárnoslos como algo natural a lo que no se debería dar importancia. Sin embargo, cuando en estas semanas por fin he sacado algo de tiempo para conocer un poco de cerca la historia de la música jazz, no he podido por menos de encontrar apabullante, una vez más, que un hombre negro (en realidad, mulato) tenga serias posibilidades de convertirse en Presidente de los Estados Unidos.

 

¿Saben? Me daba cierto pudor sacar a colación la música jazz, porque igual  podrían pensar ustedes que menuda finolis… Yo misma lo considero habitualmente como una música elegante, en ocasiones difícil de escuchar, y  la asocio a festivales de postín como los de Vitoria y San Sebastián

 

El jazz es una música culta, sí.  Sin embargo, nació en los burdeles de Nueva Orleáns, entre alcohol, miseria, prostitución y… racismo. Nadie sabe a ciencia cierta quién lo inventó, muchos se atribuyeron su paternidad, y tal vez tuvieran razón, pero sólo en parte. El jazz es mulato, como Obama: toma elementos musicales de África y Europa, se nutre de los cantos de las iglesias baptistas, de las bandas que tocaban marchas y de los cantos en las plantaciones de esclavos. Por supuesto, el jazz se lo debe todo al blues. El jazz es de todos y de nadie a un mismo tiempo.

 

Pero el jazz es fundamentalmente un invento de la comunidad negra americana, al igual que Obama es considerado, lisa y llanamente, negro. Eso sí, muchos blancos quedaron atrapados en la magia de su música, y de hecho algunos de los grandes de la historia del jazz no eran negros, como Benny Goodman o Stan Getz. De hecho, mucha gente empezó a escuchar jazz a partir de las grabaciones de músicos blancos.

 

El jazz y su evolución son el claro reflejo de la situación de los negros (afroamericanos se dice ahora) en Estados Unidos, Las historias de marginación y miseria se suceden, e incluso los que triunfaban no dejaban de tener problemas. La esclavitud acabó con la Guerra de Secesión, gracias a personajes como el presidente Lincoln, pero la segregación racial duró casi un siglo más, hasta mediados de los años 50. Y durante décadas, el Ku Klux Klan cometió numerosas tropelías en los estados sureños, matando a no pocos negros.

 

A un figurón como Duke Ellington, durante sus giras en los años 30,  cuando ya era una estrella, no le dejaban alojarse en muchos hoteles, algunos en los cuales tocaba. A  la gente negra no la dejaban asistir como público a los conciertos que daban orquestas de negros en elegantes salones de baile. Por supuesto, durante mucho tiempo no hubo orquestas mixtas, y el propio Benny Goodman se lo pensó dos veces antes de tocar en público con músicos negros con los que colaboraba asiduamente en los estudios de grabación. Louis Armstrong, en plenos años 40, tuvo problemas por incluir en su orquesta a un saxofonista blanco.

 

Todavía en los años 50, cuando esa música había triunfado en toda la línea desde hacía décadas, los efectos de la segregación se seguían notando. Así, Marilyn Monroe tuvo que emplear toda su influencia para conseguir que en el Mocambo, un reputado club de Los Ángeles admitieran la actuación de una cantante negra de la que Marilyn era admiradora declarada: Ella Fitzgerald.

 

Todo esto suena a batallitas de los abuelos (más bien bisabuelos) del jazz, y desde mediados de los años 50 las cosas han cambiado, y mucho, como consecuencia del movimiento por los derechos civiles y gracias a personas como Martín Luther King. La música jazz, vista en su momento como producto del demonio, es considerada hoy en día como un producto culto y refinado. Y además, este año, un mulato, Barack Obama, es candidato a la presidencia de los Estados Unidos.

 

La segregación parece cosa del pasado, y no se ven cosas como asientos para blancos y asientos para negros en los autobuses. Sin embargo, cuando he seguido la trayectoria de Obama en estos últimos meses, da la impresión de que todavía existen barreras raciales, y que entre ciertos sectores sociales de los Estados Unidos hay un cierto recelo ante la idea de que un negro pueda llegar a ser Presidente de su país.

 

Por supuesto, Obama es criticado por muchas otras razones, con mayor o menos fundamento, pero da la impresión de que algo tan superficial como el color de su piel no parece que sea un problema menor. No obstante, tal vez los blogueros que conocen la realidad americana más de cerca puedan matizar estas impresiones obtenidas a vista de pájaro.

 

Tal vez, al igual que el jazz ha sido capaz de atraer a gentes de todo tipo, y de propiciar un acercamiento entre aquellos que vivían separados, podría contribuir a  un mejor entendimiento entre comunidades el hecho de que por primera vez un afroamericano (lenguaje políticamente correcto) ocupara la presidencia de los Estados Unidos.

 

Barack Obama lo tiene difícil. Mucha población blanca parece mirarle con cierto recelo, y en las últimas semanas se ha mostrado dubitativo respecto a qué mensaje debe transmitir a partir del momento en que es proclamado candidato del Partido Demócrata.

 

En cualquier caso, no dejará se ser apasionante seguir sus pasos, Para ello no me resisto a recomendar las melodías de cualquiera de los más reputados músicos de jazz como banda sonora. Pasen y escojan: ¿tal vez Armstrong? ¿Charlie Parker? ¿Winston Marsalis? ¿O la desagarrada voz de Billie Holiday? Y ya veremos si el día de las elecciones va mejor con nuestro ánimo un alegre swing o un nostálgico blues…

 

 

7 comentarios en “Obama y el jazz

  1. A propósito del artículo de Millán de ayer. Soy de los que ha abominado repetidamente sobre la política de comunicación del Gobierno y sin embargo creo que últimamente el Gobierno ha mejorado bastante a la hora de fijar la agenda. Por supuesto que le queda mucho para que se pueda decir que comunica bien pero algo es algo. El Gobierno ha sido incapaz de contrarestar la imagen de que negaba la crisis cuando era evidente y que no ha hecho nada, incapaz también de vender las medidas adoptadas. Pero por lo menos ha sido capaz de lanzar ideas e iniciativas que en parte han desviado el debate de la crisis. Así que en eso no estoy de acuerdo con Millán.

    Sí lo estoy en el efecto positivo de la inmigración, efecto positivo neto. Por supuesto que la entrada de 5 ó 6 millones de nuevos ciudadanos en sólo una década implica transformaciones que no son todas positivas. Pero el crecimiento económico (se calcula en un 0.6% de PIB anual) no sólo ha beneficiado a las clases altas por mucho que haya habido un efecto también de contención de los salarios. Pero dicho efecto es producto, sobre todo, de la falta de control de la inmigración ilegal, de la falta de inspecciones que permite que los empresarios sigan empleando a irregulares pagándoles menos, por ejemplo. En este sentido, nuestro Estado de Bienestar hace aguas porque estamos permitiendo la creación de un gran colectivo de marginales, pobres extremos, que quedan al margen de sus beneficios.

    No es verdad tampoco que los inmigrantes “legales” hayan supuesto un descenso de las ayudas o que hayan copado los servicios sociales: los utilizan mucho menos que los autóctonos. Pero por supuesto que si los servicios sociales no aumentan en la medida en la que aumenta la población, todos tocamos a menos. De nuevo la culpa no es de los ciudadanos, antiguos o recién llegados, sino de los poderes públicos que no se adaptan a la nueva situación.

    Lo de Roquetas no es el fracaso de la convivencia multiétnica ni de la Alianza de Civilizaciones, ni siquiera racismo. Roquetas es un incidente que se sale de madre porque el caldo de cultivo es de pobreza extrema y marginalidad, sin servicios sociales, con infraviviendas, con drogas, sin mediadores sociales, sin policía, etc. Y encima la policía asume que como el agresor es medio gitano y trapichea con droga, el agredido, encima negro, necesariamente también estaba metido en el tráfico de drogas, lo que echa sal en la herida del colectivo agredido que está harto de vivir en penuria y reacciona contra la agresión.

    La inmigración ha sido una bendición, no sólo en términos económicos: este país de todos blancos, todos católicos, todos españoles y todos castellano parlantes era muy aburrido y muy provinciano. Pero la heterogeneidad es compleja y hay que ocuparse de ella. Hasta ahora no se ha hecho suficientemente y de aquí a unos años la cosa puede ponerse muy fea si los poderes públicos no se ponen las pilas.

  2. Gracias, Marta.

    Como afectados, todos deberíamos tener derecho a votar en las elecciones estadounidenses. Entonces y según parecen indicar las encuestas, Obama ganaría de calle. Pero las cosas no son así, claro. Tenemos que resignarnos a observar, con curiosidad y con cierta aprensión: se le ponen a uno los pelos como escarpias al escuchar a la Sra. Palin. Es verdad que hay cierta tradición de Vices irrelevantes o tontos, pero esta mujer es de armas tomar (perdón), y yo a McCain no le veo cara de mucha salud, la verdad. Así que hagan sus apuestas, señores. En mi acreditada condición de fracasado arúspice político, me juego una cena a que, pese a su aparente ventaja inicial, no gana el negro. Me cuesta ver al votante medio de uno de los swing states dándole su apoyo. Pero ojalá me equivoque.
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    Sobre el brulote del Profesor Sánchez-Cuenca.

    Desde luego, no comparto algunas de las expresiones que generó, del tipo: «la libertad de expresión está por encima de todo». Ni es así ni debería ser así. Los derechos fundamentales tienen un núcleo central de definición y unos contornos delimitados, entre otros factores, por la colisión con los derechos fundamentales de otros, que también merecen salvaguarda. La protección del «honor» o del «buen nombre» es un valor de la convivencia democrática bastante peculiar, porque resulta difícil de aprehender jurídica y conceptualmente, pero de manera intuitiva todos lo reconocemos y apreciamos. El uso social, correctamente interpretado por los jueces, es el que debe establecer el equilibrio.

    Creo que en el centro de la libertad de expresión están los contenidos. Lo que se le reprocha a Losantos no es que critique la actuación de personas públicas y privadas, sino cómo lo hace. No dice que la política antiterrorista de ZP es desacertada, sino que ZP es amigo de los asesinos o cosas parecidas. Con imputaciones de este jaez y aunque no le achaque directamente la comisión de delitos, a mí me parece que el sistema jurídico que cimenta la convivencia sí debe entrar a defender a quienes son objeto de semejantes ataques. Un sujeto que por la calle te dice «me cago en tu puta madre» no está ejerciendo la libertad de expresión, se mire como se mire.

    Un elemento que lastra, creo, la posición de Sánchez-Cuenca es que no tiene en cuenta la proporcionalidad de la respuesta del sistema. Él, defensor de la libertad de expresión irrestricta, opina que el derecho penal no debería tener ningún papel frente a estos desafueros. Hábilmente, cita alguno de los calificativos más simpáticos que usa Losantos («calvorota», «carcalejos», etc.). Pero lo que el locutor de la COPE ha dicho de Ruiz-Gallardón es literalmente ignominioso. Y la clave es ésta: la reacción del sistema es proporcionada. Se limita a una pequeña multa. Losantos no es un «mártir de la libertad de expresión», sino un sujeto atrabiliario al que la justicia le dice: «opine lo que quiera, pero no siga insultando, porque eso le va a costar unos eurillos». Yo no sería partidario del potro ni de la mazmorra, pero si en algo me parece inadecuada la reacción judicial es en que la condena es excesivamente suave. Me temo que, como es habitual, no contribuirá a la deseable rehabilitación de este pequeño gran delincuente.

    Abrazos para todos.

  3. El jazz es pasión y ritmo … lo es Obama?. Mi músico preferido, sin pretender hacer de menos a otros grandísimos artistas, entre los que, a mi juicio, no se encuentran los hermanos Marsalis; es Jaco Pastorius. Su bajo eléctrico es inimitable. Con Weather Report explotaba y se consagraba definitivamente con su más conocido grupo Word of Mouth. Una gran pena su temprana, sólo tenía 35 años, y violenta muerte. Si bien no creo que a alguien tan presuntamente «correcto» como un candidato a la Presidencia estadounidense, aunque se trate de un negro, le enamore una figura tan polémica y genial.

  4. Recien llegado de Cabo de Palos, con los pies despellejados por el agua salada y unos escarpines no exactamente de mi talla. Copiando a EQOM también he hecho un vídeo, pero yo con mi vulgaridad habitual, solo he llegado a colgarlo en youtube. No voy a poner link, me puede el pudor, pero será fácil de encontrar con la palabra clave «scubapablo».
    Ahora he pegado un repaso a posts y entradas anteriores, empezando (cómo no) por mi platónica MarTAC, mujer a la que amo sin conocer (chínchate averlas yo también sé poner cosas bonitas).
    Sinceramente, leyendo el artículo de Marta no he podido sucumbir a la tentación y lo he leído mientras escuchaba el inmortal «my baby just cares for me» de Nina Simone. Me ha trasladado a New Orleans antes del anterior Huracán. No sé por qué, me ha venido a la cabeza la frase de un forero que no recuerdo que nos decía que ese huracán había destruido Cuba y New Orleans, pero Cuba es una dictadura y New Orleans la cuna del jazz.
    He disfrutado mucho de esa entrada.

    Lamentablemente, luego me fui a una entrada dos días anterior. Uno que es de natural poco creyente en apariciones, ovnis y esas cosas, no se resiste a decir….¡¡¡sal, espectro, sal del cuerpo de Ignacio Sanchez Cuenca!!!! Profesor…. ¿hace mucho que no cojes vacaciones?
    Federico Jiménez Losantos es un matón. Lo que pasa es que como lo vemos bajito feo y gangoso no nos lo parece. Pero es un matón. Es un matón capaz de poner al borde de la ruptura al principal partido de la oposición. Es un matón capaz de conseguir que políticos muy importantes se palpen las ropas antes de hacer nada que pueda incomodarles. Y es un matón, por lo mismo que los abusones del colegio (que ahora se llama bulling) Porque nadie la ha parado los pies.
    Tienes razón, a lo mejor no era lo más conveniente que le metiesen una multa. A lo mejor, lo ideal era que Gallardón le metiese dos galletas, por faltón, por insultón y por matón. Sé que no es muy jurídico y muy políticamente correcto, pero te aseguro que a Jimenez losantos es de las pocas personas públicas a la que le metía dos galletas.

    Que no se puede ser más papista que el papa, hombre, que si te llamo a tí lo que este delincuente ha llamado a Gallardón o a Zarzalejos, me retas a segunda sangre al amanecer.

    Diosssss cómo me ha afectado el sol, la firgen. voy a por una cervecita. Fijo que esto me pasa por falta de alcohol en las neuronas-…….

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