Omicrón y la duda entre pasarse de listo y ser precavido

Carlos Hidalgo

La nueva variante del virus, ya bautizada por los medios como “Omicrón”, ya está aquí. Detectada primeramente en Sudáfrica, y luego en varios países más, esta nueva mutación del coronavirus Covid-19 ya es mentada como motivo de preocupación. En un desarrollo de los acontecimientos que recuerda a lo sucedido hace ya dos años, nos encontramos con unos medios que pretenden adelantarse a lo que los científicos no sabrán hasta dentro de unas semanas, a unos síntomas y a unos efectos desconocidos de un virus y a la difícil decisión de qué hacer a la vista de una posible nueva ola de la pandemia, que colapse hospitales y morgues a la vez.

Y como hace dos años, mientras todavía no sabemos qué hacer, ya hay abogados de restringir todo al máximo, volver a activar confinamientos y cuarentenas y sacrificar unos días de actividad para parar el golpe. Y también, la postura de quienes defienden que la vida siga transcurriendo como siempre y que el aumento de la incidencia y de las hospitalizaciones son cosas que le pasan a otros, pero no a nosotros (seamos quienes seamos), que somos los más listos.

El caso es que, aunque se han conseguido aislar los ejemplares de la variante y se está analizando su genoma a toda prisa por científicos del mundo entero, aún no sabemos bien qué hace. No sabemos si es más grave o más leve, si es más resistente a las vacunas o se estrellará contra un sistema inmune ya prevenido. Una de las lecciones que podemos sacar a ciencia cierta de lo sucedido hasta ahora es que no sabemos lo suficiente con las prisas que tenemos.

La segunda lección de todo esto es que todo el mundo tratará de arrimar el ascua a su sardina de la manera más ruin posible. Yo, a principios de 2020, pensaba que no había nada como una pandemia para unir a la gente por encima de sus diferencias. Es un enemigo exterior, no tiene ideología, es sólo un virus. Es objetivamente malo para todos. Y sumar esfuerzos para combatirlo no debería ser ningún sacrificio especial para los políticos porque es de los pocos casos donde se sale de la crisis haciendo caso a la ciencia y no a la ideología.

Bueno, pues está claro que me equivocaba y que soy un pardillo. El ventajismo desplegado por las diferentes corrientes políticas es tal, que hasta tenemos a las facciones más extremistas y chaladas negando la existencia del virus, la de las vacunas y a la vez defendiendo curas estrafalarias, cuando no directamente peligrosas para la salud. Un ventajismo que no duda en celebrar la muerte de la propia abuela si eso vale para fastidiar al rival político. Un ventajismo, en resumen, que nos impide hasta celebrar hechos que son, objetivamente, un logro colectivo, como el alto porcentaje de vacunación en España, cuyos méritos se pueden atribuir los ciudadanos, las comunidades autónomas, el gobierno central y la Unión Europea. Pero nos fiamos tan poco del vecino que ni siquiera podemos saborear a gusto esta importante victoria contra la enfermedad, no vaya a ser que al celebrarlo demos la razón a ese vecino al que tanta manía tenemos.

Mientras, la salida de la crisis provocada por la enfermedad ahí sigue. Vemos la luz al final del túnel, pero es que este túnel tiene la manía de estirarse él solo a capricho. Y así no hay manera de salir.

Y hablando de maneras de salir. Sale Angela Merkel de la Cancillería alemana, si. Pero tenemos tan bien aprendidas sus lecciones que el Gobierno “más progresista de la Historia”™ ha aprobado unos presupuestos que la Comisión Europea estima como demasiado conservadores. Tanto, que son contractivos cuando nuestra economía necesita expandirse. Y la oposición, claro, diciendo que son derroche y una rendición ate ETA. En fin, yo pensaba que saldríamos mejores.

Un comentario en «Omicrón y la duda entre pasarse de listo y ser precavido»

  1. Si se sabe perfectamente lo que hay que hacer , y muy rápido esta vez debido al potencial infeccioso de un número desconocido hasta ahora de mutaciones :

    1) Tratar de retrasar la acción de la nueva cepa mediante el refuerzo de la distancia social que persiga la separación entre vacunados y no vacunados en interiores con la exigencia del pasaporte COVID .
    2) Al mismo tiempo la , exigencia de mascarillas en exteriores y en interiores carentes de ventilación.
    3) Unificar criterios legales antitaifas para que las CC.AA que lo deseen puedan aplicar las medidas sanitarias del punto 1 y otras sin interferencias extravagantes de jueces redichos .
    4) Seguir intensificando la vacunación y el programa de la tercera dosis.
    5) Mejorar la transparencia de las informaciones disponibles por las autoridades y la calidad de sus datos sin alarmismos .
    6) Exigencias test y PCR , tanto en interior y fronteras , hasta valorar pruebas de eficacia de vacunas ante Ómicron.
    7) Sacar fuera de foco al Dr. Simón .

    Como muy bien ha dicho Ursula von der Leyen « esperemos lo mejor preparándonos para lo peor.»

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