Carlos Hidalgo
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, recibió duros reproches por parte de Pablo Casado al haberse sentado a negociar la reforma laboral de este Gobierno, que todavía tiene que mostrar sus efectos. Casado acusaba -sin mencionar- al líder empresarial de venderse por subvenciones europeas. Un reproche muy español y muy honorable, aunque la verdad es que yo veo absurdo reprochar a un empresario que sólo se preocupe por su dinero.
Garamendi, notablemente angustiado por esos duros reproches, trató de poner excusas primero y después se limitó a decir una obviedad: que su deber era representar los intereses de los empresarios en una mesa de negociación con un gobierno elegido democráticamente por los españoles. Una cosa que, de tan obvia, se nos olvida. Los españoles elegimos gobiernos. A veces, incluso gobiernos que no nos gustan a otros españoles. Eso no les hace menos legítimos. Y, claro, se les puede criticar, pero no poner en duda el resultado de unas elecciones limpias. Y más después de tantas elecciones seguidas como hemos tenido. Como nos acostumbramos rápido a todo, entiendo que ahora se encarguen encuestas sin parar, porque debe haber quien aun se cree que está en el recuento de las generales de 2019.
El caso es que todo el mundo tomó nota del distanciamiento y de la aparente enemistad que Casado había declarado a la CEOE, otro hecho sin precedentes, porque el PP y la patronal suelen ir siempre de la mano. Y el pasado fin de semana, Garamendi, para tratar de calmar los ánimos, en un acto en el que estaba junto a Casado dijo que se llevaban muy bien, que no había habido distanciamiento y que a ver si iban a tener que hacer como John Lennon y Yoko Ono, que estuvieron un día entero metidos en la cama y dejándose fotografiar. La cara que puso Casado mientras Garamendi decía eso fue indescriptible. Y, por alguna razón, todo el mundo da por hecho que Casado es la Yoko Ono de esta pareja.
Es sorprendente que las encuestas vayan aparentemente tan bien para el PP, con un Casado que aún lucha por encontrar su sitio y que protagoniza más de un momento bochornoso, como cuando fue a defender la ganadería intensiva desde una ganadería extensiva. Y cuando los periodistas le hicieron saber la aparente contradicción, pues se quedó sin palabras y se puso a balbucear.
Cantaba “Siniestro Total” que “la culpa de todo la tiene Yoko Ono”. Y, hombre, es un juicio un tanto duro para el líder del PP -si asumimos que es Yoko Ono-, al que las encuestas sonríen pero ante quien el resto de actores políticos frunce el ceño. Lo hace Vox, que quiere ver a un PP con las orejas gachas ante sus poses de machos alfa de gimnasio. Lo hace Ciudadanos, a quien no paran de jugársela pero que como tienen alguna clase de trastorno, desean reeditar los pactos con ellos. Lo hace la oposición y lo hacen hasta en el propio PP, donde el liderazgo de Casado no se deja de cuestionar.
Ese cuestionamiento interno, se deba a la impaciencia de quienes aspirar a su puesto o a su aparente falta de capacidad, es algo normal cuando estás en la oposición. Las victorias se atribuyen a los barones del PP y las derrotas se achacan al líder del partido. Uno de los escasos reflejos que nos quedan de la vieja política. Así que sí, imagino que mientras esté en la oposición, Pablo Casado es Yoko Ono. En cierta manera. ¿Quién será Ayuso, entonces? ¿Paul McCartney?
Solo un pequeño comentario : los españoles no elegimos gobiernos , porque nuestro sistema electoral es representativo y por eso elegimos representantes; tampoco elegimos jueces. De ninguna de las maneras se puede pensar que los españoles quisieran un ejecutivo Frankenstein ; tampoco lo quería el PSOE de mediado , esto es , Sánchez unigénito; menos el PP y en absoluto Ciudadanos .
La UE ( ya sabe , esa unión de conservadores , socialdemócratas refinados y liberales que reparten cada seis meses su Presidencia ) no daba un céntimo por el personaje de Mary Shelley transfigurado en coalición.
¿ Quién quería ? Realmente solo Teruel Existe , Podemos Existe y la Kryptonita unificada en forma de nacionalismos irredentos que intentan debilitar la soberanía
de nuestro Krypton mítico de la Mancha .
Carlos Hidalgo sería nuestro Clark Kent sin rayos X , miope y desubicado.
Imaginen…mis carcajadas de vergüenza ajena, oyendo las declaraciones del encuentro entre Pablito «Iznogud» y Garamendi «Desmelenado»…..
¡¡¡Imaginen!!!
¡¡¡Qué forma más surrealista de apuñalarse entre ellos!!!
¡¡Van a dejar sin trabajo a los monologuistas y a los sicarios!!.
Mr Mulligan…lo bueno de unas elecciones es que nadie quiere que ganen los demás .
Y lo malo…ejem…es que todos se tienen que tragar sus propias palabras…
Estoy muy de acuerdo con lo de la vergüenza ajena . Es así , y sin querer favorecer a nadie creo que la torpeza ( aunque con actitud final colaborativa de Casado ) fue de Garamendi y su sentimentalidad . Como dicen los chelis : es lo que hay , personajes de un país increíble, muy dado al folletón , al que queremos mejorar y mejorarnos a pesar de la vergüenza ajena.