Frans van den Broek
Tal vez no aprendiéramos mucho del resto del mundo durante nuestros estudios escolares en Perú, pero una cosa sí que nos quedaba clara en aquellos tiempos pre-post-coloniales (y perdóneseme la palabreja): Europa era superior en todo, o casi todo, pues en fútbol solían ganar también los sudamericanos y a los europeos del norte se los consideraba superiores, pero un poco cuadriculados. Más tarde me enteré que este tipo de actitud cuasi-servil con respecto al ex-colonizador tenía varios nombres y no pocas implicaciones políticas, morales y hasta venales: los pueblos de las márgenes estarían alienados, o colonizados mentalmente, u oprimidos por el imperialismo o carentes de identidad nacional o cultural, y muchos otros conceptos más que hicieron las delicias de tanto teorizador improvisado en las interminables reuniones que se convocaban para discutirlos. No creo que la discusión hay a acabado todavía, ni que nuestra actitud servil se haya modificado radicalmente, pero la globalización ha venido a remover las aguas del imaginario colectivo (otro de aquellos términos de moda) y la identidad nacional se ha asentado un poco más, por lo que no se ve al Europeo como se lo veía antes. En lo esencial, sin embargo, seguimos considerándonos inferiores a aquel continente lleno de poetas, escritores, ingenieros, músicos, futbolistas, genios científicos, mujeres bellas y libres, políticos racionales y gobiernos democráticos. Estoy hablando, por supuesto, de una imagen estereotipada de Europa, pero lamentablemente el ser humano se guía por estos estereotipos mucho más de lo que quisiéramos admitir. Y si no que se lo pregunten a los europeos que viven en Perú o a cualquier rubia: solo por ser lo que son, son tratados con deferencia, respeto y admiración, aun cuando en realidad sean unos imbéciles.
Y qué duda cabe de que en buena medida la imagen de Europa correspondía a los hechos, dado el desarrollo político, social y tecnológico del continente, y nuestra inveterada tendencia a destrozar el país y repartirnos las ganancias mal habidas. Pero desde ya hace mucho tiempo ha habido una contracorriente de pensamiento que ponía en tela de juicio esta apreciación invariablemente positiva de Europa, casi desde el comienzo de nuestro contacto histórico, diríase. Si la Malinche o Felipillo (el traductor de los conquistadores en Perú) representan al sudamericano alienado, Atahualpa, tirando al suelo la Biblia y negándose a obedecer a un cura, representó desde el inicio la resistencia a una imposición violenta y codiciosa de otros modos de vida. El siglo veinte orientó esta tendencia resistente por los cauces del pensamiento socialista o marxista en general, y de allí proceden los conceptos antedichos de alienación, imperialismo, fase tardía del capitalismo o lo que fuera. Pero con el tiempo la sospecha sobre la real valía de Europa se ha extendido hasta al poblador más desentendido de la política, consecuencia de desarrollos históricos y de experiencias nuevas que contradicen la imagen rosada que se tenía hasta ahora. ¿No fue Europa, después de todo, la que se dedicó a expoliar continentes enteros con codicia desmedida? ¿No se han estado destripando entre ellos con gusto inusual e ingeniosidad sin límites? ¿No es Europa la que ahora cierra sus fronteras o expulsa inmigrantes, después de que los europeos fueran recibidos con las manos abiertas en Sudamérica durante todo el siglo veinte? ¿No es la misma Europa que ahora no sabe qué hacer con sus finanzas y sus economías? No estoy hablando de lo que realmente sea Europa –algo que excede con mucho mi competencia intelectual-, sino de la percepción cambiante de un continente que se ha considerado a sí mismo y fue considerado por muchos durante siglos el pináculo de la humanidad.
Como fuera, nadie puede permanecer indemne si es que le han dicho desde niño que la civilización europea es la mejor, como fue el caso con nosotros y con los mismos europeos. Una de los aspectos del europeo que más me chocaron al llegar a este continente, sobre todo en el norte del mismo –España, por razones muy propias, tiene una larga tradición de auto-desprecio que modera su ánimo-, fue la arrogancia de sus habitantes. No una arrogancia expresiva u ostentosa, sino más peligrosa aún, oculta bajo una máscara de supuesta objetividad. Tengo que encontrar todavía, por ejemplo, a algún europeo del norte que no se sienta superior al inmigrante somalí que vende CDs en el metro o al “panchito” (como se llama ahora a los sudacas, según entiendo) que hace fiestas en el parque los domingos. Habrá excepciones, por supuesto, y no se puede generalizar tan fácilmente, pero la experiencia me ha enseñado que la arrogancia prevalece y el sentimiento de superioridad está todavía muy lejos de desaparecer.
¿A qué venía toda esta larga tirada sobre los europeos y los del resto, y sus respectivas apreciaciones mutuas? Pues a raíz de la concesión del premio Nobel de la Paz a la Unión Europea este octubre. El comité del Nobel de la Paz es conocido por sus concesiones sorpresivas y, dicho amablemente, controversiales, por lo que ya casi nada puede sorprendernos –como leyera en algún comentario al premio, el mismísimo Kissinger lo recibió, siendo responsable de atrocidades bélicas que debieran haberlo llevado al Tribunal Internacional de La Hay-, pero espero al menos que esta última edición despierte en los europeos el mismo sentimiento ambivalente que ha despertado en el que escribe. Sospecho, no obstante, que no habrá demasiada polémica y que la auto-complacencia se impondrá al espíritu crítico, uno de los supuestos legados de la cultura europea al mundo (supuesto falso, huelga decirlo). A fin de cuentas ¿qué otra organización mundial ha hecho más por preservar la paz entre los pueblos que la Unión Europea? Tras la devastación de la segunda guerra mundial Europa ha hecho virtualmente imposible una repetición de dicha tragedia, y ha extendido su manto protector y benévolo a otras regiones. El comité del Nobel cita incluso la influencia de la Unión Europea en la pacificación de los Balcanes, como un ejemplo más de su tenor pacifista y conciliador. Sobre estos argumentos cabe decir muchas cosas, pero admitamos que en buena medida son correctos: Europa es un continente en paz de momento, hay libertad de comercio y movimiento, y hasta cierta hermandad continental. Pero ¿es eso todo? Quiero decir, ¿con esta descripción de fábula se acaba la imagen de una Europa que sigue mirándose a sí misma como superior, aunque no lo diga con todas sus letras?
Francamente, no, es la respuesta más corta. Como bien lo señala el propio comité, Europa estuvo enzarzada en guerras atroces hasta no hace mucho, y en prácticas coloniales hasta ahora (aunque de otra manera), y no fueron los europeos los que pudieron poner fin a dichas conflagraciones, sino los americanos, les guste oírlo a los europeos o no. El propio conflicto de los Balcanes al desintegrarse la antigua Yugoslavia es en realidad un mal ejemplo. ¿Se han olvidado ya los europeos de que una de las razones de la intensificación del conflicto fue el apresurado reconocimiento de Alemania a los países secesionistas, como Croacia, en un acto de una imbecilidad y falta de tino sin precedentes en la historia moderna? Croacia, pudieran haber pensado mejor los alemanes entonces, se había aliado a los Nazis durante la segunda guerra mundial, y lo mejor que hubiera hecho Alemania en dicho momento es no decir nada, atarse las manos y esperar a que negociaciones o diplomacia (a pesar de Milosevich) intentaran solventar la situación. Pero no, le ganó su propia arrogancia: ¿cómo no iba a reconocer a una pobre nación oprimida por un dictador serbio, aunque no hacía mucho sus propias huestes hubieran masacrado a otras naciones con la ayuda de Hitler? Pero eso fue solo el comienzo. ¿Qué hizo la Unión Europea después para solucionar el problema de Yugoslavia? Actuar con indecisión, cobardía o simple estupidez, excepciones aparte, como la de aquel general francés que se limpió el trasero con las reglamentaciones europeas y salvó así a cientos o miles de bosnios. ¿Alguien se acuerda de Srebrenica, la masacre más grande ocurrida en suelo europeo desde la segunda guerra mundial? La solución, si eso puede llamársele, solo llegó con la intervención americana y los bombardeos de la Nato, la mediación de Holbrooke, y los acuerdos de Dayton. La Unión Europea mostró una imagen más bien patética durante todo el conflicto, para decirlo suavemente. ¿A qué se refiere entonces el comité del Nobel? A los esfuerzos de la Unión para integrar a la misma a países como Croacia y Serbia, los cuales, se supone, depondrán debido a dicha pertenencia intenciones bélicas, algo que es probablemente cierto. Pero ¿amerita esto el premio? La Unión Europea ha sido una garantía de paz hasta ahora, pero si algo enseña la historia es que uno nunca puede estar seguro de nada.
Además, la ironía del asunto estriba en que se concede el premio en un momento en que han resurgido tensiones europeas debido a la crisis y a las medidas para enfrentarla. El premio quiere influir en el ánimo europeo recordándoles a los habitantes del continente lo importante que ha sido la integración para la prosperidad y paz del mismo. Pero las medidas impuestas en países como España y Grecia son cualquier cosa menos pacíficas, y ya han causado, entre muchas otras tragedias, más suicidios que en los diez años anteriores, si atendemos a las noticias. ¿De qué paz se está hablando entonces? ¿La de los financieros que se salieron con la suya después de haberse embolsicado millones, y a pesar de haber llevado a sus instituciones a la ruina y a la Unión Europea al borde del colapso económico? ¿La paz del estibador, del minero, del administrador o camarero que no tienen trabajo ni lo tendrán en los próximos diez años? ¿La paz del agricultor tercermundista que no puede vender sus productos en la Unión, porque se lo impiden los ridículos subsidios y la cerrazón del mercado? La Pax Europeana es muy extraña en realidad. Quizá los miembros del comité pensaran en que es una buena idea premiar una tautología, por temor a que se le escapara a las mentes digitalizadas del habitante medio europeo: estar unido es ser pacífico, y ser pacífico supone estar unido. Ergo, la Unión Europea es pacífica y merece el premio de la paz. Algo de lo que no sé si Descartes o Kant hubieran estado orgullosos.
El gallego Patxi Vázquez ha llamado a reflexionar sobre las causas del desastre. El vasco Patxi López ni eso: él está encantado de lo bien que lo ha hecho.
Y Rubalcaba ha dicho algo…?
Yo no llegué a la parte del final del recuento, ni a las reacciones. Me puse a ver una peli de aventuras (El temible burlón, estupenda y divertida), evasión total de la realidad…
Pero visto lo que cuenta Barañain, se entiende que así les vaya al PSOE. Y así nos va todos…
No he visto tampoco ninguna reacción de Rubalcaba.
Sí la de la Cospedal. Es de suponer que ahora vayan a tumba abierta con sus políticas ultraliberales…
¿Se sabe ya a qué hora fusilan a Rubalcaba?
¿A qué hora? Es pronto aún. Creo que se está empezando a formar el pelotón. Ya sabe: conversaciones preliminares.
Algo positivo de la noche: una vez «afusilado» Rubalcaba no parece que Patxi López tenga posibilidades de tomar el relevo.
Hola!! Mmmm días a todos!! Gracias por el artículo Mr. Frans. Sobre todo me quedo con el último parrafo:
«¿De qué paz se está hablando entonces? ¿La de los financieros que se salieron con la suya después de haberse embolsicado millones, y a pesar de haber llevado a sus instituciones a la ruina y a la Unión Europea al borde del colapso económico?»
Y en concreto con el siguiente comentario: «estar unido es ser pacífico, y ser pacífico supone estar unido». Me recuerda a lo que dijo Rajoy de las manifestaciones: «la mayoría silenciosa que le apoya»…..
He leído que en Galicia ha habido 800.000 abstenciones, y que el PP ha sacado mayoría sólo por 100.000… Es por aquella Ley Electoral que nadie modifica??
Los Barones del PSOE también se van con Rubalcaba?? 🙂
Frans, un artículo de hace ya meses sobre unos de los ‘colonizadores’ (no se tiene la certeza de quien lo escribió), «El triunfo de los mediocres»:
http://davidjimenezblog.com/2012/02/28/el-triunfo-de-los-mediocres/
Con pico y pala hay que entrar en Ferraz. A derribo.
Qué calamidad.
¿Pico y pala? No, muy lento…..¡Bulldozer o dinamita!
¡¡¡¡Ziluminatius,vuelve!!!……JAJAJA….que nervios.
Me inclino por la dinamita. Y ya puestos, poner delante del pelotón a elementos como Oscar López…
Lo peor, la falta de alternativas, aunque sea alguien a medio hacer… Chacón para mi no sirve…En esto también se nota que ZP dejó el partido hecho unos zorros.
Y no sólo preocupa la aparente falta de gente solvente, sino la falta de ideas para salir de la crisis. Algo que ilusione.
Estoy segura que entre los 800.000 que menciona Sarah que se han abstenido hay muchos votantes socialistas.
Noticias catolicas apostolicas y romanas::
Las personas que pierden la virginidad tarde disfrutan de ingresos más elevados
Un estudio revela que las personas que pierden la virginidad a partir de los 19 años disfrutan de un mayor nivel de ingresos además de relaciones personales más estables y felices.
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Por eso los curas viven como Dios….¿verdad?…..ejem.
Estan ustedes muy alterados…haya Pax ….Pax Europea ..anquesea.
¿Se han preguntado alguna vez,por que el bipartidismo en Ispaña se rompe por la izquierda?.
Que dice María Antonia Trujillo que Rubalcaba debe dimitir. Ya era hora que las grandes voces del socialismo se pronunciaran. ¿ Se sabe si César Antonio Molina ha comentado algo ?
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Ziluminatius pudo equivocarse en algunas de sus decisiones, pero de ahí a castigar sistemáticamente a su partido existe un abismo que cada vez tiene menos explicación, salvo que pensemos que sus votantes han decidido quedarse en casa para siempre, favoreciendo con ello el retroceso democrático de nuestro país. A nuestra clase política no se le castiga con la abstención, sino participando para evitar que todo vaya a peor.
«Los votantes de izquierda se merecen una colleja»- Fernando de Silva.
http://www.elplural.com/2012/10/22/los-votantes-de-izquierda-se-merecen-una-colleja/
Ahora ya sí, he podido leer tanto el estupendo artículo de Pedro Luna de ayer, como el igualmente magnífico artículo de Frans.
Con el artículo de ayer, creo que se ven con más claridad las razones de la debacle del PSOE. No se trata de «errores» de gestión del anterior Gobierno; si no de una rendición en toda regla, y eso es muy difícil que se lo perdonen muchos votantes. Y desde luego, oyendo a Elena Valenciano, no parece que haya muchas esperanzas de que espabilen…
Yo todavía alucino con que hayan dado el Nobel de la Paz a la Unión Europea. Y menudo momentazo, cuando crecen las desigualdades sociales y la crispación que eso conlleva es cada vez mayor… Es verdad que no es la primera vez que patinan con gusto, pues lo de Kissinger en su momento, tela..
Disculpas al articulista por no comentar mucho de su articulo salvo que el Premio Nobel de la Paz a Europa debe ser porque hace 60 años que no hay una Guerra Mundial, 40 de los cuales fueron de guerra fría.Siendo esto importante, tambien nos lo podían dar a España, porque hace 60 de la ultima guerra civil, excluyendo 40 años de dictadura fascisto-nacionalcatolica etc.
Lo del PSOE es para echarse a llorar. Mejor dicho, o para cerrar el garito, o para hacer una ristra de congresos extraordinarios abiertos a destajo a ver si a alguien se le ocurre algo, lo que sea. Visto los visto, las ideas que el otro dia presentaba LBNL elaboradas por Antonio Quero, me parecen los únicos signos de vida inteligente que he oido en un buen rato. El PSOE será un organización grande, veterana y funcional, pero no vende ni una escoba.
….¡¡madre mia ,como esta el patio!!…..jeje.
Hombre, yo opté por el pico y la pala porque era lo único que tenía a mano, pero no me opongo a herramientas de derribo más contundentes. Eso sí, no empezaría por Óscar López que, al fin y al cabo, es el único que dio la cara ayer. Yo empezaría por otros.
De César Antonio Molinas no he oído nada todavía. Pero todo se andará.
A lo que me opongo radicalmente es a culpar de este desastre a Zilluminatus. Algo tendrán que ver los que ocupan Ferraz desde hace un año con puertas y ventanas cerradas a cal y canto, ¿no?
Yo tampoco he entendido que se le de a la Unión europea el Premio Nobel de la Paz. Es verdad que los nobel los suelen dar por toda una trayectoria y en este caso, podría ser por los esfuerzos de varias décadas de socialistas, cristianodemóctratas y liberales de todos los paises europeos despues de la 2ª guerra mundial para acabar con las guerras que llevaban siglos asolando el suelo europeo. Se tuvieron que vencer rencores y odios de siglos para lograr esa unión.
Lo de Yugoeslavia, en cambio, fue una vergüenza. Como dice Franz, Alemania echó leña al fuego de la desintegración de Yugoslavia. Los militares holandeses se largaron de Sebrenica para no ver lo que iba a ocurrir. No existió ninguna voluntad común de los paises europeos para impedir el genocidio. Fue EEUU el que lo resolvió. Antes de Yugoslavia ocurrió el genocidio de la población Tutsi en Ruanda-Burundi. Incluso hay sospechas de que Francia al estar aliada al Gobierno de los Hutus, consintió vergonzosamente que fueran asesinados tutsis delante de sus cuarteles.
Enfin, que quizas, los electores noruegos que otorgan dicho premio, no encontraron ningún otro candidato que mereciera este premio en el actual
panorama mundial. Quizas, su proximidad con el resto de Europa les hizo pensar que la actual división de la zona euro en la triple A y los PIGS es muy mala señal de futuro para el euro y, por ende, puede llegar a quebrar la paz y unión lograda despues de la 2ª guerra mundial en el viejo continente.
Yo hubiera preferido que se diese el Premio Nobel de la Paz a Egipto y Tunez, que despues de grandes manifestaciones y muertos, están consiguiendo poco a poco consolidar regímenes democráticos.
«Los funcionarios cotizarán por la extra de Navidad como si la hubieran cobrado. Sufrirán el descuento en la nomina de diciembre, según el Ministerio de Hacienda».
No se pasen, oiga. Sin empujar.