¿Paz, guerra fría o caliente?

LBNL

Porque estas son las opciones con Rusia si bien la primera – una paz armoniosa – parece imposible con un gobierno que asesina, encarcela y tortura a sus opositores no violentos – ¿recuerdan a Navalny que sigue pudriéndose en alguna cárcel remota tras sobrevivir a un envenenamiento con Novichok el años pasado y todo ello solo por denunciar a Putin como corrupto? ¿O al ex agente de inteligencia militar ruso Skripal que en 2018 sobrevivió de milagro a un envenenamiento con Novichok en Reino Unido que acabó por accidente con la vida de dos indigentes? ¿O al ex agente del KGB Litvinenko, que murió en Londres en 2006 tras tomar un té aderezado con Polonio radioactivo? ¿O a la activista democrática Politovskaya que sobrevivió al envenenamiento en 2004 pero no a los disparos de bala en 2006? ¿O al político Nemtsov asesinado a tiros en Moscú en 2015?

Entre las dos opciones restantes, es obvio que la guerra fría es menos mala que el conflicto bélico. Peor no está claro que vayamos a poder evitarla. En los últimos días Putin y su ministro de Exteriores Lavrov, han explicado claramente qué pretenden con la masiva movilización militar que han preparado en las inmediaciones de Ucrania. Ucrania ha sido siempre rusa – han venido a decir – y su entrada en la OTAN o su rearme por “el Oeste” son casus belli. En abril Putin ya montó otra movilización militar de importancia y Biden accedió a reunirse con él en Ginebra, entre otras cosas para amenazarle de que se le iba a caer el pelo si Rusia no cesaba en sus dañinos ataques cibernéticos. Cuya “paternidad” Putin negaba y siguió negando, pero que cesaron… Pero Putin percibe que EE.UU. no está cumpliendo y viendo que Ucrania no cede sino que redobla sus esfuerzos contra la “rebelión” pro-rusa en Dombás, ha vuelto a las andadas. Conclusión: nueva “Cumbre”, esta vez telemática, el martes, que esperemos consiga al menos evitar una cruda guerra convencional en Europa a finales de enero, que es cuando las tropas rusas estarán listas para invadir.

Ni EE.UU. ni la OTAN intervendrían directamente porque Ucrania es socia de la Alianza Atlántica pero no miembro de pleno derecho asistido por la cláusula de defensa mutua del artículo 5. No lo es, pese a habérsele ofrecido en 2008 junto a Georgia, por varias razones, entre ellas la situación político-social de un país que a día de hoy sigue dominado por oligarcas y políticos corruptos, por más que la situación haya mejorado sustancialmente en estos trece años. Durante parte de los cuales el Presidente, Yanukovitch, era pro-ruso por lo que Ucrania tampoco insistió. A diferencia del ex Presidente de Georgia, el histriónico Shakashvili, que ese mismo verano de 2008 se vino arriba y propició una invasión rusa todavía más profunda de Osetia del Sur.

La “rebelión” pro-rusa en el Dombás ucraniano en 2014 – así como la anexión unilateral de Crimea – vinieron poco después de que Yanukovitch escapara a Rusia ante una fuerte protesta popular durante meses por haberse bajado a última hora del acuerdo de asociación comercial con la UE que ya estaba concluido. Le reemplazó Poroshenko, un oligarca medio bueno y no militante anti-ruso, que sin embargo ratificó el acuerdo de asociación y dio algunos pasos importantes para desmantelar el complejo sistema de corruptelas e intereses económicos imperante, incluido el gas. Putin no lo dudó, recuperó Crimea (fue rusa hasta que Krushev, ucraniano de origen, se la regaló a Ucrania en 1962) e invadió parte del Dombás ucraniano, donde los rusos étnicos son mayoría. La resistencia ucraniana no le permitió invadir tanto territorio como pensaba – ¿recuerdan los combates por Mariupol, puerta para llegar hasta Odessa? – y Merkel y Hollande convocaron una cumbre a cuatro y pergeñaron los denominados Acuerdos de Minsk.

En paralelo, EE.UU. y la UE adoptaron fuertes sanciones contra Rusia por su agresión a Ucrania, que permanecen en vigor, condicionando su levantamiento al cumplimiento de Misnk. Para el “Oeste”, cumplimiento significa en primer lugar, la vuelta del control del territorio a Ucrania. En cambio, Rusia no hace más que dar pasos en sentido contrario, como por ejemplo darle pasaporte ruso a la población del Dombás y permitirles presentarse y votar a sus elecciones nacionales.

Poroshenko era un oligarca que había prosperado bajo la tutela rusa y tenía intereses empresariales importantes en Rusia. Y Zelensky, el actor cómico que le sucedió en 2019 tras ganar las elecciones con la bandera de la anti-corrupción, llegó al cargo con la ayuda de otro oligarca – Kolomoisky – que permitía entrever una saludable cooperación con Rusia. Sin embargo, tras unos meses, se deshizo de los infiltrados y empezó a gobernar de forma completamente independiente, poniendo algunos intereses económicos en riesgo y, sobre todo, alineándose completamente con el pérfido “Oeste”. Y así, simplificando, llegamos a la movilización militar de abril.

Putin aduce ahora no solo que EE.UU. no está cumpliendo con lo acordado – nadie sabe exactamente a qué se refiere porque no se publicó nada y Biden desmiente haber aceptado las “líneas rojas” rusas – sino que Ucrania está dando pasos inaceptables. Putin arguye que los acuerdos de Minsk incluyen un régimen autonómico para las zonas de mayoría étnica rusa, Dombás incluido, lo que es cierto. Pero Ucrania replica que la autonomía solo puede llegar tras la vuelta al redil de los territorios rebeldes desde 2014. Entre otras razones porque no es factible concitar una mayoría suficiente en la Rada – el parlamento ucraniano – para invertir el orden.

Para más inri, Kiev adoptó una ley en julio por la que la minoría rusa – así como la húngara y cualquier otra que tenga un Estado propio – deja de ser beneficiaria de derechos colectivos culturales (colegios, universidades, representación institucional frente al Estado, etc.). Y en otro plano, Ucrania se ha dotado de drones turcos que con tanto éxito utilizó Azerbaiyán contra el armamento ruso de Armenia durante la última y reciente conflagración en Nagorno-Karabaj. Y hace pocas semanas los estrenó con el mismo éxito contra una posición de artillería rusa en Dombás.

Turquía no forma parte del pérfido “Oeste” a ojos de Putin – cooperan y compiten en Siria y Libia – pero si es parte de la OTAN. Y otros aliados están también suministrando armamento moderno a Ucrania.

No es de extrañar que Putin esté insatisfecho porque las cosas no le están saliendo bien: Ucrania se sigue alejando de su órbita y acercándose a la de la OTAN, EE.UU. y la UE.

Así las cosas, ha vuelto a ordenar una movilización militar que supera en mucho la magnitud de la de abril, lo que hace temer que esté preparándose para invadir todo el este de Ucrania, con mayores o menores dificultades. Ucrania puede defenderse arduamente y con un alto precio en bajas y destrucción pero ningún analista militar considera que esté en disposición de mantener el statu quo. Y Putin sabe que la EE.UU. y la UE pueden adoptar más sanciones y darle más ayuda económica a la Ucrania que sobreviva pero no van a intervenir directamente.

Después de la “Cumbre” telemática de mañana martes tendremos mejor idea de lo que va a pasar. De momento, tras convocarse el gobierno ucraniano ya anunció que no acepta otro Yalta por el que tenga que renunciar a la OTAN. Parece que va de órdagos la cosa…

2 comentarios en “¿Paz, guerra fría o caliente?

  1. Algunas discrepancias o matizaciones:

    1. No es imposible una relación pacífica, armoniosa y mutuamente beneficiosa con un gobierno que asesina. Copio de Wikipedia: “Las relaciones entre España y Arabia Saudita se han caracterizado tradicionalmente por ser cordiales, marcadas por una tradicional simpatía y amistad entre las dos casas reales” (añado yo: un amigo es un tesoro). “España batió un récord en la venta de armamento a Arabia Saudí…”. En fin, que maten con Polonio o cortando a alguien en cachitos, la armonía es siempre posible. Es cuestión de no ser tan estrecho.

    2. Yanukovich era tan pro-ruso como lo es Lukachenko. Según sus intereses personales en cada momento. También podrían ser más pro-occidente que la monarquía saudí si fuera menester para perpetuarse. Para ellos se trata de quien da más, y mientras pudieron, jugaron a dos bandas.

    3. Los rusos étnicos no son mayoría en el Donbás. O lo son de la misma manera en que lo son en más de la mitad de Ucrania. El problema es identificar un idioma o una religión con una etnia, como hizo el “oligarca medio bueno” Poroshenko. Más de la mitad de los ucranianos hablan ruso en la intimidad, pero eso no quiere decir que sean rusos étnicos. Pese al oligarca medio bueno, el ruso es un idioma de Ucrania, como lo es el castellano de Paraguay, aunque no sean étnicamente españoles. La única minoría de Ucrania con plenos derechos (educativos, a tener medios de comunicación en su idioma) son los tátaros de Crimea, único pueblo en Europa reconocido oficialmente como indígena junto a los lapones, pese a que llegaran a Crimea varios miles de años después de los griegos. Dicho reconocimiento por parte de Ucrania se ha producido cuando ya no controla el territorio. Los idiomas de la Unión Europea también gozan de ciertos privilegios frente a los idiomas restantes que, casualmente, solo es el ruso.

    4. Rusia nunca invadió parte del Donbás. El ejército regular ruso nunca entró en Ucrania. Utilizó chusma local, junto con armamento y algunas unidades especiales de Rusia para tomar el control de una parte, y se quedó con mucho menos de lo que pretendía porque con chusma es difícil combatir a un ejército, por muy cutre que fuera en el 2014 el ejército ucraniano. Otra cosa es mandar soldados de verdad, como en Crimea, por mucho que no tuvieran insignias. Ahí no hubo quien les tosiera, y nadie resultó lastimado. Ahora el ejército ucraniano combatiría, y por eso el ejército ruso no entrará. Y no entrará, además, porque es difícil mandar a un ejército con soldados de reemplazo a morir para ocupar las ciudades donde viven tíos, tías y abuelos de los soldaditos. La única oportunidad era alentar una rebelión interna, al gobierno ruso le salió bastante mal (no del todo) cuando se podía. Ahora ya no se puede.

    5. Los que consideran la posibilidad de una invasión de Rusia a Ucrania con el ejército regular son los mismos servicios de inteligencia que armaron y entrenaron por billones de dólares a un ejército de mentirijillas en Afganistán. No habrá invasión. Puede que haya operaciones de drones y ataques puntuales por un lado y por otro, acusándose mutuamente.

    6. Nunca entendí por qué muchos analistas occidentales, y LBNL también, consideran a Mariupol, puerta para llegar hasta Odessa. Por mucho que se repita, no conseguirán acercar ambas ciudades a las que separan 625 km. A Ámsterdam y París les separan sólo 509 km, y a nadie se le ocurriría decir que Ámsterdam es la puerta para llegar a París. Otros analistas se empeñaron en que Mariupol era la forma de conectar con Crimea, algo menos distancia, digamos Amberes-París, pero aun así Rusia hizo un puente de 17 km y se ahorró una invasión y centenares de kilómetros.

    7. El levantamiento de las sanciones contra Rusia no está condicionado al cumplimiento de Minsk sino, entre otras cosas, a la devolución de Crimea a Ucrania, cosa tan improbable (por no decir imposible) como que Rusia invada Ucrania. Así que las sanciones no se van a levantar probablemente en nuestro “life time”.

    8. Biden “evitará” una guerra que Rusia nunca ha planeado, así que saldrá “victorioso” de la cumbre, no aceptando líneas rojas de nadie.

    9. Rusia se considerará legitimada a armar a Bielorrusia de la misma manera, o más, en la que otros arman a Ucrania, y a colocar todo tipo de armamento en las fronteras de Bielorrusia con la OTAN (Polonia, Lituania…) y, por supuesto, de Rusia y parte ocupada de Ucrania con la Ucrania controlada por el gobierno, y quien sabe si en la frontera de Rusia con Finlandia. Exhibición fálica mutua.

  2. Gracias Hifernando por tan prolijo y, en general, acertado comentario. Pero, recapitulando:
    1 – Arabia Saudí no mata en territorio UE, al menos que se sepa, ni mata tanto fuera de su territorio. Y lo de Khasogi en su consulado en Estambúlgeneró muchísimo escarnio. No vale comparar peras y manzanas.
    2 – Discrepo. Lukashenko ha demostrado saber jugar bien a dos bandas durante décadas. Yanukovitch era un pelele que llegó al poder por fraude la primera vez y la segunda for deméritos de «los buenos», que la cagaron bien gorda. Y siempre con el apoyo ruso. A Lukashenko Putin le ha tratado de mover la silla mil veces pero al final recula y le consienten como mal menor. Al menos antes. Ahora ya está completamente en manos de Putin y puede que incluso le busquen un recambio rápido por ser tan histriónico.
    3 – Podría haber añadido que los tátaros llegaron por destierro de Stalin, que también es cierto. No lo es que no haya otras minorías lingúisticas reconocidas en Ucrania, como por ejemplo la húngara, a la que también han eliminado con la ley «indígena». Coincido en que hay ruso hablantes que se sienten muy ucranios y ucranio hablantes, menos, que son filo rusos. Pero el primero que identifica la lengua con la nacionalidad es Putin. Bueno, Rusia mayoritariamente.
    4 – Habla usted como si conociera el Dombás… 😉 El ejército ruso no entró formalmente pero el avión holandés se lo cargaron con un misil ruso. Es decir, apoyo a saco. Pero ojalá tenga razón con que no van a invadir. No lo tengo tan claro, precisamente porque Putin no puede perder la joya de la corona y la está perdiendo. En cuyo caso, esta vez invadir en condiciones…
    5 – Touché con lo de los servicios de inteligencia y eso que no menciona las armas de destrucción masiva en Iraq. Y como ya he dicho, ojalá tenga razón. Pero en esta ocasión los servicios de inteligencia lo único que señalan es que Putin está amasando todo lo necesario para invadir, que es condición indispensable aunque no suficiente, para hacerlo. Lo cual ya pone los pelos de punta.
    6 – Francamente yo tampoco entiendo lo de Mariupol como puerta hacia Odesa y me he limitado a repetirlo como un loro. Pero si que es un primer paso, ¿no? hacia Transnistria, garantizándose Rusia todo el control de Mar Negro.
    7 – Aquí hierra completamente. Hay diferentes tipos de sanciones. Sobre Crimea pesa una prohibición de importación y exportación que, como dice, no se levantará nunca. Las sanciones económicas a Rusia son por Dombás y si se llega a una solución pactada, se levantan al día siguiente. Se lo garantizo.
    8 – Me da igual cómo salga Biden. Lo que me importa es cómo salga Putin y espero que lo haga con un balance que le aconseje no invadir, tanto por las consecuencias negativas de hacerlo como por las positivas – incentivos – por no hacerlo.
    9 – De acuerdo. Mi artículo deja fuera un aspecto importante. La OTAN se concibió contra Rusia y no es de recibo que siga acercándose sin parar sin que Rusia reaccione. En cambio, creo que se deduce de la conclusión que no apoyo la extensión de la OTAN a Ucrania y Georgia. Por muchas razones pero la principal porque no creo que los habitantes de esos dos países vayan a vivir mejor sino muy al contrario.
    7 –

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