Pobre Marruecos

Carlos Hidalgo

Como pasa tantas veces al hablar de política internacional, la gente confunde al país con sus gobernantes. La tragedia de Marruecos, donde a esta hora se cuentan más de 2.000 muertos y decenas de miles de heridos, ha desencadenado en X, la red social antes conocida como Twitter, una cascada de mensajes racistas, xenófobos y cargados de odio que es difícil de digerir para nadie, excepto para quienes regurgitan semejantes rebuznos.

Pese a que es un país vecino cuyos intereses chocan demasiado con los nuestros, Marruecos es también un país maltratado, una pseudo democracia vigilada por una monarquía absoluta, más parecida a la Francia prerrevolucionaria del XVIII que a una monarquía parlamentaria moderna, como la de España.

Las democracias pueden ser muy corruptas, pero las tiranías lo son más aún. Una vez un mando de la Interpol me dijo que en España no tuvimos problemas de Mafia durante el franquismo porque el crimen organizado era el propio aparato del Estado, que se regulaba mediante prebendas, sobornos, intercambios de favores y prevaricaciones. Bueno, pues en Marruecos se podría decir que ocurre algo parecido. Y las economías que funcionan así no tienden a ser muy eficientes.

En Marruecos los índices de paro, pobreza y desigualdad están disparados, incluso para ser Marruecos. El país se beneficia de multitud de ayudas internacionales, la mayor parte de las cuales no llegan a los sufridos ciudadanos, sino al preboste de turno.

Este país, donde la gente construye aún casas de barro no por pintorescas, sino por falta de alternativas, es el que ha sufrido un terremoto, donde esas casas de barro han engullido a sus habitantes y donde los servicios médicos, el ejército y los servicios de rescate tiene problemas para llegar.

Marruecos está gobernado, en teoría, por Mohamed VI, Rey de Marruecos y Comendador de los Creyentes. Pero lo cierto es que su majestad pasa más tiempo fuera del país que dentro, ya sea en sus palacios o en su castillo de Francia, o en la enorme finca con palacios que posee en Gabón.

De hecho, el Rey ha permanecido silencioso 16 horas ante tamaña tragedia y ha vuelto a regañadientes a su reino para, imaginamos, coordinar la acción de gobierno y consolar a los familiares de las víctimas.

Estos datos, estas circunstancias y la evolución de esta catástrofe deberían ser observados con atención por España. Porque, aparte de la creciente agresividad de las autoridades alauitas hacia nuestro país, Marruecos trabaja duramente para reposicionarse en el escenario internacional, presionando para que el resto de países reconozca su anexión ilegal del Sahara, aliándose con Israel en temas de defensa y comprando armamento ultramoderno a los Estados Unidos.

Si Marruecos ya era un coctel peligroso antes de esta desgracia, ahora es más volátil todavía.

Un comentario en «Pobre Marruecos»

  1. El sentimiento anti marroquí que hay en España es muy intenso. No olvidemos que les gaseamos en los años veinte… Gran parte de la solidaridad con los saharauis viene de ahí, otra parte evidentemente no.
    Lo del Rey es otra cosa. Menudo elemento. Eso sí, últimamente ha conseguido réditos internacionales importantes, empezando con Trump. Y le ha plantado cara, con éxito, a Alemania, España y otros. Ahora bien, yo no veo creciente agresividad marroquí contra España. Ni eran tan pasivos antes ni son tan agresivos ahora, a mi juicio.

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