Poesía y locura: Martín Adán

Frans van den Broek 

¿Por qué la genialidad va tan a menudo aparejada al desequilibrio mental? ¿Por qué la poesía, en particular, se ha asociado desde antaño a la locura o al éxtasis? Estas son preguntas que han inquietado a la humanidad desde sus inicios, como lo demuestra el examen de las literaturas y filosofías antiguas, así como los estudios etnológicos o arqueológicos. Las respuestas, como es natural, dependen del ámbito cultural en las que se ofrecen y, por lo demás, debemos reformularlas en nuestros términos para comprenderlas. Esto es, lo que entendemos como enfermedad mental hoy no es lo mismo que entendía un griego o un escita, aunque es legítimo suponer que ciertas formas de comportamiento extravagante o delirante tienen similitudes suficientes como para agruparlos en la misma categoría. 

Como fuera, la relación existe y es más o menos ubicua, desde la manía platónica hasta el poeta romántico. En Perú tenemos incluso un poeta cuya conciencia de la relación fue menos genérica que personal, y le llevó a decidir, por cuenta propia, recluirse en el manicomio durante los últimos decenios de su vida. Martín Adán, seudónimo de Rafael de la Fuente Benavides, es uno de los más importantes poetas latinoamericanos, si bien su calidad como poeta no corresponde con su difusión o reconocimiento en el mundo hispanohablante, ya que es muy poco conocido fuera de las fronteras de su país, y aún en el mismo, y esto por varias razones. La principal, sin duda, es la dificultad de su poesía, pero a esto se aúna la propia personalidad del escritor, quien huyó de los rigores del mundo, y no se preocupó de cuidar su legado literario, ni de publicar sus poemas o de ensanchar su fama, a diferencia de muchos otros de menor calidad, como su compatriota Chocano o como el intenso, pero no pocas veces retórico Pablo Neruda.

 Martín Adán había nacido en Lima en 1908, en una familia de clase acomodada, aunque con fortuna menguante, y disfrutó de una educación exquisita en el famoso Colegio Alemán, que diera tantos intelectuales de renombre en su día. Su inteligencia y dedicación fueron apreciados muy pronto, y un agustino español, profesor de letras en dicho instituto, le guió en sus primeros pasos literarios. Fue un artista muy precoz, y a los 19 años publicó su primer libro, una novelita que cambiaría el panorama literario peruano para siempre, “La casa de cartón”, donde relata, a través de su personaje, sus vivencias infantiles y adolescentes en el entonces provincial balneario de Barranco. Subvierte los patrones familiares de la novela al asignar menos importancia a la anécdota que a las imágenes y sensaciones de los personajes, mediante el uso de un lenguaje muy trabajado, algo barroco y sensual, imbuido de melancolía e inocencia. Se dice que trabajó esta novela desde los catorce años, como ejercicios literarios para su colegio. Quien la lea, se sorprenderá de la madurez literaria del autor, y si bien el tono es por completo distinto, la comparación con Rimbaud no puede estar lejos de su mente al hacerlo. El libro fue muy bien recibido por el estamento intelectual de su tiempo, contando entre sus valedores a nombres de la talla de Luis Alberto Sánchez, quien le escribió el prólogo (y quien había sido su profesor en el susodicho Colegio Alemán) o de José Carlos Mariátegui, el socialista peruano, quien le escribió el colofón, y lo acogió en las páginas de su importante revista Amauta, donde publicó varios poemas también.

 El pronto reconocimiento literario auguraba una carrera brillante para Martín Adán, lo que resultó ser cierto, en el sentido de que produjo después algunas de los poemarios más importantes de nuestra literatura, como “Travesía de Extramares”, una serie de sonetos de perfecta ejecución y cerrado hermetismo, insertos en la tradición literaria de occidente por medio de constantes referencias a nombres centrales de la misma, y dedicados a Chopin, muchas de cuyas piezas van referidas antes de los poemas. La erudición de Martín Adán fue siempre asombrosa, y comprueba lo que otros escritores han probado también en Latinoamérica, que es la pertenencia de nuestra literatura no tanto a las fronteras de las nacionalidades, sino a la república de las letras humanistas de Europa y, sin exagerar, incluso del mundo. Piénsese en Borges, o en Cortázar, cuyas semejanzas con el espíritu que animó la obra de Adán es innegable. Estos sonetos están escritos en un lenguaje muy propio, una mezcla de arcaísmos y barroquismos con expresiones simbólicas y referencias metafísicas, de comprensión difícil, aunque de una musicalidad compleja y entrabada. Más tarde aligeraría el hermetismo de su poesía hasta casi el lenguaje coloquial, pero Martín Adán tuvo predilección por la forma del soneto, que parece el formato más adecuado para su rigor retórico y sus expansiones filosóficas. Desde entonces, su poesía es una larga meditación sobre la necesidad de lo Absoluto y la imposibilidad y tragedia humanas para alcanzarlo. Dos largos poemas suyos, “La mano desasida” y “La piedra absoluta”, toman Machu Picchu como asidero de reflexión, y pueden considerarse sin temor entre los mejores poemas metafísicos de la lengua castellana, una lengua, como se sabe –a diferencia de la inglesa, o la alemana-, no demasiado prolija en poemas de este tipo. Si debemos creer a Machado, todo buen poeta debe tener una metafísica y expresarla de algún modo en su poesía. Martín Adán cumple este designio de modo flagrante, desgarrado y bello, jamás abandonando ciertos límites formales, como la rima asonante o una prolija atención a las necesidades rítmicas de sus versos sueltos.

Lo antedicho haría suponer, como dije, una brillante carrera literaria para nuestro autor, pero, a pesar de su inicial fama, y el respeto de sus colegas y de cierto público, y hasta del gobierno, a través de algún premio, el destino de Martín Adán acabaría siendo tan trágico como muchos de sus poemas. Su pasado infantil había sido reposado, pero no exento de sinsabores, como la ausencia del padre, muy pronto separado de su mujer, o las urgencias económicas que los llevaron a vender propiedades y a mudarse a Barranco, para salvar dinero y sobrevivir mejor. Un hermano pequeño suyo murió muy joven, hecho que dejó huella en la memoria del autor, expresada en un hermoso poema, “Aloysius Acker”, de ceñida hechura y hondura religiosa. En la casa familiar vivió siempre, además, un tío que sufría de locura, dado a sonidos de espanto y a comportamiento inestable, algo que obsesionó a Adán, no sólo por la obvia razón de su presencia, sino por el temor a compartir con el tío algún rasgo familiar que lo llevara también a él a semejante estado de invalidez y horror. Si es verdad que algunas formas de demencia tienen una base biológica, sus temores no estaban del todo desencaminados y hasta es probable que los hechos posteriores lo hayan probado, pero sería especular demasiado el afirmarlo. Estos fueron años, además, de mucho vaivén político, con dictaduras inútiles y democracias enclenques que se alternaban, pero por sobre todo, fueron años de inmenso cambio social, no sólo en Perú, sino en todo el mundo, con las guerras mundiales de por medio, y la creciente industrialización y sus fenómenos aledaños, como la inmigración masiva a las ciudades. Para un hombre de la sensibilidad de Martín Adán –y, por una vez, siento que estas palabras no son un cliché, o un lugar común para referirse al supuesto refinamiento de los poetas, sino una fidedigna relación de los hechos- estos cambios, la mayoría de los cuales significaron una alteración radical del orden establecido, no pudieron ser siempre recibidos con beneplácito, y antes bien debieron tenerse como signos del caos esencial del mundo exterior, por lo que la búsqueda de una interioridad absoluta –o de un Absoluto cuyo lugar de aprehensión era interior, si se quiere- debió de ser no una postura romántica, sino un imperativo del alma. Martín Adán, a pesar de sus simpatías con las clases marginales, patente en sus primeros poemas, de su amistad con importantes socialistas o apristas de la época, de su temple humanista y libertario, decidió mantenerse alejado de todo pensamiento o movimiento político, sin rechazo expreso de los mismos, como no fuera la ausencia de su obra. La política debió de ser una más de aquellas formas de conciencia desgarrada que estructuran los contornos febriles del mundo. Su reposo, su esperanza, por fútil que fuera, no estaba allí, sino en la poesía, que cultivó hasta el día de su muerte.

Poco a poco, a pesar de su fama, de su inteligencia, de su familia, de su poesía y de sus lecturas, Martín Adán se deslizó hacia el alcoholismo que ha segado la vida de tantos escritores y creadores durante toda la historia conocida. Si un trasfondo de proclividad a la inestabilidad mental lo llevaron a la adicción o el alcohol a la inestabilidad mental, nunca lo sabremos. Quizá ambos factores sean ciertos a la vez. El caso es que Martín Adán empezó a dejarse llevar por su necesidad de intoxicación, y que jamás logró desde entonces hacerse cargo de su vida, ni ejercer una profesión que le permitiera sobrevivir. Fue la generosidad de amigos y admiradores las que le mantuvieron en vilo durante muchos años. Se cuenta una anécdota, quizá apócrifa, en la que Martín Adán se encuentra meditabundo sentado en una plaza central de Lima, pensando, imaginan los transeúntes, en la transitoriedad de la vida y en la fragilidad de lo material. Tras largo tiempo se le acerca al fin un amigo, que le pregunta por el motivo de tan concentrada y larga meditación. Estoy dudando, responde el poeta, sobre si gastarme el dinero de este premio que me han dado –unos mil soles de la época, cantidad respetable entonces- en una borrachera de mil soles o en mil borracheras de a sol. No importa si dijo o no alguna vez estas palabras. Simbolizan, en todo caso, la enfermedad que se apoderó de él desde cierto momento de su vida.

 Pero Martín Adán no se dejó llevar tan fácilmente al abismo. O lo persuadieron a que lo hiciera o lo decidió por propio instinto de supervivencia, el caso es que sus últimos decenios, como dije, los pasó en un manicomio, al cuidado del personal del mismo, viviendo de lo que algunos amigos pudieran darle, en especial el editor Juan Mejía Baca, quien sería responsable además de la edición parcial de sus poemas hasta que apareció en 1982 una edición de sus poemas completos, al cuidado de Ricardo Silva Santisteban. Porque Martín Adán sufriría, pero no dejaría de escribir, en cuanto papel encontrara, en servilletas, cuadernos, papeles sueltos, lo que fuera, y su producción fue considerable, y jamás de calidad inferior. Dejó por completo de darle importancia a su aspecto exterior, desaliñado y feraz, como lo demuestran las fotos de sus últimos años. Recuerdo que alguna vez, en mi primera juventud, logramos meternos con algunos amigos en el manicomio de Larco Herrera, donde permanecía entonces, con el sólo objeto de verle, si teníamos suerte, paseando por sus reposados jardines, o asomándose a la ventana con su bigotito canoso y sus escasos pelos que buscaban en toda dirección la serenidad que su alma anhelaba, pero no pudimos encontrarle. El viejo lugar exhumaba una calma sibilina, como si detrás de cualquier árbol fuera de pronto a atacarnos un loco peligroso, aunque los alrededores, llenos de vegetación y ancianos árboles, tenían la belleza de las casas vetustas. Para nadie es secreto que no son los enfermos mentales los primeros beneficiados de un servicio de salud deficiente, por lo que la elección de Adán se nos hizo incomprensible. Hablamos con algún trabajador de los jardines, a todas luces un loco tranquilo, quien nos dijo que si acaso veríamos al poeta, como le llamó, por la parte de atrás, pero que también podría estar en la parte de adelante, pero que en realidad nadie sabía dónde estaba el poeta, porque no era loco, sino poeta. Esta explicación me conmovió, por quien la dijo, y por cómo la dijo, con una sonrisa inducida tal vez por la clorpromazina o por el asentamiento de su mente en un remanso de irrealidad que ya hubiera querido tener yo, pero sin la locura. Me permitió comprender, siquiera lejanamente, qué es lo que buscaba Martín Adán, algo así como decirle a un mundo que no aguantaba que lo dejara en paz, mientras escribía poesía, que era ya entonces lo único que quería hacer en esta vida. En culturas antiguas se comprendió esta necesidad quizá mejor que en la nuestra, aunque uno no puede estar seguro. Se comprendió quizá que había ciertos individuos cuya mente, cuya alma, cuyo cerebro, llámese como quiera, no era como el de los demás, sino que había recibido la gracia de la creatividad y la inteligencia, pero pagando el precio de la realidad cotidiana, del mundo conocido por todos y tolerado por todos, pero que se presentaba a estas almas torturadas o extáticas como un vértigo y hasta una traición. A estos individuos había que hacerlos mediums shamanísticos, contadores de historias, músicos, danzantes dionisíacos, labradores de versos, bufones, lo que fuera, pero jamás obligarles a seguir los surcos que seguimos nosotros, pues suyo es el camino del delirio, de la insensatez. Martín Adán nació en una cultura y una época que exigía de él una carrera de abogado, una corbata todos los días, una familia decente, una muerte en su cama, rodeado de sus nietos. Pero no era este el destino que pudo o quiso tener. Murió en cambio en soledad, con sus amigos los locos, y nadie sabrá ya dónde está, porque él no era loco, sino poeta. Esto ocurrió, en nuestro calendario, en el año 1985. En el suyo, no sabemos.

19 comentarios en “Poesía y locura: Martín Adán

  1. La poesía es un arma cargada de futuro, (de Gabriel Celaya).

    Frans van den Broek: no soy yo el más adecuado para felicitarle y decir que su articulo es magnifico.

    Maldigo la poesía concebida como un lujo,
    cultural por los neutrales,
    que lavándose las manos se desentienden y evaden,
    maldigo la poesía de quien no toma partido,
    partido hasta mancharse.

    Loco es el que no razona, y doy fe que Vd. si lo hace, pero de que manera tan poco convincente, desde mi punto de vista. Que habilidad para enmascarar una pretendida cordura, la creencia interesada de reafirmar lo que uno no es. Loco él, es decir, yo no estoy loco. Tonto él, es decir, yo no soy tonto.

    Cuando se mira de frente
    los vertiginosos ojos claros de la muerte,
    más se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
    fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
    como un pulso que golpea las tinieblas.

    Martín Adán, como Vd. dice no estaba loco, simplemente era poeta, pero detrás de esta afirmación se esconde una velada justificación del hecho creativo, genial, como un acto de locura. «Â¿Por qué la genialidad va tan a menudo aparejada al desequilibrio mental?»; pregunta capciosa que revela la extrema cordura que Vd. sufre. Despéinese un poco, por favor.

    Quiero daros vida, provocar nuevos actos,
    y calculo por eso, con técnica, que puedo.
    Me siento un ingeniero del verso y un obrero
    que trabaja con otros a España
    a España en sus aceros.

    Que bajo caemos cuando decimos que «A estos individuos había que hacerlos mediums shamanísticos, contadores de historias, músicos, danzantes dionisíacos, labradores de versos, bufones, lo que fuera, pero jamás obligarles a seguir los surcos que seguimos nosotros, pues suyo es el camino del delirio, de la insensatez.»

    Poesía para el pobre,
    poesía necesaria como el pan de cada día,
    como el aire que exigimos trece veces por minuto,
    para ser en tanto somos, dar un si que glorifica.

    Puede ser locura, puede ser poesía, puede ser un sueño que labra su camino conjuntamente con la evolución de la realidad, pero pensar que la vida puede tener valor capital para la supervivencia y la sostenibilidad, y que este valor se puede incorporar al sistema económico para cubrir las míseras deficiencias del sistema capitalista, puede ser forzosamente poético, pero responde a una necesidad plausible. No es locura, es razocinio del que casi nadie quiere saber.

    Porque vivimos a golpes,
    porque apenas si nos dejan decir que somos quienes somos,
    nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
    Estamos tocando el fondo.

  2. Buenos dias Frans van den Broek,caballeros callejeros y cabellleras al viento:

    Creo que cuando Frans van den Broek leyó esta poesia de Neruda,vio que el camino de su destino le llevaba a escribir en Debate Callejero para Amistad Civica…ejem….lean,lean…

    AYER

    Todos los poetas excelsos
    se reían de mi escritura
    a causa de la puntuaciòn,
    mientras yo me golpeaba el pecho
    confesando puntos y comas,
    exclamaciones y dos puntos
    es decir, incestos y crímenes
    que sepultaban mis palabras
    en una Edad Media especial
    de catedrales provincianas.

    Todos los que nerudearon
    comenzaron a valiejarse
    y antes del gallo que cantó
    se fueron con Perse y con Eliot
    y murieron en su piscina.

    Mientras tanto yo me enredaba
    con mi calendario ancestral
    más anticuado cada día
    sin descubrir sino una flor
    descubierta por todo el mundo,
    sin inventar sino una estrella
    seguramente ya apagada,
    mientras yo embebido en su brillo,
    borracho de sombra y de fòsforo,
    seguía el cielo estupefacto.

    La próxima vez que regrese
    con mi caballo por el tiempo
    voy a disponerme a cazar
    debidamente agazapado
    todo lo que corra o que vuele:
    a inspeccionarlo previamente
    si está Inventado o no inventado,
    descubierto o no descubierto:
    no se escapará de mi red
    ningún planeta venidero.

    (Creo que cuando ,Frans van den Broek ,termino de leer esta poesia ,al ver el camino de su destino ,escucho en sus adentros ,por primera vez un…»JAJAJA…que nervios»)

  3. Ayer el ex-ministro de economia ,Montoro ,nos dedico uno de los momentos mas poeticos de la historia politica de España,que pasara a los anales de la historia (como diria Rosa Hype) «en el sentido mas peyorativo del termino».
    Poesia mediatica que extasio a Fernando,que ayer levitaba …levitaba….levitaba….viendo como Montoro mostraba su cabreo,perplejo y esceptico lleno de ironia que traslucia su ulcera de ansia por volver a ser aquel respetado miembro del gobierno y digo «miembro» (como diria Rosa Hype) «en el sentido mas peyorativo del termino»……JAJAJA…que nervios.

    Este comentario lo dedico al recuerdo de Poch ,el cantante de Derribos Arias que murio en la mas triste locura heredada de sus ancestros.

  4. Como no hay dos sin tres.

    Antes de ayer vi un reportaje en Redes …¡si ,en Redes, ¿pasa algo?, eh!… ¡ah, bueno!….pues como os iba diciendo ,Eduard Punset charlaba con el antropólogo Richard Wrangham, de la Universidad de Harvard, en busca de los orígenes de nuestra inteligencia y de los comportamientos más humanos.

    http://www.redesparalaciencia.com/94/redes/redes-12-aprender-a-cocinar-nos-hizo-humanos-proxima-emision-el-219

    «La especie humana es la única que cocina sus alimentos, una costumbre que fue clave en el gran desarrollo de nuestro cerebro y nuestra inteligencia. Pero es también la especie animal, junto con los chimpancés, donde existe una mayor violencia cruel hacia el otro».

    El Mundo ha cambiado mucho desde que Vainica Doble nos cantó una cancion de Joaquin Sabina (lo siento Don Cicuta,hoy estoy un poco…»espesao»…jeje)

    Siempre que vuelves a casa
    me pillas en la cocina
    embadurnada de harina
    con las manos en la masa

    niña no quiero platos finos
    vengo del trabajo
    y no me apetece pato chino
    a ver si me aliñas
    un gazpacho con su ajo y su pepino

    papas con arroz, bonito con tomate
    cochifrito , caldereta, migas con chocolate
    cebolleta en vinagreta, morteruelo,
    lacon con grelos, bacalao al pil-pil
    y un poquito perejil

    chiquillo que yo hice un cursillo
    para Cordon bleu
    eso ya lo se pero chiquilla
    dame pepinillos
    que yo los remojare
    con una copita de ojen

    papas con arroz, bonito con tomate
    cochifrito, caldereta, migas con chocolate,
    cebolleta en vinagreta, morteruelo,
    lacon con grelos, bacalao al pil-pil
    y un poquito perejil

    papas con arroz,bonito con tomate,

    *****

    Hay que estar zumbao para escribir una cancion como esta ¿verdad?….jeje.

  5. Magnífico artículo el de hoy, como todo lo que nos trae Frans van den Broek.

    Celia Peschero –colaboradora de Borges– escribió a Martín Adán la carta que sigue:
    Martín Adán: ¿El motivo de esta carta? Además del simplemente afectuoso, que es el más importante, este otro: pedirle a usted datos sobre su propia vida, si es posible, contados con toda la sal que usted sabe poner en cuanto dice y escribe, porque he ofrecido un artículo sobre usted en La Nación… yo recién comienzo a publicar allí y quiero escribir un artículo humano, en el que se sienta su sangre y su piel… Sé que todo este asunto puede resultarle muy fastidioso. Pero en nombre de la simpatía que nos unió en cuanto nos conocimos, en nombre del cariño que yo le tengo, en nombre de mi profunda admiración por usted, por favor acceda a mis ruegos. Deje usted de lado toda su bohemia o vuélquela íntegra en lo que me escriba y… hábleme de usted. ¿Lo hará?
    La respuesta del poeta fue el poema que sigue:

    E s c r i t o a c i e g a s

    ¿Quieres tú saber de mi vida?
    Yo sólo sé de mi paso,
    De mi peso,
    De mi tristeza y de mi zapato.
    ¿Por qué preguntas quién soy,
    Adónde voy?… Porque sabes harto
    Lo del Poeta, el duro
    Y sensible volumen de ser mi humano,
    Que es un cuerpo y vocación,
    Sin embargo.
    Si nací, lo recuerda el Año
    Aquel de quien no me acuerdo,
    Porque vivo, porque me mato.

    Mi Angel no el de la Guarda.
    Mi Angel es del Hartazgo y Retazo,
    Que me lleva sin término,
    Tropezando, siempre tropezando,
    En esta sombra deslumbrante
    Que es la Vida, y su engaño y su encanto.
    Cuando lo sepas todo…
    Cuando sepas no preguntar…
    Sino roerte la uña de mortal,
    Entonces te diré mi vida,
    Que no es más que una palabra más…
    La toda tuya vida es como cada ola:
    Saber matar,
    Saber morir,
    Y no saber retener su caudal,
    Y no saber discurrir y volver a su principio,
    Y no saber contenerse en su afán…
    Si quieres saber de mi vida,
    Vete a mirar al Mar.

    ¿Por qué me la pides, Literata?
    ¿Ignoras acaso que en el Mundo,
    Todo de nadas acumuladas,
    De desengrandar infinitudes,
    No sino un trasgo
    Eterno, sombra apenas de apetito de algo?
    La cosa real, si la pretendes,
    No es aprehenderla sino imaginaria,
    Lo real no se le coge: se le sigue,
    ? para eso son el sueño y la palabra.
    ¡Cuídate de su atajo!
    ¡Cuídate de su distancia!
    ¡Cuídate de su despeñadero!
    ¡Cuídate de su cabaña!
    ¿Quién soy? Soy mi qué,
    inefable e innumerable
    Figura y alma de la ira.

    No, eso fue al fin… y era al principio,
    Antes de donde el principio principia.
    Soy un cuerpo de espíritu de furia
    Asentada y de aceda ironía.
    No no soy el que busca
    El poema, ni siquiera la vida…
    pon un animal acosado por su ser
    Que es una verdad y una mentira.
    ¡Es tan simple mi ser, y tal ahogo,
    Con punzada en nervio y carne!…
    Yo buscaba otro ser,
    Y ése ha sido mi buscarme.

    Yo no quería ni quiero ya ser yo,
    Sino otro que se salvara o que se salve,
    No el del Instinto, que se pierde,
    Ni el del Entendimiento, que se retrae.
    Mi día es otro día,
    Algún no sé dónde estarme,
    A dónde no sé ir en mi selva
    Entre mis reptiles y mis árboles,
    Libros y cementos
    Y estrellas de neón.
    Mujeres que se me juntan como la pared y como nadie…
    o como madre,
    Y el recién nacido que sobre mí llora,
    Y por la calle
    Todas las ruedas
    Reales y originales.
    Así es mi día cabal,
    Hasta la última tarde.

    El Otro, el Prójimo, es un fantasma.
    ¿Existe el aire,
    Donde te asfixias y recreas
    Respirando, tu cuerpo inane?
    ¡No, nada es sino la sorpresa
    Eterna de tu mismo reencontrarte
    Siempre tú los mismos entre los mismos muros
    De las distancias y de las calles!
    ¡Y de los cielos estos techos
    Que nunca me ultiman porque nunca caen!
    Y no alcancé al furor de lo divino,
    Ni a la simpatía de lo humano.

    Lo soy y no lo siento ni así me siento.
    Soy en el Día el Solitario
    Y el absoluto en la Zoología si pienso,
    O como carnívoro feroz si agarro.
    ¿Soy la Creatura o el Creador?
    ¿Soy la Materia o el Milagro?
    ¡Qué mía y qué ajena tu pregunta!…
    ¡Quién soy? ¿Lo sé yo acaso?
    ¡Pero no, el Otro no es!
    ¡Sólo yo en mi terror o en mi orgasmo!
    ¡Y con todos mis sueños resoñados,
    Y con toda la moneda recogida,
    Y con todo mi cuerpo, resurrecto
    Tras cada coito, ciego, vano, sin pupila!…
    ¡Cuando no seas nada más que ser,
    Si llegas a la edad de la agonía!…
    ¡Cuando sepas, verdaderamente,
    Que es ayuntamiento de muerte y vida! …
    ¡Entonces te diré quién soy,
    Seguro sí, que ya sin voz, Amiga!
    Que se curan con hierbas eficaces
    Los puros animales que te hablan
    Allá, entre piedras inmateriales
    El mundo real y la ciencia humana,
    Donde, con una pelota
    Los muchachos aparentes hediondos gozaban.

    Sí, la vida es un delirio así, y sin embargo,
    En esa vida no estuvo mi nada,
    Ninguna, pero real, pero celeste o volcánica.
    ¡Qué tarde llega el Tiempo
    A su punto de olvido o de sensibilidad!
    Viene arrastrando, como el aluvión,
    De cúmulo, de suelo, de humanidad.
    ¡Cuán a destiempo llega uno a sí mismo!
    ¡Cuán inesperado y desesperado cualquier ya,
    Todo yo que cae con el Tiempo
    Desde nunca siempre y para siempre jamás!
    ¡Qué madrugada eterna no dormida
    Lo del resolverme en el hacer y en el pensar!
    La Soledad es una roca dura
    Contra la que arroja el Aire.
    Está en cada pared de la Ciudad,
    Cómplice, disimulándose.
    Me arrojo o me arrojo, sin cesar
    Yo soy mi.impedimento y mi crearme.

    La Poesía es, amiga,
    Inagotable, incorregible, ínsita.
    Es el río infinito
    Todo de sangre,
    Todo de meandro, todo de ruina y arrastre de vívido…
    ¿Qué es la Palabra
    Sino vario y vano grito?
    ¿Qué es la imagen de la Poética
    Sino un veloz leño bajo un gato írrito?
    Todo es aluvión. Si no lo fuera,
    Nada sería lo real, lo mismo.
    El Amor no sabía
    Sino tragarse su substancia
    Y así la Creación se renovaba.

    Todo me era de ayer, pero yo vivo;
    Y a veces creo, y la Vez me amamanta.
    No soy ninguno que sabe.
    Soy el uno que ya no cree
    Ni en el hombre,
    Ni en la mujer,
    Ni en la casa de un solo piso,
    Ni en el panqueque con miel.
    No soy más que una palabra
    Volada de la sien,
    Y que procura compadecerse
    Y anidar en algún alto tal vez
    De la primavera lóbrega
    Del Ser
    No me preguntes más,
    Que ya no sé…
    Supe que no era lo que no era, no sé cómo, y todo era
    Hasta la cosa de mi nada.

    Y fui uno no sé cuándo,
    Persiguiendo, por entre numen y maraña
    Dentro de ella, yo, nacido y flaco, ya con todas las armas,
    Yo por todo paso que me hacía,
    A ello persiguiendo… a la palabra
    A cualquiera,
    A la de la madriguera o a la que salta.
    Si mi vida no es esto
    ¿Qué será la vida?… ¿Adivinanza?…
    Que me dé tiempo el Tiempo, a más del.suyo,
    Y yo me reharé mi eternidad;
    Lo que me falta,
    Porque la eché… me estuvo un momento demás.
    ¿Sabes de los puertos encallados,
    Del furor y del desembarcar,
    Y del cetáceo con mojadísimo uniforme,
    Que no nada y cae ya?
    ¿Sabes de la ciudad tanta,
    Que me parece ciudad,
    Sino cadáver disgregado,
    Innumerable e infinitesimal?
    Tú no sabes nada;
    Tú no sabes sino preguntar,
    Tú no sabes sino sabiduría
    Pero sabiduría no es estar
    Sin noción de nada, sino proseguir o seguir
    A pie hacia el ya.

  6. Gracias Frans por algo tan bueno,
    y gracias Santiago Amistad y Fernando.
    Entrar en el blog hoy después de muchos días y leer todo esto me ha producido una emoción muy fuerte. Siento parecer sensiblón.

    Con perdón por interrumpir la cadencia espiritual de las entradas, hoy también puede ser el día para recordar a otro loco latinoamericano, apenas muerto en la cárcel castrista. Recomiendo la semblanza de Hernández Busto: Zapata el irreductible.
    http://www.penultimosdias.com/2010/02/26/zapata-el-irreductible/

    » ni siquiera sus compañeros de disidencia se explican cómo este albañil y plomero de raza negra sacó valor para participar…»

    Hay un comentarista del blog que lo explica: era imbécil y le empujaron a ello, se lo merecía.

    A la mayoría de los inadpatados no les salva la inspiración ni la belleza. Se van a la mierda sin más.

  7. Yo lo que siente es parecer, mejor dicho, más bien ser, en exceso incapaz de alcanzar la profundidad necesaria para que me llegue la poesía, es más, cuanto mejor es, a decir de los demás, más me cuesta. En fin, una no puede darle a todo… En todo caso, gracias por culturizarme con el nombre y vida de este poeta y, también, traer a colación el tema de la relación entre genio y desequilibrio, que siempre me ha interesado pero que no acabo de comprender bien.

  8. La semblanza de Zapata es estremecedora, que crueldad tan violenta, que sufrimiento aislado, que falta de compasión por parte de la dictadura más larga del mundo.
    Estoy con trigolimpio en que es extraño que gente que se indigna con castro no se indigne con los genocidios de otras partes del mundo, pero ello no obsta para que la de los castro sea la dictadura más larga, con la excepción, quizás, de la de corea del norte, y por tanto, merecedora de cierta atención singular

  9. Mira ,H2S3,para empezar a entender la poesia hay que empezar de cero leyendo poesias faciles….bueno es un decir pero faciles o simples o escuetas o bueno …ya sabes ¿no? ,donde no haya que hacer mucho esfuerzo,para que te dejes llevar a ese mundo lleno de musas…al fin y al cabo.

    Te pondre un ejemplo que te servira para entrar en materia y poder «progresar adecuadamente» en este mundo que tanto te cuesta.

    La primera poesia que debes leer es esta:

    Yo.
    Tú.
    Nosotros.

    Espero que este fin de semana aproveches para sacarle todo el jugo existencial que hay detras de ese poema tan…..jó!….es que emociono…..ay!….jeje.

  10. Muchas gracias, queridos amigos, por todos los comentarios, por la intensa poesía de Celaya, por haber sacado no sé de dónde el hermoso poema de Martín Adán. Quiero decir, ¿estaba el poema en la red, en alguna página dedicada a la poesía, o se tomó Fernando el trabajo de copiarlo entero? Además, esto demuestra que Adán no es tan desconocido, lo cual me alegra mucho. El poema es, por cierto, uno de sus más asequibles, lo cual también se agradece. Hay una antología de sus poesías en Visor, a cargo de Mirko Lauer, si no me acuerdo mal. Junto con Vallejo, Martín Adán es el más importante poeta peruano del siglo pasado, sin querer ser injusto con tantos otros que también merecerían ser nombrados.
    Y gracias también por recordarnos la tragedia de Cuba, aquel hermoso país que merecería un sistema democrático moderno, que, estoy seguro, lo haría grande otra vez, si no se apropian de él los inversores extranjeros, por supuesto, y lo convierten de nuevo en lupanar de los ricos. Como diría Vallejo, perdónemen la tristeza, pero es la única reacción ante la tragedia de aquel hombre. Leed el poema de Vallejo: «España, Aparta de mí este cáliz». Me viene a la memoria, por su carácter universal. La poesía es, en verdad, un arma cargada de futuro.

  11. 7. y 8. Se me hace difícil dirigirme a una letra (H) y un numero (253), pero deduzco por lo que he leído que detrás de este galimatías se manifiesta una mujer resignada a no comprender el sentido de la poesía de los demás. Tómese en serio las clases de Amistad Cívica, pues siendo serio siempre encuentra el toque de humor original para hacer poesía.

    Por mi parte me sorprende que sintiendo compasión por Zapata no sienta el sentido anímico de la poesía. Si Vd es compasiva, tiene sentido del humor. La base de la compasión reside en el humor y éste también es necesario para comprender la poesía. El «sentido de humor» deja ver la vida de otra manera y como la poesía deja ver cosas que de otra manera no se verían.

    La compasión ante la desgracia, el error, el fracaso o la falta, es una forma elevada, aguda e ingeniosa de humorismo. «La causa de la risa no es otra cosa que la súbita percepción de la incongruencia entre un concepto y su objeto real». La práctica del humor nos lleva a ser benignos con nosotros mismos y con los demás.

    La humanidad del hombre se conforma reconociendo y aceptando los propios limites. Se orienta, y pone las bases para hallar el sentido de su vida. En la tarea de aceptarnos, el humor o su otra expresión, la compasión, juega un papel fundamental en la tarea de construirnos como seres humanos.

    La poesía nos ayuda a cambiar el punto de vista desde el cual percibimos y como percibimos, es decir la perspectiva desde la que sentimos, nos ayuda a ver de manera distinta, a provocar un renacimiento, un cambio profundo en nuestro sistema mental, pensamientos y sentimientos, y nos predispone hacia el disgusto, el rechazo, ante todo lo que se presenta defectuoso, fallido, errado. La perspectiva es una forma de preconocimiento, una forma de «prepararse o disponerse a percibir.

    El perfeccionista vive desde una «lógica anticipada» de cómo deberían ser las cosas. Correctas, sin fallas, impecables, intachables. Aunque el perfeccionista hace las cosas con verdadero esmero, nunca obtiene la sensación de satisfacción. A todo le pone «peros». Tiene la necesidad de estructurar la realidad. De volverla consistente y segura, de que las cosas, las personas y las situaciones sean indefectibles, está alimentado por la disposición a enjuiciar, a criticar, a descalificar. Con el rechazo se fomenta la inclemencia, la falta de compasión.

    Quien vive sin sentido de humor tiene dificultades para ser compasivo. El sentido del humor reconoce a la realidad limitada, el derecho a ser defectuosa. De aquí que el sentido del humor sea un anhelo de comprender o acoger la vida misma. El humor ayuda a aceptar la condición indigente del ser y al conjunto de los limites existenciales.

  12. ¿Qué se puede hacer para que la muerte de Zapata no se olvide, para sacar la rabia y la indignación y el asco que produce el hecho de que ese hombre haya vivido como ha vivido y haya muerto como ha muerto? Y de que haya muchos otros que están viviendo igual, mientras los demás lo ignoramos. Para evitar que se puedan seguir cometiendo en el mundo barbaridades semejantes.
    El día antes de conocer su muerte, estuve hablando con una amiga que acababa de llegar de Holguín, el lugar de nacimiento de Orlando Zapata. Había ido, con un programa de intercambio, a dar clases de economía durante 15 días a profesores de universidad de allí. Venía horrorizada. No sólo por la falta absoluta de libertades, por el miedo a hablar que tenían aquellos profesores, sino por las condiciones de miseria que había en Holguín: NO HABÍA CRISTALES EN LAS VENTANAS, ni en las de la Universidad ni en las casas, no había agua potable, les llegaba el agua en unos camiones con problemas de abastecimiento, no hay leche líquida, sólo en polvo o condensada y sólo tienen derecho a tenerla las familias en que hay niños de haste 7 años, los profesores tomaban notas con lapicero en unas libretas antiguas, por supuesto, nada de ordenadores ni nada parecido… no sé, ponía los pelos de punta su relato.
    Al día siguiente de este relato nos enteramos de la muerte, del asesinato más bien, de este chico. Y no pude evitar imaginarme cómo sería la cárcel de Holguín (si la Universidad era como es) y las otras en las que «vivió» tantos años.
    Cuando

  13. Muy interesante el relato de Frans sobre Martín Adán. Desconocia totalmente a este poeta. Fernando se ha ganado también mi gratitud por traernos uno de sus poemas con lo que completa la narración de Frans. Impresionante el relato «Ãºltimos dias» que Tareq(#6) nos descuelga sobre Zapata. Cruzando ambos asuntos me viene a la memoria el poeta cubano Reinaldo Arenas que también sufrió carcel, torturas y al que no le daban papel para que no pudiera escribir, pero él seguía escribiendo refugiado en los parques de la Habana. La dictadura cubana ha sido la gran estafa del siglo XX. Al Ché Guevara, Castro le encargó los juicios sumarios a militares y policías de Batista nada más terminar la ocupación de la Habana. Fue muy duro ejecutando sin más contemplaciones a todo aquel que hubiese torturado y matado. Menos mal que murió peleando en Bolivia, si no le hubiera tocado justificar la muerte de Zapata, bajo el slogan de que estaba al servicio del imperialismo yanqui. Y lo hubiera hecho, como tantos izquierdistas que no pueden tolerar que se les hunda su mito.

  14. A propósito de la muerte de Orlando Zapata, escribía alguien aquí:

    » (…) Por eso cobra sentido la decisión de Orlando Zapata, que es el ejemplo extremo de la dignidad humana llevada a sus últimas consecuancias ante la opresión de la tiranía total. Cualquier otra opción para Orlando habría sido la de ceder, la de someterse a la sinrazón y la violencia de los sátrapas caribeños, y el no quería mendigar misérrimas mejoras en su condición de preso político a cambio de humillarse y renunciar a sus convicciones más profundas. Orlando comprendió pronto que la resistencia última consiste en decir NO a la injusticia absoluta siempre y en cualquier circunstancia, aún a sabiendas de que puedes perder la vida por ello.»

    O sea, que si el señor Zapata hubiera optado por seguir viviendo, ¿debiera haber sido criticado? ¿De verdad se cree que esa -dejarse morir-, era «la única opción» que tenía? ¿Lo de dejarse morir es «un ejemplo extremo de dignidad humana»? ¡Qué bobada tan grande!

    No comparto en absoluto ese aparente respeto que (¿cosas de la «corrección política»?) se muestra hacia los huelguistas de hambre, sobre todo si consuman su decisión fanática. Porque se trata de un acto fanático, un acto de violencia -aunque se haga contra uno mismo-, que se escenifica ante la sociedad. Me da igual que se trate de una víctima de la dictadura castrista o de una marroquí con club de fans en un aeropuerto.

    Ahora, son otro cuatro o cinco los que se han puesto en huelga de hambre.La huelga de hambre, tan tremendista, siempre suele producir ese tipo de emulación. Y siempre suele provocar esa corriente de aparente (e inverosímil) admiración, de hipócrita veneración a la memoria del suicida teatral, que es lo que suele ser el huelguista de hambre, si es verdadero (por ejemplo, ETA nunca ha dado huelguistas de hambre de verdad, algo bueno tenían que tener).

  15. Vaya humor Barañain!!! vaya humor Magallanes!!!… jejeje

    Saludos a Sicilia.

    Ya se:

    Tu. = Amistad Cívica.
    Yo. = el lector.
    Nosotros. = ¿tú y yo? ¿tú y él?¿Tu y nosotros? ¿Tu y ellos?¿ nosotros y ellos?¿vosotros y ellos?¿ o solo vosotros?

    ¿Nosotros es vosotros? que paradoja!!! jejeje…

    Porque vivimos a golpes,
    porque apenas si nos dejan decir que somos quienes somos,
    nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
    Estamos tocando el fondo.

    Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
    más se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
    fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
    como un pulso que golpea las tinieblas.

    Siempre Celaya y Zapata.

  16. Estoy totalmente de acuerdo con el comentario de Barañaín. No había leído la frase que comenta «â€ (…) Por eso cobra sentido la decisión de Orlando Zapata….». Fui a buscarlo a ver de quién era. Pensé que tenía que ser de alguien concreto. Tenía que ser. Y era. Es lo que tiene irse conociendo.

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