Sobre la autoridad

Lope Agirre

Algo grave está pasando en este país, cuando los profesores piden, hasta desgañitarse, que se les considere “autoridad pública”, algo que Esperanza Aguirre les ha concedido en su predio-corte-cortijo de Madrid. Si ahora piden autoridad es que consideran que no la tienen, y si no la tienen ahora es que alguna vez la tuvieron y la perdieron. La pregunta es: “¿Qué sucedió, para que perdieran la autoridad?”.

Creo, sinceramente, que la respuesta no es sencilla. Antes, cuando Franco mandaba, los maestros tenían, además de autoridad, que es algo que corresponde a quien tiene la función social de enseñar, poder, mucho poder, y una vara para demostrarlo. Los buenos maestros no necesitaban pegar. La autoridad que, como un aura, desplegaban sobre sus alumnos era como una luz paralizante y atrayente. Recuerdo a los muchos buenos maestros que hemos tenido los Agirres, con cariño. Nos pasábamos horas viéndoles hablar y gesticular. Ser buen maestro no es fácil. Hace falta algo más que ciencia. Algo más tenían, claro, los buenos maestros que recuerdo. Y si los recuerdo es porque ese algo más me confiaron. Recuerdo que don Antonio Machado recordaba al maestro don Francisco Giner de los Ríos:

           “Su corazón repose

           bajo una encina casta,

           en tierra de tomillos, donde juegan

           mariposas doradas…”

Machado fue profesor. León Felipe, también. Es necesario mirar hacia atrás y contemplar, sin nostalgia, todo lo que aquella generación de perdedores a la postre, hizo en favor de la cultura y de la política, concebida como ejercicio humano, participativo y democrático. La cultura humanizó la política, y, ésta, atrajo a la cultura a la calle y a los mercados, la hizo descender de su pedestal, y las ideas tomaron tierra y se mancharon.

Los malos maestros pegaban y castigaban, igual que los malos padres, igual que los malos maridos, novios, amantes, igual que los malos policías. Hace poco leí en una novela de género que un buen policía es aquel que no necesita pegar, ni torturar, ni violentar situaciones para conseguir lo que quiere, la confesión del crimen. Si la policía pega y la gente, el público, no sólo se alegra, sino que pide un poco más, es que nos hemos acostumbrado a la violencia, como medio para conseguir los fines. Pero hablar de la violencia es hablar de la realidad. Otra cosa es regodearse con el espectáculo de la violencia, como sucede en muchos programas de televisión. En tiempos de Franco la violencia estaba institucionalizada y bendecida. Si uno iba a casa diciendo que el profesor le había pegado, era probable que recibiera de nuevo “jarabe de palo”, como se le llamaba. A veces era el padre el que iba adonde el profesor y le decía, como excusándose. “A mi hijo le puede pegar, seguro que lo tendrá merecido”. Ahora los profesores se quejan de que los alumnos les pegan, les insultan, les hacen la vida imposible. Y si van a quejarse a los padres, ellos son los primeros en defender a los hijos. “Algo habrá hecho usted, señor profesor”. A veces, hay también quejas en ese aspecto, son los padres los que golpean al profesor, “para que aprenda”.

Una vez, el Agirre de aqueste blog, fue a un instituto, perdido en tierras fronterizas, a dar una charla sobre Gabriel Aresti, maestro de poetas. A los alumnos, la verdad sea dicha, les interesaban más las tribulaciones del club de fútbol local, que las verdades del poeta. La charla, por tanto, resultó un auténtico desastre, desde el punto de vista comunicativo. Como un profesor les afeara su conducta, con el argumento de que había que respetar a quien venía de fuera, para enseñarles algo que ellos desconocían, uno de ellos, el líder supongo, respondió que los profesores, y también los poetas, vivían gracias a los impuestos que pagaban sus padres, por los que éramos sus asalariados, y mejor haríamos en callarnos la boca. Era la primera vez que escuché dicho argumento, pero no ha sido la última. He visto padres airados afear la conducta de buenos profesores, por haberse atrevido a suspender a sus hijos, con el siguiente argumento: “A usted le pago yo, por eso hará  lo que le diga”. Para dichos padres el oficio de profesor, uno de los oficios que mayor responsabilidad conlleva, queda degradado al de criado, siervo de la gleba. Las sociedades capitalistas postmodernas crean dichos engendros, el concepto de ciudadano se trastoca y se convierte en el de cliente. Y el cliente tiene razón, siempre, aunque nada sepa sobre pedagogía.

El problema es más grave de lo que parece. Entra dentro del conflicto que enfrenta a lo público y a lo privado dentro de las sociedades actuales. Porque, según los datos, cuando se habla de problemas de autoridad nos estamos refiriendo a los que existen en la escuela pública, no en la privada. El servicio público es un servicio universal, y no particular; es un servicio dirigido a todos, sin distinciones. En el ámbito privado, la autoridad se ejercita y se hace valer de otro modo. Tiene también que ver con el concepto de ciudadanía, o con su defecto. En este blog se ha escrito, atinadamente, sobre el tema. Tiene que ver con la transición de una sociedad pobre y limitada en recursos a otra opulenta. Ha llegado antes el dinero que la educación, y eso se nota, vaya. Nos hemos metidos de hoz y coz en la sociedad de consumo, sin ponernos a pensar que la educación no es un objeto de consumo, que es algo más.

Pero también creo que los propios educadores han hecho dejación de su autoridad, y utilizo el término no en el sentido fáctico, sino simbólico. Y creo que desde el poder se ha apoyado esa dejación. La prueba es que la figura del médico no ha perdido ni un ápice su autoridad, ni su prestigio. Pero claro un médico es un médico, cuida de los cuerpos. Y un profesor cuida de las almas. Pero, ¿a quién le importa?

Sin embargo sólo la educación puede hacer ciudadanos capaces de intervenir e impulsar políticas más justas y más solidarias. Y quien lleva, por ahora, la antorcha de la educación es el profesor.

27 comentarios en “Sobre la autoridad

  1. Gracias, Lope.

    Peliaguda y grave cuestión. Que la suscite tu tía Esperanza, lista como un zorro (y no es que quiera cambiarle de sexo), es claro indicio de que el asunto preocupa.

    Algunas ideas:

    – La crisis de la autoridad en los colegios es, seguramente, consecuencia de la crisis general de la autoridad en toda la sociedad, y muy especialmente en el seno de las familias. Aquí voy a parecer Rouco Sifredi (muy bueno, Salaberria), pero tengo la impresión de que entre los padres de hoy en día lo más habitual es pasar de los hijos. Educar, formar, implica disciplina, esfuerzo, dedicación; lo que a menudo es cansado o desagradable. Yo diría que abunda alarmantemente la claudicación preventiva frente a cualquier obligación paterna (o materna). Niños obesos, chavalines exhibiendo calzoncillos de marca, muchachitas impúberes que scrbn txts n s mvls… todos ellos son manifestaciones, grimosas, del mismo fenómeno.

    -Puede que sea el mío un planteamiento muy conservador, pero a mí el «coleguismo» padres-hijos me parece un despropósito. Por movimiento pendular, del autoritarismo del padre que impartía doctrina y hostias se ha pasado en muchos casos a una especie de régimen asambleario familiar. Sospecho que hay por ahí tres o cuatro influyentes pedagogos a los que habría que internar en alguna institución de régimen cerrado. Tengo también, como tú, la intuición de que la hiperabundancia (los niños acceden a sus caprichos sin esfuerzo) no brinda un buen estímulo docente.

    – Los profesores son en la actualidad unos santos. Ir a dar clases en un instituto de algunos barrios en Madrid es como marcharse a misiones, con las ventajas de que te desplazas en autobús y de que no hay malaria (de momento). Para enseñar ahora debes no sólo saber de lo tuyo, sino tener una vocación docente descomunal, sensibilidad de asistente social, entrenamiento como mediador de conflictos y, por tu propio bien, nociones de jiu-jitsu.

    – Al final, en el dinero debe estar parte de la solución (como siempre). Si la actividad que la sociedad recompensa a base de remuneraciones atractivas es, por ejemplo, lo que hacen las petardas de los programas de la tele, la profesión del petardeo se hace deseable. Hay que pagar bien a los profesores. El dinero no da respeto, pero ayuda mucho.

    De todos modos, siempre que se tratan estos temas uno tiene la sensación de déjà écouté y de que está muy mayor: ¿No era esto lo que le escuchaba yo a mi padre -«Â¡Andónde fuéramos con aquesta juventud perdularia, que non conosce principios nec moral!»- en sus años seniles?

  2. El debate sobre la autoridad de nuestros profesores es uno de los preferidos de los sectores más conservadores de nuestra sociedad. Un debate que conecta directamente con otro no menos recurrente: la falta de valores de nuestra juventud. Para estos sectores conservadores la autoridad y los valores de nuestra juventud se restablecen con un determinado modelo de educación, con un modelo muy concreto de escuela y con un determinado discurso ideológico.

    Veamos qué piensa Esperanza Aguirre sobre el particular: durante su primera legislatura en la Comunidad, la educación pública madrileña perdió 20.000 alumnos en favor de la enseñanza privado-concertada. En el curso 2007/2008, y en la capital de Madrid, el 70% de los alumnos de 1º de ESO estaban matriculados en la enseñanza privada-concertada. De seguirse esta política, que nada hace pensar que se cambiará, en 2011 no llegará al 30% de alumnos los matriculados en la enseñanza pública en el conjunto de la Comunidad para 1º de la ESO. La enseñanza pública madrileña recibe a 8 de cada 10 alumnos extranjeros y a 8 de cada 10 alumnos con dificultados. El 80% del crecimiento alumnos en la enseñanza privada a nivel nacional, en 2007, correspondía a la Comunidad de Madrid.

    Son unos breves datos para que nos hagamos una idea a qué destina doña Esperanza los recursos públicos en materia de enseñanza, a qué modelo de escuela con su correspondiente discurso ideológico. Un modelo que con la misma insistencia que combate asignaturas como educación para la ciudadanía transmite que el aborto es un crimen o ser homosexual una aberración, por poner dos simple ejemplos.

    El anterior consejero de educación, Peral, ya aclaró que su modelo de educación era el privado, algo que ha seguido el actual, con el visto bueno entusiasta de doña Esperanza, como los datos demuestran.

    Mientras doña Esperanza desvía la atención de sus graves responsabilidades en el tema con discusiones convenientemente situadas en el triángulo padres-alumnos-profesores que le dejan a ella a salvo, el desfalco de la enseñanza pública (como el de la sanidad pública) sigue su camino triunfal.

    Me quedo con don Antonio

    Una tarde parda y fría
    de invierno. Los colegiales
    estudian. Monotonía
    de lluvia tras los cristales.

    Es la clase. En un cartel
    se representa a Caín
    fugitivo, y muerto Abel,
    junto a una mancha carmín.

    Con timbre sonoro y hueco
    truena el maestro, un anciano
    mal vestido, enjuto y seco,
    que lleva un libro en la mano.

    Y todo un coro infantil
    va cantando la lección:
    «mil veces ciento, cien mil;
    mil veces mil, un millón».

    Una tarde parda y fría
    de invierno. Los colegiales
    estudian. Monotonía
    de la lluvia en los cristales.

  3. Mis dos progenitores han sido maestros de escuela durante toda su vida laboral, de modo que puedo decir que conozco bien las frustraciones que el asunto de hoy genera en los docentes. Básicamente, como suele ser habitual, estoy muy de acuerdo con lo que expone Teoura. Siendo padre, también comprendo lo difícil que es dedicar tiempo a educar a tus criaturas y lo fácil que es caer en la tentación de que se encarguen otros: ponte a ver la tele, juega a la play (o la Wii), tómate una whopper y a mí déjame en paz. Poco que añadir, salvo que la respuesta no puede ser volver a los tiempos del Florido Pensil y las hostias (de comunión y/o contusión).

    Cambiando de tema y volviendo a lo de la TDT. Disculpen que llegue tarde a la discusión.

    Editorial de EL MUNDO, de 25.6.2005:

    «EL GOBIERNO DEL PSOE AJUSTA LAS CUENTAS CON EL MUNDO

    Denunciábamos anteayer el favoritismo de Zapatero hacia el grupo de Polanco, al que va a permitir en breve abrir las emisiones de Canal Plus. Pero sólo era el primer acto de una descarada exhibición de sectarismo maniqueo. El Gobierno asestó ayer otro durísimo golpe al pluralismo y la libre competencia al aprobar una serie de medidas que pisotean los derechos adquiridos de Veo TV, sociedad en la que participa EL MUNDO. Habría que remontarse a los peores tiempos del felipismo para hallar un precedente tan lesivo y arbitrario del ejercicio del poder contra un medio crítico.
    La vicepresidenta Fernández de la Vega se jactó de haber conseguido «la muerte de la televisión al servicio de los partidos» cuando lo que en realidad ha hecho el Ejecutivo con estas medidas es fomentar la concentración, perpetuar la politización de la televisión pública y favorecer a sus amigos y aliados. […] El agravio no puede ser más grande ni el ensañamiento mayor […]. El atropello es tan flagrante que sólo puede comprenderse como una especie de ajuste de cuentas del Gobierno del PSOE con el diario que descubrió la corrupción y el crimen de Estado durante su anterior etapa en el poder. Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío y ahora habría que añadir que con una buena ración de talante se enmascara mejor. EL MUNDO va a agotar todas las vías jurídicas para defender sus intereses. Pero, al margen de cual sea el desenlace de estas acciones legales, tomamos nota de cual es la verdadera faz del Gobierno porque si alguna ventaja tiene lo ocurrido es que se ha quitado al fin la careta.»

    Editorial de

  4. Aghh, maldito teclado, le he dado a enviar antes de tiempo. Continúo aquí mismo…

    Editorial de EL MUNDO de 20.9.2009:

    «Zapatero rompe el cordón umbilical con el pasado

    […] Y es que, en realidad, este episodio supone la culminación de aquel nuevo proyecto en la medida en que implica la ruptura del cordón umbilical que unía al partido de Zapatero con el viejo felipismo. […] Tiene gracia que se le reproche enquistamiento y falta de transparencia a un gobernante que ha dado entrevistas a todos los medios de comunicación de algún relieve, no ha tomado represalias con ninguno y ha cedido buena parte del obsesivo control sobre la televisión pública. Y, sobre todo, que eso se haga desde la óptica de quienes formaban parte de un sistema en el que se vulneraba la ley tanto para ayudar a los amigos como para machacar a los que no lo eran. Zapatero está siendo un mal gobernante. […] Pero esto no obsta para que cuando llegue ese momento haya que reconocerle un esfuerzo por practicar el juego limpio en las relaciones entre el poder político y la prensa. […] Sólo queda desear, pues, que lo ocurrido ayer no sea flor de un día y el PSOE aprenda a vivir sin «madrastra» ni «padrastro».»

    Es lo que me gusta de Pedro Jota. Siempre tan coherente y constante en sus intereses: yo, yo, yo, yo.
    Espero que el Gobierno no cambie madrastra y padrastro por semejante “padrino”.

  5. Crimen y castigo.
    En mi infancia ,tuve una maestra, a la que recuerdo cuendo fuimos a visitarla a su casa ,en la cama tumbada ,por que le habia caido en la cabeza el niño recien nacido,que habia arrojado la cigüeña de Paris.
    En mi transito a la divina juventud,tuve un maestro,Don Juan,un hombre ancho de barriga pominente.
    Un buen maestro,que tenia la autoridad de ejercer el castigo.
    «Margalida» era el castigo,una regla de madera que daba en nuestros traseros ,prodsuciendo una sensacion extraña,entre gustito y dolor extremo.
    A Don Juan le teniamos,aprecio,respeto y miedo….pero mas a Margalida.
    Margalida siempre estaba ahi,aunque se rompiera por la mitad,sempre Don Juan nos traia una nueva y ufana Margalida,nos la presentaba y vuelta a empezar.

    En mi divina juventud,el respeto lo exigiamos,muchas veces visite » el banquillo» del jefe de estudios,una buena forma de aprender a enfrentarse en una declaracion jurada ante un juez.
    Por regla general siempre habia bronca y castigo….pero Margalida,ya no estaba….me daba igual…yo sigo en mis treces.. queremos «participar de verdad» le decia al jefe de estudios…..claro esta que me referia a «instigar al alboroto general de la clase ,mediante gracietas a destiempo»…..jeje.

    En fin ,con la transicion,mi vida y la de tantos otros cambio.
    Ahora solo espero no haber decepcionado a mis hijos.
    Yo les di la libertad,ejerci el castigo y ellos escogieron su camino vital.

    Cuando miro a mi nieta,se que ella tendra una buena enseñanza…de los errores se aprende.

  6. Como estaba previsto, El país cierra esta ofensiva última con un editorial sobre el Comité Federal del PSOE. Sin mayor interés que el de de confirmar que no hay propósito alguno de enmienda por parte de los chantajistas desairados. Como sabían que nada iba a demostrar esa supuesta crisis interna que se han empeñado en vender -y que el resto de la prensa le ha comprado-, se trataba de convertir esa refutación en prueba de lo contarrio, en la demostración del cierre de filas por el peligro de reconocer esa supuesta debilidad. En fin, un ejercicio clásico de manipulación del periodismo.

    Como de alguna forma había que llenar el editorial, hoy se ha criticado que ZP haya utilizado esa reunión para adelantar uno de sus planes que tiene que ver con los ayuntamientos. ¡Que poca sensibilidad institucional! se queja el editorialista ante lo que ve como una muestra más de ese nefasto estilo de gobierno que ellos critican. Como complemento, entrevista en la Cadena Ser a ese personaje tan de actualidad para la política española, J C Rodríguez Ibarra (¿será posible que sean incapaces de encontrar a algún dirigente actual crítico con ZP?).

    Curiosamente, uno de los comunicadores de plantilla de PRISA, Carlos Carnicero, se descuelga hoy (en «El Plural») con otra entrega de la misma cantinela con la que lleva varios días (los que dura la ofensiva de su patrón) pero hoy, miren por donde, critica la intervención de Zapatero en el Comité Federal de su partido justamente por el motivo contrario al que utiliza El País. «El presidente Zapatero no concretó nada de sus planes de gobierno para los próximos meses».

  7. Hola a todos!!

    Hola Lope Agirre, me gusta el artículo, muchas gracias, estoy muy de acuerdo y también con Teoura (será posible?… otra vez?jeje) El tema del artículo es parte de una pregunta de examen: El Declive del Programa Institucional… muy oportuna…jeje Creo que de esto sabe mucho D. Cicuta…

    Fernando… sabes lo único que tuve que cambiar de la Frago?? La matrícula frontal, que no se leía bien…jeje (y he vuelto a poner de las antiguas) bueno y el aceite y el vinagre, los arreglos leves se quedan como arreglos leves pendientes siempre…jeje

    Saludos!!

  8. El ex ministro popular participará en la marcha del domingo próximo
    Mayor Oreja: El derecho de la mujer al aborto es “una aberración”.

    A la derecha nunca le han gustado las aberraciones que son constitucionales:

    El divorcio.El derecho de la mujer al divorcio es “una aberración”.
    El aborto.El derecho de la mujer al aborto es “una aberración”.
    EpC.El derecho de la mujer a la EpC es “una aberración”.
    etc…etc…
    Para la derecha:
    Los derechos de las mujeres son “una aberración”.Ellos limpian sus trapos sucios en casa.

  9. Gracias Lope Agirre por su sentido artículo (aquellos alumnos con los que no conectó en su charla se perdieron conocer, siquiera un poco, al gran poeta G. Aresti).
    Ciertamente es un tema complejo, y una profunda distorsión de su papel central, pretender que los enseñantes se conviertan en *los* educadores. Incluso la terminología al uso es, me perece, un tanto equívoca; pues llega a llamar ministerio de educación a lo que fundamentalmente es enseñar conocimientos, aunque entre esos conocimientos tengan un sitio relevante los valores universales. Creo, como Sanchez Ferlosio, que la labor fundamental del enseñante es esa, formar, que no educar. Ahora bien, comparto con Lope que estamos trastocando el concepto de ciudadano por el de cliente y ello lleva a una injustificable subvaloración de quienes tienen la fundamental tarea de formar a nuestros descendietes. ¿Es, en este estadio, importante más dinero para los profesores?. Yo entiendo que lo primero de todo es poner en valor la enseñanza pública, dotándola de todos los recursos formativos necesarios, incluyendo los sueldos de los maestros -en primer lugar- y de los profesores, y evitando al máximo que se convierta en un gueto mientras la concertada deja de cumplir sus obligaciones o, en su caso, dejar de subvencionar la enseñanza concertada.

  10. No había leído los editoriales de El Mundo que Premafrost trae en 3 y 4. Impagables los dos puestos frente a frente. Yo también deseo que no cambiemos madrastras y padrastros por algunos padrinos, pero tengo dudas que algunos no sea eso lo que justamente están intentando. Y lo peor: que lo consigan.

  11. Amistad… a la derecha hay que meterle un derechazo…jajaja qué juego de palabras tan buscao… estoy que me salgo…jeje

  12. Muy interesante y oportuno tu artículo, Lope, sobre la educación y la autoridad. Aunque el tema es muy complicado, tengo alguna cosa medio clara: habría que dotar a la enseñanza pública de medios (los datos que da Polonio de lo que está pasando en Madrid son escalofriantes), porque, si la tónica general es su continuo desprestigio, lo lógico es que pierda autoridad. Respecto al tema de que hoy los padres no se ocupan de sus hijos -y antes sí-, me parece que es un comentario bastante simplista. Si hoy se ocupan menos, los que se ocupan menos, me atrevería a decir que es porque las madres trabajan y los abuelos no están tan a mano como antes. La solución a este tema es difícil y tiene muchos ángulos desde los que se debería atacar. Con todo y con ello, es decir, aunque las madres hoy tengan menos tiempo para ocuparse de sus hijos, en ningún caso me parece que los tiempos pasados fueran mejor por definición, sino más bien al contrario. Los padres hoy, por otra parte, tienen muchos más conocimientos sobre lo que se debe y no se debe hacer con un niño. No olvidemos las burradas del pasado, que había muchas. No digo con eso que no haya que criticar actitudes del presente, por supuesto. Pero niego la mayor de que antes fuera mejor. Era distinto.

  13. L A LEY: Sobre los niños educados en la moda o el modo actual de educar

    Los niños/as nacen con un potencial y unos recursos enormes que les permitirán, con una gran dedicación, ayuda, cuidado, amor y autoridad por parte de los padres básicamente, educadores y, en su defecto o ausencia, cualquier adulto, pasar de ser unos bebés, incapaces incluso de mantenerse vivos por sí solos, a adquirir la condición de personas adultas.

    Todo este inmenso y larguísimo proceso de crecimiento, formación, educación, socialización y, en definitiva, de constitución y estructuración de un aparato mental con el que van a funcionar durante toda su vida, así como el desarrollo de su carácter y personalidad, se basa fundamentalmente en el aprendizaje de “en qué consiste la vida y cómo manejarse en ella de la manera más adecuada”. Y dependerá en gran medida de cómo se haya realizado todo el proceso educativo del niño.

    Para llevar a cabo esta tarea, difícil y de gran responsabilidad, en la que participan tanto padres/educadores como los propios niños, creo que hay que conocer y tener en cuenta ciertas nociones elementales que muchas veces ni se plantean.

    En primer lugar, se debe tener conciencia del cometido tan importante que tiene uno ante sí y de sus consecuencias. Es muy importante tener claro quién es el/los responsables de este proyecto (No es lo mismo sentirse responsable de algo, la educación de unos hijos, que pensar que los niños ya vienen predeterminados y no hay que hacer nada).

    También es muy importante tener un objetivo y unas metas, y saber que para lograrlo se requiere de mucho esfuerzo, habilidad y algunos conocimientos. Todo proceso de desarrollo exige de un criterio, método y sistema, sin los cuales es muy difícil llevar a cabo una labor ordenada y encaminada en una dirección adecuada a unos fines.

    Hay que saber que la responsabilidad es de los padres. Otros educadores son secundarios, no pudiendo olvidar que ellos ostentan la autoridad y el ejemplo a seguir, debiendo ser un modelo constante y coherente para los niños, y por esto nunca pueden estar en un mismo plano. No son colegas. Los padres, como representantes de los adultos, deben ser un modelo a imitar, a admirar y a seguir. Las imposiciones, cortapisas, renuncias y prohibiciones necesarias en el proceso evolutivo serán mas fácilmente aceptadas y toleradas si provienen de los padres que de cualquier otro adulto, ya que éstos son las personas más queridas (idolatradas, incluso) por los hijos, que estarán más dispuestos a renunciar a un deseo o impulso si la contrapartida es que los papás les quieran. Freud decía que los niños sólo se humanizan por miedo a perder el amor de sus padres.

    Los niños no tienen una ciencia infusa ni vienen con las cosas aprendidas. Tienen que aprenderlo todo. Absolutamente todo. Observando niños nos damos cuenta de los logros que hacen: p.e. en el primer año de vida adquieren conocimientos y capacidades casi día a día, y en los años sucesivos, continuamente. Se rigen al comienzo por el principio del placer y el instinto de supervivencia, diferenciándose muy poco de cualquier otro animal. No saben, por sí solos, lo que está bien y lo que está mal, lo que les conviene y lo que les perjudica, lo que es bueno y lo que es malo para ellos y mucho menos para los demás, los demás no existen. LO QUE SE PUEDE Y LO QUE NO SE PUEDE HACER.

    El principio del placer les impulsa a buscar la satisfacción sin demora y a intentar conseguir el placer (el alimento – pecho materno) de inmediato (el que más llora, más mama), de manera totalmente egoísta ya que no existe otra motivación que no sea sobrevivir. El unir sistemáticamente la sensación de placer que produce el alimento caliente, calmando el dolor del hambre, con el afecto materno que acompaña al amamantamiento, va promoviendo el desarrollo de la afectividad. La capacidad de exigencia es ilimitada y el egoísmo total – periodo de la vida definido como narcisista -. A cualquier bebé le estorba todo lo que no sea su mamá alimentándolo.

    Poco a poco, el bebé va cediendo en sus pretensiones, pero siempre en aras de un interés propio. Los niños no tienen adquirido un sentimiento ético ni altruista, solamente lo pueden adquirir a base de experiencias impuestas, obligándoles desde fuera a hacer algo para obtener otra cosa. Esto, en cierto modo, sigue ocurriendo toda la vida. La mayoría de los humanos nos pasamos la vida haciendo cosas para obtener otras. El carácter, la personalidad, la sociabilidad, el modo de comportarse y de relacionarse y, en fin, lo que será ese niño cuando sea un adulto, dependerá fundamentalmente de su educación y de cómo transcurra ese periodo de la vida tan importante, que es la infancia. La adolescencia, se puede decir, es la última oportunidad de corregir o cambiar algunas cosas, pero no todas, y siempre pagando un alto precio.

    La frustración, algo muy mal visto actualmente por los padres que parecen empeñados en eliminarla a toda costa de la vida de sus hijos, es algo real, que existe y con lo que todos tenemos que aprender a funcionar. Además, es estructurante y necesaria para desarrollar, entre otras cosas, la inteligencia. Cuando se frustra a un niño en sus pretensiones, éste tiene que poner en marcha capacidades y recursos, es decir, pensar de qué manera puede seguir por el camino de la vida utilizando mecanismos más adecuados a su nueva edad y situación, es decir adaptándose. Llorar y berrear ya no producen los efectos deseados y hay que arreglárselas de otro modo. El principio de realidad se impone, sustituyendo al principio del placer. Los demás existen, también quieren cosas y utilizan muchos métodos para conseguirlas. Ahora, además de la mamá, existe un papá que además es muy importante para la mamá. El mundo ya no es mamá y yo. Ahora es mamá, papá y yo, y además mamá y papá forman una pareja, son mayores y yo soy pequeñito y estoy fuera. Esta frustración, que no es la primera de la vida, es tan buena como que cuando es tolerada, salva al niño de las patologías más severas. A lo largo de su vida se encontrará con muchas más frustraciones -la llegada de un hermano p.e.- y su capacidad de disfrutar durante toda su vida dependerá mucho de su capacidad para tolerarlas.

    Este arduo y largo proceso de aprendizaje, en el que un bebé tiene que aprender a ser una persona, es muy difícil, imposible sin mucha ayuda. Los niños necesitan unos padres adultos y seguros de lo que están haciendo con unos criterios muy claros y firmes y una aplicación sistemática y rigurosa de los mismos; con la autoridad suficiente y necesaria que represente la ley para imponer los límites y normas tan necesarios en todo el proceso educativo. Es necesario que, en todo este recorrido, los niños se sientan depositarios de grandes dosis de amor y afecto, sin lo cual tampoco podrían crecer o al menos, crecer bien. Necesitan sentirse seguros y protegidos, en todos los sentidos. Creo que lo uno va intrínsecamente unido a lo otro. Esta combinación es la que da como resultado una buena educación y una buena crianza en lugar de castigos caprichosos, límites cuando convienen, o normas porque interesan y, en el otro extremo, consentimiento, mimos, caprichos: la mala educación por excelencia, que tiene como resultado niños insoportables para todo el mundo, incluso para ellos mismos.

    Quizá la palabra que mejor englobe todo esto es “cuidar”, en su sentido más amplio. Cuidar es pensar en, querer a, dar lo mejor, alimentar, limpiar, acariciar, escuchar, vigilar, atender, preocuparse por, acompañar, dar, quitar, corregir, proteger, prohibir, frustrar, reñir, castigar, premiar, elogiar, criticar, enseñar muchas cosas: a ser limpio, a ser ordenado, a compartir, a respetar, a soportar el aburrimiento y el dolor, en definitiva enseñar todo lo que sabemos los mayores y que nos ha sido tan útil y necesario.

    El desarrollo de la inteligencia tampoco es fortuito y suele ir unido al abandono del egoísmo infantil al ir creciendo, pero en este logro y desarrollo también necesitan ser ayudados. Si, de manera egoísta, intentan imponer sus deseos porque sí, de manera caprichosa y se les satisfacen, no harán los esfuerzos necesarios por buscar otros caminos de funcionar y de conseguir las cosas. Por duro que les resulte entender esto a los padres, es una realidad el que los niños necesitan sentir sus deseos frustrados, es decir, no satisfechos, para desarrollar sus recursos cognitivos. El sentir enfado, rabia, impotencia ante la negación de algo muy apetecido obliga al niño a pensar que ese modo impositivo de conseguir la satisfacción ya no le vale. Ahora, es más mayor. Ya no cuelan sus argumentos o la falta de ellos, mejor dicho, y ahora tiene que pensar y desarrollar otros mecanismos.

    La educación tiene mucho que ver con el trato con los demás, con el respeto, con la diferenciación Yo – no Yo ó Yo – Los Demás, Niño – Adulto. Mundo Interno – Mundo – Externo, ayuda a no confundir y a entender. Todos los adultos, mejor o peor, hemos adquirido estos conceptos y los niños necesitan adquirirlos, como todo, poco a poco, pero desde el primer día. Todas estas cosas son difíciles y requieren mucho tiempo y perseverancia. No se adquieren todos estos conceptos de golpe, no resulta más fácil hacerse con ellos de pronto por ser mayor, ocurre lo contrario. Si en cada momento evolutivo no se ha logrado ir funcionando así, luego resulta imposible. La adversidad, el dolor, la frustración promueven estos modos de funcionar propios del adulto y también de los niños, en diferentes grados. Los niños que actúan como sería propio de un niño de un año, dos o tres años menor, resultan niños poco armoniosos y estas fallas son de difícil solución. Cada edad es muy diferente de las demás pero en cada una de ellas se deben encontrar estas adquisiciones aunque en diferente grado y se debe entrar en la pubertad con estas cosas realmente aprendidas de forma automática y sistemática.

    Cada día de la vida de un niño, desde su nacimiento, ese niño tendrá que aprender que sus demandas infinitas no pueden ser satisfechas y, si lo son, llegará un momento en el que tenga que vérselas con el mundo real y se manejará muy mal. Sus potenciales recursos intelectuales, sus procesos reflexivos y autocalmantes, su tolerancia a la frustración, no funcionarán. Sus recurso cognitivos y los procesos de pensamiento por haber sido bloqueados, interceptados, no desarrollados y la tolerancia a la frustración porque será baja o inexistente.

    Desde muy pequeñitos, los niños deben entender que las cosas que hacen o no hacen tienen consecuencias, buenas o malas y que hay una relación directa entre sus acciones y lo que ocurre a continuación. Es evidente que para enseñar esto a un niño se le debe decir, en primer lugar, qué cosas puede hacer, qué cosas debe hacer y qué cosas están prohibidas y después tratar de ser lo mas coherente posible. Los niños no siempre están dispuestos a renunciar a algo que no pueden hacer, pero es mas fácil ayudarles a que resignen ciertos deseos si cada vez que aparecen, encuentran la misma respuesta. La debilidad, aunque sea en una ocasión, abrirá las puertas a la esperanza de que esa ocasión se repita alguna vez y los intentos de conseguirlo se multiplicarán inútilmente con la consiguiente frustración, injusta en este caso.

    Los niños, jóvenes y adultos nos enfrentamos continuamente a pruebas en las que se nos examina y juzga con el resultado del éxito o fracaso. Y en todas estas circunstancias vitales resultamos calificados, de una u otra manera, y no por casualidad, sino que generalmente, dejando de lado la suerte o mala suerte, será consecuencia de lo que hayamos hecho nosotros mismos. Nuestro bagaje infantil ayudará mucho si nos han enseñado a tolerar la frustración (y no hay otro sistema de enseñar esto más que frustrando), o por el contrario, nos deja desprotegidos frente a estas situaciones adversas del destino, muchas veces con graves consecuencias. El consuelo ya no estará en mamá o papá dándonos algo compensatorio sino en nosotros mismos, si es que nuestros padres nos han provisto de las herramientas para hacer frente a las adversidades, si nos han advertido de ellas y si nos han favorecido el saber manejarnos con ellas.

    Las personas vivimos en una sociedad. Estamos, desde que nacemos, sometidos a unas reglas y normas de convivencia que nos vienen impuestas desde fuera y con las que parece estamos satisfechos, ya que, cuando otros se las saltan, no nos gusta. Estamos continuamente sometidos al juicio de los demás, a la crítica positiva o negativa y al reconocimiento por nuestros méritos o al castigo por nuestra falta de cumplimiento, de eficacia o competencia por parte de otros. El cómo nos relacionamos con los demás (caer bien o caer mal), parecer simpático o antipático, colaborador o individualista y egoísta, ser apreciado o no, ser indiferente o incluso aborrecido por otras personas, depende absolutamente de lo que hacemos.

    La ley y las normas existen y se vigila su cumplimiento. Lo sabemos todos y todos transgredimos alguna, pero es muy diferente saber que existen y que su no cumplimiento puede tener una consecuencia muy negativa, que ni siquiera saber que existen, sentirse tan omnipotente que se pueda pensar que se está por encima de todo.

    Los niños tienen todo el derecho a aprender que todas estas cosas que sabemos los mayores son así. Es injusto que no se les advierta e instruya en que la vida no es hacer libremente lo que quieran porque de esa forma, no podrán ir muy lejos.

    Para educar bien a un hijo me parece imprescindible quererle mucho, que es algo muy diferente de consentirle mucho, casi diría que es algo bastante opuesto. Para llevar a cabo toda esta larga labor educativa es necesario proporcionar al niño una seguridad, un orden, una organización, unas normas muy claras e inamovibles en cada momento evolutivo y unos límites para que sepan siempre a que atenerse, y las consecuencias buenas y malas que tendrán sus acciones. Un niño que no sabe a que atenerse se siente perdido, a la deriva, a merced del humor o del capricho del mayor que esté a su cargo o del suyo propio.

    OBLIGAR a un niño a cumplir sus tareas, las que sean, las que estén estipuladas. A tener un horario, una hora de desayunar, de comer, de cenar, de hacer los deberes, de recoger, de ver la tv o de jugar, etc. A tener una alimentación adecuada, una higiene. Enseñarle a hacerse cargo de sus cosas, de recoger sus libros, sus juguetes, su ropa, a dejar el baño recogido. Enseñarle a respetar el trabajo de los demás en la casa, aunque sea de personas de servicio, a colaborar en este trabajo del que ellos también disfrutan, además de satisfacer y tranquilizar a los niños, que sentirán que son como los demás, que hacen lo que los demás en la medida en su edad y condición lo permite, que no están abusando, etc. Es absolutamente necesario para su estructuración mental. Y todos los niños desde muy pequeñitos son capaces de hacer las cosas, solamente necesitan que alguien que les quiera, les enseñe. Todo el mundo lo valorará y esto también les hace merecedores de la atención y el respeto que se les debe dar.

    Un niño que no aprende estas nociones está abocado a pensar que se le debe todo y que nada de lo que reciba o no, dependerá de él, sino que todo lo merece porque sí, sin más, lo que le llevará a intentar sin limite conseguir cosas sobre esta base falsa intentando amenazar, y someter a los demás. Quizá los padres estén dispuestos a someterse a esta tiranía durante un tiempo, luego no podrán soportarlo y no sabrán qué hacer. Desde luego nadie más que unos padres culpabilizados soportarán semejante conducta de un niño, saliendo siempre el niño perjudicado como es lógico, siendo tachado de mimado, consentido, caprichoso, incluso insoportable y consecuentemente rechazado por todo el mundo.

    Las personas mayores tienen derecho a satisfacer sus deseos y necesidades así como a verlos frustrados muchas veces y esto porque cumplen con muchas obligaciones, de las que conviene que los niños tengan noticia. Hacen muchos esfuerzos y sacrificios para criar a los hijos. Como el mundo de los adultos es diferente al del de los niños, por lo menos en lo que respecta a gustos y aficiones y a las cosas que les están permitidas por su edad y condición, es bueno que los niños lo sepan. Que sepan que cuando se les lleva al parque a jugar, o al zoológico, o a ver una película infantil, es algo que se hace por y para ellos y que lo deben valorar, así les resultará mas fácil soportar otras veces aburrirse en una reunión de adultos, p. e.

    Si los niños tienen claras todas estas cosas, les resultará mucho más fácil entender a sus padres y renunciar a sus pretensiones a favor de las de los demás y enterarse de qué va la vida, que no es un paraíso de placer puro. Es decir, renunciar a su egoísmo. Los niños son por definición egoístas y quieren hacer permanentemente lo que les gusta o lo que creen que les gusta y es una obligación de los educadores enseñarles que tienen que ir abandonando ese egocentrismo. Esto es importantísimo por varias razones:

    Favorece los procesos de socialización. Ayuda a ir teniendo en cuenta a los demás.

    Les ayuda a aprender que ser mayor tiene ventajas, y, que los mayores por serlo tienen un estatus diferente, les ayuda a crecer, a querer ser mayores ellos y esforzarse a cumplir con sus obligaciones, a estudiar, a hacer las cosas bien, etc. Esto se enseña mostrando que los mayores se lo pasan bien, que pueden hacer muchas cosas divertidas que ellos todavía no pueden hacer, que tienen su vida, su mundo, que trabajan, se esfuerzan, cumplen con sus obligaciones y sobre todo lo han hecho desde niños y por eso ahora tienen esas ventajas, además de la autoridad y la ley. El que los padres tengan una situación superior a la de los hijos, decidan, manden y ocupen un lugar privilegiado, prevaleciendo siempre sus intereses ante un conflicto, es lo que impulsará a los niños a querer crecer para llegar a alcanzar esa situación mejor, abandonando poco a poco sus privilegios infantiles. Si por el contrario, los niños ven a sus padres como otros niños, con sus mismos gustos, aficiones, sometidos permanentemente a satisfacer sus demandas, (caprichos, en este caso) es muy difícil estar motivado para querer llegar a ser algún día y a base de grandes esfuerzos como ese papa infantil o como esa mama niña. Para que? Es mucho mejor quedarse como están. Ya tienen todos los privilegios. Viven infinitamente mejor que sus papas. Si el rey de la casa es el niño y la reina, la niña, no habrá quien los haga desear ningún cambio.

    Los niños deben saber que se hacen cosas por darles gusto y no por gusto propio y que otras veces se les prohíben cosas porque no les convienen o simplemente porque son incompatibles con lo que quieren hacer los mayores y eso que hacen los padres, hacer prevalecer sus intereses, es algo que ellos podrán hacer cuando sean mayores, cuando hayan estudiado, cuando hayan trabajado, cuando hayan ganado dinero, cuando se hayan enamorado, cuando hayan tenido hijos, etc. En definitiva, cuando alcancen el estatus de sus padres. Así se les transmite que se les quiere, que se les está enseñando no solo a pasar el rato sino a algo mucho mas importante, a vivir, a que puedan tener una vida mejor, a que aprendan en que consiste la vida.

    Ser madre y ser padre es algo muy difícil y es una pena que solo se pueda aprender este oficio a base de la propia experiencia, teniendo esto tantas consecuencias negativas para los niños que son los que pagan el desconocimiento de cosas muy elementales, las inseguridades y especialmente la culpabilidad de sus padres. Es una pena que las consultas de los psicólogos estén llenas de niños básicamente sanos pero que presentan síntomas o trastornos de conducta que no tendrían porque haber aparecido si sus padres hubieran hecho las cosas bien.

    Hay que enseñar a los niños a comer de casi todo y bien, a ser limpios, a vestirse, a mantener un decoro, a recoger, a ordenar, a tener un horario, a saludar, a colaborar, a respetar, a portarse bien, a no molestar, a pedir permiso, a estudiar, a cumplir, a soportar el aburrimiento, a divertirse, a jugar, a saber estar en silencio cuando hablan los mayores, a divertirse pensando, a divertirse solos cuando lo están, a estar solos y no sufrir por ello. A que la vida es así. A ratos divertida, a ratos no tanto y a ratos muy dura. Si cada vez que un niño se aburre todos nos ponemos en marcha para divertirle, nunca sabrá divertirse solo. Se manejará mal en la vida y no aprenderá cosas fundamentales. En su casa quizá puedan funcionar las cosas por un tiempo, no eternamente, si hay personas dispuestas a sacrificarse permanentemente pero algún día dejará de haber alguien dispuesto a hacer ese esfuerzo enorme que es colmar a un niño insatisfecho, porque la insatisfacción irá en aumento y las exigencias serán imposibles de satisfacer. Por incombustibles que sean sus padres, el resto del mundo no lo es y ese niño al final sufrirá.

    Los adultos somos un producto de lo que fuimos cuando éramos niños y todo esto sigue estando presente en todos nosotros. Todos los días nos enfrentamos a los deberes, a la alimentación, al orden, a la administración del dinero, nos privamos, nos examinamos de múltiples formas, hacemos tareas o las dejamos sin hacer, nos aburrimos, nos divertimos, nos relacionamos, tratamos a los demás, cuidamos, descuidamos, nos quieren, nos abandonan, estamos tristes o contentos. Los que mejor y mas hayan aprendido, los mejor educados, saldrán ganando siempre, en cualquier situación.

    La ley no se explica, se hace cumplir. Los padres deben decir muchas veces: Esto es así porque lo digo yo o porque lo mando yo. Nada más.

    Porque ocurren estas cosas ahora?, porque es difícil que los padres y madres lo sean con todo lo que esto supone?, Porque los padres actuales sienten pena de sus hijos y tienen la necesidad de colmarlos? Porque ahora toda la vida de una casa gira alrededor de los niños? Porque los menús, las actividades, los canales de televisión, etc, se eligen en función de los gustos infantiles, incluso en horarios nada apropiados para que los niños estén despiertos? Porque los padres tienen miedo de decir a sus hijos que hay que hacer algo o que algo no se hace?. Porque los niños se permiten amenazar a sus padres cuando estos suave y tímidamente les niegan un deseo? Porque los padres cuando dicen a algo que no, ceden ante la amenaza de sus hijos y terminan diciendo que si? Porque los hijos hacen un chantaje emocional a sus padres gritándoles que son malos padres y que no les quieren, cuando alguna vez y por la peligrosidad de lo que el niño solicita el padre insiste en que eso no se hace? Porque los padres no pueden prohibir ni obligar? Que está ocurriendo?

    Yo no tengo la respuesta pero desde luego pienso que la responsabilidad de que las cosas sean así no recae en los niños. Sabemos que afortunadamente los niños no son tontos, son muy egoístas, y siempre quieren conseguir sus propósitos, no tenemos nada más que recordar nuestra propia infancia, pero esto siempre fue así. Lo que es una novedad es la actitud de los padres, es como si los padres ahora pensaran que sus hijos tienen menor capacidad intelectual de la que en realidad tienen, como si pensaran que sus hijos están absolutamente desprotegidos e indefensos, cuando nunca han tenido mas protección y defensa que ahora, estará ahí parte del problema? Que pensarán los hijos de sus padres?, quizá también les den pena, Quiza piensen también que son muy inseguros, quizá los vean también muy desprotegidos e indefensos. Creo que no les debe gustar ver así a sus papas. Los niños quieren padres fuertes, seguros, firmes en sus decisiones, inteligentes, mayores, grandes, que sepan todo (y todo lo que ellos no saben todavía), que no duden, que no teman a nadie y menos a ellos, que tengan la ley y la autoridad para que ellos puedan estar tranquilos, sentirse protegidos y a salvo. Así son los padres idealizados de todos los niños. Los padres reales no tienen porque, ni pueden ser idénticos a esos padres fantaseados por sus hijos porque son seres normales con limitaciones, pero de alguna manera deben tratar de parecerseles.

    En la adolescencia, los chicos tendrán que hacer el duelo por la muerte de esos padres ideales de su fantasía infantil y aceptar y querer a los padres y madres reales, tal y como son, pero pienso que la ley y la autoridad debe permanecer y mantenerse durante toda la adolescencia y toda la vida.

    Antes cualquier adulto, solo por serlo merecía un respeto y un crédito y ostentaba una autoridad. Actualmente a cualquier profesor se le acusa de múltiples cosas porque nadie duda de lo que diga un niño. Creo que los adultos pueden cometer abusos con los pequeños pero eso no es la regla y en todo caso, perjudica mucho a un niño el que su palabra valga más que la de un profesor y, desde luego, a partir de ese momento con razón o sin ella, no dejará de utilizar este método tan eficaz. Los niños mienten, manipulan, utilizan todos los medios a su alcance para intentar conseguir sus metas y, por supuesto, son muy listos. Pensar que los niños son incapaces de malicia es de una ingenuidad que raya con … Los niños utilizan todo tipo de mañas y ponen permanentemente a los padres a prueba. Demostrarles que sus papas, sus profesores o cualquier adulto puede ser engañados por ellos, a pesar de todo lo mayores que son y todo lo que saben es dejarles en la mas absoluta indefensión y falta de protección. Desautorizar a un adulto delante de un niño y más si es un adulto significativo para éste, un profesor, una persona de servicio, un familiar etc. Es muy grave para los niños, les hace creer que lo pueden todo, se quedarán estancados en su omnipotencia infantil, además de ayudar a desarrollar todo tipo de mecanismos manipuladores.

    Los niños muy pequeños poseen un mecanismo llamado omnipotencia del pensamiento que consiste en creer que lo que desean mucho y piensan, ocurrirá sin más, por arte de magia, sus deseos se realizarán. Este mecanismo, adaptativo y necesario en un principio deja de serlo en el curso del desarrollo, se debe ir abandonando a base de la imposición de límites por parte de los educadores y la comprobación por parte de los niños de que no es así, no ocurren las cosas solamente por el hecho de desearlas. De que además de desear mucho algo hay que hacer cosas para que eso ocurra y algunas cosas por mucho que se deseen, nunca ocurrirán. Su pensamiento no es tan poderoso por si solo. Este proceso de maduración necesario requiere de frustraciones.

    Finalmente, todos los adultos sabemos que la autoridad existe y la respetamos. Cuando no nos saltamos un semáforo en una calle pequeña a pesar de ver que no vienen coches, cuando no aparcamos donde está prohibido, cuando pagamos los impuestos religiosamente sin olvidarnos de ningún concepto por pequeño que sea, lo hacemos porque sabemos que los guardias de tráfico ponen multas y que existen los inspectores fiscales. Como vamos a pensar que si los adultos necesitamos tanto de la autoridad, los niños y adolescentes podrían vivir sin ella?

  14. Gracias por el artículo, Lope Aguirre. Estoy bastante de acuerdo con lo que dices. El problema va mucho más allá de la autoridad. De hecho, es un parche. ¿Que las cosas cambian? Pues claro que sí. Y no siempre es a peor. Simpatizo con lo que dice Melinda, el pasado no es que fuese peor, es que era distinto.

    De hecho, intuyo que el sistema educativo es un reflejo de la sociedad, siendo una relación que se retroalimenta: la sociedad establece el sistema educativo que cree que es mejor y el sistema educativo va moldeando la sociedad. Para los puristas metodológicos, es una relación endógena. Por ello, muchas de las críticas que reciben estudiantes y profesores son fácilmente aplicables a los padres y familias. ¿Es normal la agresividad que muestran algunos al volante? ¿Por qué el deporte nacional de algunos es ganar dinero en B y no declararlo al fisco? Y luego pedimos que los jóvenes cumplan las normas, no se peleen…. En muchas ocasiones -no siempre, claro-, conocer al hijo es conocer a los padres…. Así que quizás deberíamos empezar por cambiar la sociedad para poder cambiar nuestro sistema educativo….

    Ya les digo, son intuiciones bien intencionadas. Pero cedo las palabras a los que saben. Les recomiendo la entrevista que publicó Público con Álvaro Marchesi: http://www.publico.es/espana/253478/problema/fracaso/escolar/esla/falta/exigencia Por si el link no funciona, se la copio a continuación:

    «El problema del fracaso escolar no es la falta de exigencia»

    La importancia de un pacto político por la educación es de sobra conocida por uno de los creadores de la ley educativa más criticada de las últimas décadas, la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativo). Álvaro Marchesi (Madrid, 1947) fue secretario de Estado de Educación entre 1992 y 1996. Desde su perspectiva actual, como secretarío general de la Organización de Estados Iberoamericanos, considera injustificada la crítica y asegura que su ley fue decisiva para alcanzar la extensión de la educación.

    ¿Le ofende que la LOGSE se vilipendie sin descanso desde el PP?

    El sistema educativo español ha mejorado como ninguno en los últimos 25 años. Nos olvidamos de que aquí estudiaba sólo el 20% de los niños de 16 años y se invertía el 2% el PIB [en 2009 ya es el 4,95]. Había 40 alumnos por clase. Nosotros extendimos la educación en 1995 cuando en Europa lo hicieron en los años sesenta.

    Aseguran que desde entonces se regalanlas notas sin esfuerzo.

    Me sorprende. Todo es mejorable pero cómo se puede decir que la LOGSE no exigía si el 50% de los alumnos repetía curso. ¿Somos el país que más abandono y fracaso escolar tiene y se dice que no se exige? Si el 30% ni siquiera consigue el título.

    ¿A qué achaca la crítica?

    Quieren volver a la educación sólo para privilegiados. Que llegue al bachillerato y la universidad el 10% de la población. El problema del fracaso escolar no es la falta de exigencia del sistema.

    ¿Rehacer otra ley orgánica sería una barbaridad?

    La última ley tiene un consenso muy amplio, aunque el PP no la apoyó, y representa a la mitad de los españoles. Escucho las críticas y son en aspectos muy concretos. Ciudadanía, apoyo a la concertada, más materias en el currículo… Todo se puede pactar y así dar estabilidad al sistema.

    ¿Es más útil la ley de autoridad que Ciudadanía contra la conflictividad?

    No creo que las medidas aisladas sean las más adecuadas. Hay que hablar de condiciones de trabajo, profesores de apoyo, orientadores, carrera del docente, incorporación de las familias… y además autoridad. Pero como medida aislada no es adecuada.

    ¿Cree que la escuela concertada cumple el objetivo de llegar a donde no llega la pública?

    La libertad de elección y creación de centros está en la Constitución. Las comunidades autónomas que quieren potenciar la concertada pueden hacerlo, y los de la pública, también.

    En Madrid, argumentan que la elección de los padres es la concertada, ¿lo harían si la pública tuviera buena calidad?

    Falta apoyo firme a la pública. Si los colegios fueran bilingües, con ordenadores… Pero hay voluntad política que no cree en la pública.

    ¿Por qué nadie lamentó que los alumnos se fueran a trabajar a los 16 años?

    Es un problema cultural, de las posibilidades laborales de cada zona pero, sobre todo, del interés por estudiar. Ahora se nota más por el paro y vuelven a estudiar, pero no es ningún éxito, porque están desmotivados.

  15. Por cierto, atención al periodismo de investigación de ABC. Hoy dan una noticia que es falsa donde dicen que unos etarras han sido homenajeados en un pueblo que no existe!!! Los lectores se están tronchando de la risa en sus comentarios. Algunos en su celo por atacar a Garzón y el Gobierno no tienen límites. Por si a alguno le interesa: http://www.abc.es/20090920/nacional-terrorismo/garzon-permite-homenajes-presos-20090920.html Lo mejor de todo es que asociaciones como Dignida y Justicia ya estaban preparando la querella por algo que no existe!!

  16. Arralde, amigo Isidoro, es el pico más alto del macizo del Gorbea. ¿habrá sido el homenaje a esos casi 1.000 metros de altura?.

  17. El contenido de Bárbara es interesante, pero me temo que se ha pasado en longitud para ser un comentario del blog. De todas formas, y aún suscribiendo casi todo lo que dice, discrepo en algo: en el pasado era muy frecuente que el mundo de los niños y el de los adultos estuvieran tan separados que no había ninguna comunicación. Faltaba un respeto esencial hacia el niño, a quien se humillaba con frecuencia. Celebro mucho que ese aspecto que a mi me parece horiible haya cambiado. Lo cual no quiere decir nada más que eso, pero es muy importante. El tratamiento antiguamente era el de referirse a los niños como «este mocoso», y «quítate de ahí que te doy un guantazo». ¡¡Bendita educación!!

  18. Dentro del artíclo de Lope Agirre, que me parece muy oportuno y muy lúcido, hay una frase que,creo, especifica muy bien donde está la diferencia a la hora de afrontar las necesidades del sistema educativo español.

    «Los malos maestros pegaban y castigaban, igual que los malos padres, igual que los malos maridos, novios, amantes, igual que los malos policías»

    Hay varias maneras de afrontar el asunto. La que está en los medios es la coincidente con el discurso más de derecha, simplista a más no poder, el tema de la educación se arregla facilmente, con cuatro puñetazos en la mesa y un par de «güevos», los profesores como autoridad pública y en tarimas. Supongo que si viviesemos en el Reino Unido estariamos hablando del castigo corporal.

    Sin embargo creo escamotea el tema principal, esbozado por Lope de Aguirre y Polonio (muy muy bien en ambos casos). Este no es un asunto de orden público ni de autoridad, y como siempre no se arregla con «cuatro hostias» y sin coste.

    Deberiamos estar hablando de las condiciones laborales de los maestros, o de los profesores de instituto,unico cuerpo de la administración que precisando una licenciatura universitaria previa, no lleva aprejado el mismo gradpoo de consideración que otros cuerpos del estado de similar categoria. (Hay algunos tipo abogados del estado y similares que parece que solo les falta la silla gestatoria).Tambien deberíamos estar hablando de la ratio de alumnos por aula, o que sistema educativo soporta a los alumnos con necesidades especiales, o de como funciona el sistema de conicertos en educación, donde muchas veces lo que se hace es garantizarle el negocio a unos señores, a costa de los impuestos de todos, sin poder exigir absolutamente ninguna contraprestación al interés público. (que parece que la única reforma estructural y lo único que hay que revisar es el coste de despido).

    Desgraciadamente fuera de este remanso de paz, la cosa parece una vez mas, que va a ponerse en el campo de lo primeor , más que de lo segundo.

    Una lástima.

  19. Magnífica relación hace Bárbara de todos los determinantes y condiciones que deben cumplir los padres para modelar a sus hijos. Coincide con la crítica que hace Teoura del coleguismo o camadería entre padres e hijos. Queda muy claro por qué a los padres les cuesta mucho cumplir con tantos aspectos que condicionan la buena formación de sus hijos. Es difícil cumplir con todos ellos y al mismo tiempo tener una parte del dia dedicada a si mismos, ya sea profesión, ocio y amistades. Creo que si los futuros padres se tuvieran que aprender todo esto evitarían la concepción de hijos mucho mas que si no lo hubieran leido.

    Volviendo al problema de la falta de autoridad de los profesores, hay que separar la cuestión de si es peor en la enseñanza pública que en la privada de la crisis en general de la autoridad. Esta última es consecuencia del liberalismo(no me apedréis, me explico). Todos consideramos que es nuestro deber respetar la libertad de los demás al máximo posible. Todos tenemos en nuestro subconsciente el temor de que podemos encarnar ese maestro cruel que obliga sin piedad a sus alumnos o ese padre que pega al hijo con el cinturón por una falta leve. En consecuencia casi todos hemos practicado la camadería con nuestros hijos o alumnos convencidos de que cualquier observador que nos estuviese viendo diría » que padre o profesor mas ejemplar». El respeto a la libertad individual, uno de los objetivos de la ilustración y la democracia, puede degenerar cuando uno tiene obligaciones de educador ya que el educando no es todavía una persona formada del todo y necesita encauzamiento aunque le hiera en su amor propio y se rebele ( momento en que miramos alrededor para comprobar que no nos critican). Queremos convencer, no obligar, pero a vece no hay mas remedio.

    En cuanto a la enseñanza pública o privada,está claro por qué la pública es mas vulnerable a la falta de autoridad. En efecto, el colegio público esta obligado a coger todos los alumnos del barrio. No puede expulsar a un alumno fácilmente, tiene muchas trabas burocráticas al respecto. En una reciente película francesa sobre un profesor y sus alumnos en un colegio público se visualiza a la perfección esta dificultad. El colegio concertado no tiene semejantes dificultades en despedir a un alumno. Sobre todo, es el alumno y sus padres los que se sienten mucho mas débiles frente a la autoridad del colegio privado que frente a la del colegio público que es el de su barrio. Como cuenta Lope saben que con sus impuestos pagan al profesor, minetras que en la concertada no están tan seguros de que le están pagando una parte de su sueldo.

    Según Agirre los médicos no sufren esta crisis de autoridad. No es cierto, los médicos tienen muy poca autoridad sobre el personal subalterno que no cumple bien las ordenes o las discute apoyados en sus representantes sindicales. Tambien hemos visto en la prensa muchas veces ataques de pacientes a los médicos.

  20. Por segunda vez coincido con Magallanes en su comentario, cuando tenga un poco de tiempo diré en que y me extenderé un poquito, juro que solo un poquito

  21. Es un tema peliagudo este de la autoridad de los profesores. No sé si vieron ustedes una excelente película francesa de este invierno pasado, «La clase». Era una clase en un instituto de la banlieu de Paris. Salía uno pensando que lo que hacían aquellos profesores era un sacerdocio, más que una profesión.
    Es un tema muy complicado sobre el que no tengo ideas muy claras, pero no creo que el tema se resuelva con una tarima ni con los métodos que propone Esperanza Aguirre. Siempre he pensado que el profesor, si es un buen profesor, debe saber imponer su autoridad sin recurrir a métodos especiales. De hecho, en un mismo centro, hay profesores que son más respetados que otros por los alumnos. Pero la verdad es que nunca he sido profesor en un instituto en un barrio conflictivo.

  22. Pues si, voy a tratar de ser breve.
    En primer lugar y en mi segundo comentario, gracias al artriculista por tratar y bien un tema tan interesante, al menos para mi.
    Me interesó la pregunta que lanza: ¿Que sucedió para que los profesores perdieran la sutoridad que en otro tiempo tuvieron? Eso es lo que traté de comentar mas arriba.
    No todos o casi nadie hemos tenido la suerte de tener de profesores a Machado ni a León Felipe aunque todos tenemos en nuestro recuerdo al menos algún profesor bueno, otros regulares, mediocres y francamente malos, pero a mi al menos no me pegaron ni me ofendieron y ya tengo una edad considerable. De todas maneras me preocupa la mirada y comparación siempre con el pasado. El pasado, pasado está y ahora de lo que se trata es de entender qué ocurre y porque ocurre. Habla Lope Aguirre de los malos profesores, pero creo que querámoslo o no, los maestros son señoras y señores como todos los demás, unos mejores y otros peores y que ahi no radica el problema al que nos enfrentamos actualmente.
    Sobre la violencia y la educación de los padres me parecen dos puntos muy interesantes sobre los que convendría reflexionar bastante.

    La autoridad del médico. Un tema muy interesante, creo que tiene razón Magallanes cuando dice que ya solo tiene autoridad sobre el paciente y ésta la tendrá siempre porque cuando acudimos a él, adoptamos una actitud sumisa, como si fuera el «papa» omnipotente de la infancia que nos va salvar de todos los males si somos buenos y le hacemos caso, incluso si somos buenisimos a lo mejor nos dice que no tenemos nada y que nos vayamos tranquilos.

    No estoy de acuerdo con Melinda sobre dotar de mas medios, nunca están de más por supuesto pero creo que no es la solución. Tampoco coincido mucho en que los padres de ahora tengan más conocimientos que los de antes. Si es verdad que los tienen sobre muchas cosas pero no sobre las cosas mas primarias y del mundo de los afectos. Creo que en todas las épocas ha habido buenos y no tan buenos padres y madres y que ésto no depende en absoluto de los conocimientos ni el nivel educativo de los mismos.

    Yo nunca afirmaría que antes fué mejor pero si que ahora es un desatre. Yo creo que la comunicación entre padres e hijos no tiene nada que ver con la época y que lo que sí hay ahora mucho es confusión, pegoteo, etc. Eso de «mi hijo/a y yo somos muy amigos» realmente da bastante grima por no decir lo que puede abrumar al hijo o a la hija que lo que quiere y necesita tener es una madre y un padre.

    Hoy le diría yo muy gustusa a algunos niños «quitate de ahi que te doy un guantazo» porque hay algunos verdaderamente insoportables. Si sus padres pudieran darse cuenta, no lo serían, caerian mejor a todo el mundo y por lo tanto serían mas felices

  23. En mi época, mi mami conocía a los papis de la mitad de los compañeros de mi clase. Así solía tener claro quien era el conflictivo, quien era la buena compañía y quien era el que había que huír de él como de la peste. Hoy, los padres de los alumnos se conocen entre sí?

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