LBNL
Ahora todos los medios hablan de lo de Rusia y Ucrania pero recuerden, aquí lo pudieron leer primero: a principios de diciembre, a finales y justo después de Reyes. Y seguimos de exclusiva: apunten la fecha supra. Los más avezados sabrán que ese día terminan los juegos olímpicos de invierno de Pekín. E incluso alguno puede haber leído que está previsto terminen también los “ejercicios militares” que Rusia y Bielorusia tienen planeado empezar el próximo día 10. Nadie sabe a ciencia cierta qué tiene Putin en la cabeza pero hay consenso en que seguramente todavía no haya decidido qué va a hacer cuando concluya que EE.UU. y la OTAN no van a aceptar comprometerse a no aceptar a Ucrania – y demás vecinos de Rusia – en la alianza transatlántica. También hay consenso en que la movilización militar en curso – sin precedentes – todavía no ha alcanzado la magnitud necesaria para una invasión en toda regla de todo el Este de Ucrania. Pero es probable que la alcance con la excusa de los ejercicios con el dictador bielorruso. Así que, cuando acaben, tendrá que decidir si la monta o manda a sus soldaditos a sus cuarteles de origen porque los expertos en el tema afirman que la movilización no puede ser indefinida: no solo por lo que cuesta sino porque es insostenible mantener a las tropas preparadas para el combate por un periodo de tiempo tan largo. Además, en esa zona del mundo resulta paradójicamente más sencillo invadir cuando hay hielo que cuando se deshiela: el barro es muy mal amigo de los tanques. Y para esas fechas al hielo le quedará ya muy poco.
La buena noticia es que Putin todavía no se ha levantado de la mesa. Ayer Rusia mandó cartas a diestro y siniestro recordando a los países miembros de la OSCE que suscribieron un par de documentos en 1994 y 2010 aceptando que las alianzas militares solo pueden expandirse en tanto no pongan en peligro la seguridad de otros Estados. Es lo que Rusia denomina la “indivisibilidad de la seguridad”. Y ayer también Putin lo explicó claramente en rueda de prensa conjunta con el Primer Ministro húngaro, Victor Orban, que lo mismo acude a Madrid a reunirse con Abascal, que a Moscú para hacerle la pelota a Putin para que le suministre más gas y petróleo, desmarcándose de sus socios europeos. Menudo elemento…
Para Putin la solución es sencilla: la OTAN le debe decir a Ucrania que no puede entrar porque ello amenazaría la seguridad de Rusia. Y así se arregla todo. O casi porque el problema de los territorios rebeldes del Donbás seguiría allí, y la Crimea anexionada ilegalmente por Rusia también. Pero claro, Putin calcula que sin la OTAN detrás, Ucrania se avendrá a razones. O más bien, pasará por su aro.
Y ese es el verdadero problema: EE.UU., la OTAN y la UE sospechan que lo de que Ucrania no entre en la OTAN es solo un prolegómeno. Ucrania no está preparada para entrar en la OTAN ni es previsible que lo vaya a estar en un futuro cercano, como tampoco Georgia. Pero si se cede en eso, es de prever que lejos de contentarse, Rusia planteé nuevas demandas. Porque la base subyacente es que considera que Ucrania es más rusa que independiente, como también Georgia. O Moldavia. O las tres repúblicas bálticas, que ya son parte de nosotros, tanto la OTAN como la UE.
Ya escribí que en principio yo sería favorable a una entente con Rusia que dejara claro que la OTAN no seguiría expandiéndose pero exigiendo a cambio garantías de respeto ruso a la independencia y soberanía de todos sus vecinos. Seguramente Rusia no aceptaría, o incumpliría, pero entonces las cosas estarían más claras.
Pero no van por ahí los tiros porque entre nosotros hay muchos halcones también así que a lo más que estamos dispuestos es a acordar todo tipo de medidas de confianza mutua, desarme y garantías de seguridad que sería un rollo detallar. Pero digamos que si Rusia aceptara lo que se le ofrece, su seguridad se mantendría incólume aunque la OTAN siguiera expandiéndose.
Pero claro, ¿qué cara se le quedaría a Putin y sobre todo qué pensarían los rusos si después de montar todo este follón solo consigue un par de papelitos con compromisos de buenas intenciones? Ese es el principal problema: ha elevado tanto la apuesta que es posible que no sea capaz de salir del embrollo sin tirarse al vacío.
Esperemos que no pero me temo que sí. Pero es posible que sea lo suficientemente listo como para no tirarse de cabeza. Porque si invade el Este de Ucrania lo va a tener crudo. Para empezar el ejército ucraniano está preparado para defenderse y está recibiendo todo tipo de material para hacerlo en mejores condiciones. Así que Rusia seguramente podría invadir pero con un coste alto en bajas propias. Y las sanciones que le caerían serían de aúpa. Y aunque es verdad que podría cortarnos el gas y el petróleo y hacernos mucha pupa, lo cierto es que se quedaría sin su principal fuente de ingresos, minando para siempre su reputación de suministrador fiable, que siempre ha respetado por la cuenta que le trae. Seguramente se lo esté pensando porque el escenario de centenares, quizás miles, de ataúdes volando de vuelta a casa mientras su sistema financiero se hunde podría ser el principio del fin de su reinado, que es lo que más le preocupa.
Por eso creo que probablemente opte por una alternativa menos onerosa. Por ejemplo, montar un incidente en el Donbás, o en alguna ciudad ucraniana cercana, y extender la rebelión con la excusa de defender a los ruso hablantes de los ataques de los nazis ucranianos. No habría invasión como tal pero si conquista de territorio, por parte de los rebeldes pro rusos, fuertemente apoyados por Rusia – incluidos sus soldados pero con uniforme rebelde, no ruso. Y con suerte consigue un corredor de tierra hasta Crimea. Y ya puestos, luego se anexiona el Donbás. EE.UU. y la UE impondrían sanciones pero si no hay invasión – y el número de muertos es limitado – no serían tan letales.
Un escenario así podría desarrollarse desde ya mismo. Pero ¿para qué acortar el suspense cuando todo el mundo está pendiente de ti? Por eso creo que tampoco sucederá antes del 20-F. Veremos. En todo caso, habrá que volver sobre el tema en las semanas venideras.
Rusia no va a extender su zona de influencia ni conquistar nada en el Donbás con ninguna excusa. Muy al contrario, con gusto renunciará en favor de Ucrania a la parte de Donetsk y Lugansk que en la actualidad ocupan rebeldes anti-ucranianos. No habrá ningún corredor de tierra hasta Crimea porque ya hay un puente, y les sobra y les basta.
Como mucho, aprovechando el victimismo por los refugiados provinientes de las zonas ocupadas por rebeldes en Donetsk y Lugansk si Ucrania retoma el control de esas zonas, Rusia podrá hacerse con la reserva de agua de Nueva Kajovka en la región de Kherson y afianzar la defensa de Crimea, que es irrenunciable.
Si no hay ningún incidente marítimo, hay un 10% de posibilidades de que después del 20-F suceda lo descrito en el párrafo anterior, un 5% de que Rusia se haga fuerte sin complejos en esas zonas de Donetsk y Lugansk ya fuera del control de Ucrania, y un 85% de que no pase nada de nada, nos olvidemos del tema y nos entretengamos con Taiwan u otros asuntos.
Ucrania no ha entrado en la OTAN. Lo que teme el régimen de Rusia es la amenaza a Crimea si esto sucediera, o sin que suceda, porque la posible entrada es prácticamente imposible con semejante disputa territorial (fundamentalmente Crimea). El régimen ruso quiere hacer Crimea inexpugnable. El resto de Ucrania es un gran territorio en proceso de despoblarse que Rusia nunca controlará, y lo sabe. Es posible que Rusia refuerce la defensa de Crimea incluso anexionándose algo más de territorio alrededor. También es posible que deje pasar a través de sus fronteras con Ucrania a un gran número de migrantes, o haga alguna otra maniobra desestabilizadora. Es posible incluso que refuerce las defensas fronterizas con Ucrania en diferentes puntos, o haya carrera armamentística y negociaciones sobre qué número de tropas o tipo de armas a uno y otro lado de la frontera son admisibles o pueden ser reducidas con negociaciones y concesiones recíprocas.
Una invasión o incluso una conquista parcial son escenarios chorras con los que se entretienen los analistas y diplomáticos occidentales que están a por uvas.
Leo mucho sobre el impacto que tendríamos si no contamos con el gas ruso, pero echo en falta la valoración sobre si prescindimos de la ensaladilla.
Falta poco para la aprobación de la reforma laboral. Esperemos que se consiga lo que viene a ser el espaldarazo a la del 2.012, con algunas variaciones que tratan de mejorarla en algunos aspectos identificados como «más lesivos» pero que no dejan de ser menores a mi entender.
Lo más trascendente de la reforma es la confirmación de la utilidad de los ERTE como solución menos traumática en los períodos de crisis económica. La co-vid ha permitido comprobar la eficacia de los ERTE y queda ya bien establecido y aceptada la operatividad de esa solución temporal.
Tambien es positivo que se ponga freno a los contratos temporales, algo que ya se debió haber hecho en la reforma del 2.012 desde el momento que el incremento de la flexibilidad laboral que introdujo permitía poner coto a contrataciones que en realidad encubrían situaciones más propias de contratos indefinidos. Presumo que la crisis financiera y el fortísimo impacto que tuvo en el empleo fué la causante de que nada que pudiera perjudicar la contratación se alterara en el 2.012. Hay otros caminos más lógicos para dar solución a necesidades temporales que hoy se siguen pudiendo utilizar.
La modificación en la ultraatividad y la primacía de los convenios colectivos no suponen algo que afecte mucho a la mediana empresa, mayor generadora del incremento de empleo que se pretende se lleve a efecto en los años de crecimiento de la actividad industrial.
En definitiva, si como se espera se aprueba la reforma laboral actual, poco va a cambiar sobre la del 2.012 en términos de aumento de riesgo estimado a la hora de contratar. Se matiene la flexibilidad, no se incrementa el costo del despido y con los ERTE y contratos en períodos de prueba se permite dar solución a muchas situaciones, tanto en movimientos de larga duración como en el de día a día.
En definitiva, bien venida sea si se aprueba, como es de esperar.
Tanto hablar de Rusia que nos olvidamos de Transnistria una paradoja espacio temporal en Moldavia.
https://youtu.be/SvJjeONEkrA.
Yo no se que pasa con el tema de Ucrania, unos hablan de guerra y otros que se esta jugando a la guerra.
Qué lío con tanto hiFernando y Fernando. Pensaba que lo de la ensaladilla venía también de hiFernando pero no 🙂
Ojalá hiFernando tenga razón pero vamos, que yo soy Putin y se me cae la cara de vergüenza con mi gente devolviendo a sus cuarteles a 150 mil tios movilizados para nada. Así que ojalá pero me temo que no.
Presumo que Hifernando será alguien que estará Hibernando y entra saludando.
Hi.
Ejem…LBNL,…yo si fuera Putin les diría a sus tropas que se han ganado unas vacaciones por todo lo alto en Catalunya.
..glups…jeje.
Destripando mensajes subliminales.
Ya se que lo que voy a decir no viene a cuento ,pero aunque sea un «spoiler en toda regla, he de comentar un detalle «significativo» en la nueva serie de Tele 5 «Entrevías»
Al protagonista ,su hija le da un regalo en una bolsa de papel,cuando llega a su casa se pone al lado del cubo de basura para abrir el regalo y tirar la bolsa de papel,al ver que es una corbata ,tira la corbata y la bolsa al cubo de basura.
Pero ¿ Tira la corbata por ser una corbata o porque resulta que la corbata es de color verde?
Mi conclusión es que el personaje, a pesar de todo,No es de VOX….Ejem.
Disculpen las molestias…
Ante mi doy fe…JAJAJA…que nervios
Yo pensaba que Hifernando era hijo de Fernando….y no de Walt Disney.
Pues no, no es mi hijo …… pero puede que ya lo conozca de aquí.