Carlos Hidalgo
Tenemos polémica de media duración. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha quejado de las llamadas “macrogranjas”, de los efectos nocivos que producen en el medio ambiente, de cómo se maltrata a los animales que en ellas se crían y de la baja calidad de las carnes que producen.
Pero como la queja se realizó en un diario extranjero, en “The Guardian”, todo el mundo se ha llevado las manos a la cabeza, pensando que el ministro he dicho en un foro internacional que la carne española es de mala calidad. No es eso lo que ha dicho, ni mucho menos, pero tal y como están los ánimos, pues ha dado bastante lo mismo.
En cualquier caso, el prestigio de los alimentos españoles es algo estratégico para nuestra economía. Tras las exportaciones relacionadas con los automóviles, nuestro sector agrícola es el que más exporta al exterior. Y clave para nuestro país. Un descenso, un rechazo, o un desprestigio de nuestros productos pueden pasarnos graves facturas en nuestra economía.
Así que, aparte de las polémicas provocadas para meterse con Alberto Garzón por ser quien es, más que por lo que dice han surgido tensiones entre los socios del Gobierno de coalición por cuanto los barones socialistas que gobiernan CCAA agrícolas han salido a posicionarse inmediatamente contra el ministro de Consumo. No tanto porque no tenga razón, que ni importa a estas alturas, sino por lo inoportuno que es.
Garzón, además, como buen liquidador de lo que fue Izquierda Unida, está más interesado en tener razón que en hacer las cosas razonables, por lo que, lejos de rectificar, señala como bulos las críticas e insiste en sus mensajes, sin darse cuenta de que a estas alturas están más adulterados que las carnes de las granjas que condena.
Además, sus simpatizantes en redes sociales le defienden como si Garzón fuera incapaz de equivocarse y como si cualquiera que ose cuestionarle fuera un indigno miserable. Y eso, bueno, puede ser una buena muestra de lealtad, pero es una mala estrategia para despejar las dudas de quienes se han enterado del bulo y no de la noticia.
Yolanda Díaz, por otro lado, aprovecha para tensar la cuerda sabiendo que Pedro Sánchez no puede apoyar a Garzón por meterse en semejante prado (no lo hace ni el que es el ministro competente de la materia, Luis Planas), pero que tampoco puede prescindir del gobierno de coalición con la que está cayendo y ahora que parece que se avecinan buenas noticias.
Al final, como viene pasando últimamente, no se trata de tener razón o no. Y ya, por desgracia, ni siquiera de si se puede convencer y confrontar o no, sino de aprobar o desechar lo que diga cualquiera que no sea compañero de trinchera.
De ahí los gritos y los golpes de pecho del PP, que afirman que las macrogranjas son la solución para la llamada “España Vaciada”. Y los gritos correspondientes al sector más chalado de la izquierda Feng-Shui, que aboga porque abandonemos para siempre el consumo de carne y denuncia el ordeño de vacas como “violaciones”.
El caso es que las granjas de esa clase no parecen atraer población a las zonas rurales, sino que la expulsa. Y, como señaló el dibujante Peridis, para recuperar a la España vacía hay que llenarla de niños, no de cerdos.
Pero eso son discusiones que no se pueden tener en este momento. Y menos si expone los argumentos alguien que nos cae mal.
Verá , las manos a la cabeza se las ha llevado en primer lugar Sanchez ( cuyo cargo depende íntimamente de Unidas Podemos a cuyos miembros no puede despedir tal y como demostró en la última crisis ) ; también Tudanca , a quien ha fastidiado la campaña , tal vez de manera irreversible ; luego el Ministro de Agricultura; los socialistas que aguantan a tanto incompetente , etc .
Garzón no es un científico , no es un técnico , tampoco un tertuliano , y sus opiniones tienen el valor que le otorga el ser un miembro del Consejo de Ministros y por eso , y solo por eso , le entrevista The Guardian – no para que lean sus opiniones los españoles – sino el público de The Guardian .
Sí existe una confusión es su responsabilidad , su entera responsabilidad y es claro que ha jodido mucho a su bando desacreditándolo como un nuevo rey Midas : todo lo que toco lo jodo bien jodido . La derecha , las derechas , las extremas derechas , sólo necesitan ver pasar el cadáver de su enemigo.
En una empresa lo hubieran echado sin contemplaciones .
Es cierto que quería decir otra cosa ( siempre quiere decir cosas desde su insignificancia ) como su colega Irene Montero que ahora se inventa un nuevo frente de maltrato obstétrico concepto, que no está avalado ni por las sociedades científicas ni por la OMS.
En fin , son cosas de las coaliciones que revientan al personal , como esa gripalizacion
del Covid porque ya que no puedes con la pandemia únete a ella y crea algo endémico como para andar por casa .
Y así vamos , a trompicones , de congreso en congreso entretenidos con el peor gobierno lleno de hadas y prodigios.