De esfuerzos e hipertrofias

Frans van den Broek

Dicen las malas lenguas psicológicas que existe una ley (o, si se tiene aprensión ante este término en manos de psicólogos, una cierta regularidad psíquica) que nos compele a asignar mayor valor a aquello en lo que hemos invertido más esfuerzo, a veces en detrimento de la objetividad. La ley tiene una obvia ventaja evolutiva, pues suelen ser las cosas más esforzadas las que reportan mayor ganancia energética y mejores posibilidades de adaptación, y, por tanto, mayores probabilidades de supervivencia diferencial. Por ejemplo, si hubiéramos tenido la inconveniente tendencia a esperar siempre a que los mamuts se murieran de aburrimiento mientras uno esperaba tranquilo en la tundra comiendo líquenes y tomando agua de lluvia a que esto ocurriera para comérselos, otra especie seríamos. El gran esfuerzo cooperativo que supone la caza organizada es en parte responsable, nos dice la biología evolutiva, del surgimiento del lenguaje y otras formas de acción coordinada que requieren un cerebro un tanto menos pasmado que el del comedor de líquenes y de carroña. El problema surge cuando dicha ley adquiere una vida propia más allá de las condiciones que la hacen ventajosa, como cuando apreciamos acciones inútiles pero sudorosas, o productos alambicados sin razón aparente para preferirlos a versiones más simples o ahorrativas. Puede ser muy noble, por ejemplo, adquirir la costumbre de subir a pie los treinta pisos de nuestro edificio, pero a nadie le cabe la menor duda de que usar el ascensor tiene sus ventajas, aunque nos cualifique de ociosos. El esforzado pedestre, sin embargo, será más apreciado entre sus semejantes si se hace la pregunta a suficientes personas en el contexto correcto, como alguien procurando mantener su salud, digamos, o haciendo penitencia. De todos es conocida la costumbre de ir de rodillas hasta algún destino sagrado, valor que se perdería si el peregrino apareciese en su BMW con lunas polarizadas. En la misma guisa, un patinete no puede competir con el BMW en punto a apreciación, aunque sea más efectivo en ciertas circunstancias, como no fuera más que porque hacerlo demanda menos tiempo, atención y complejidad técnica.

Como fuera, no puedo evitar pensar en esta ley a veces cuando veo la apreciación que le tienen mis semejantes a hechos o productos que me dejan frío o, peor aún, que son más fuente de irritación que de placer. Hace unos meses, por ejemplo, asistí a un concierto en el famoso Concertgebouw de Amsterdam en el que se presentaban unas cuantas obras del compositor contemporáneo Thomas Adès, considerado un genio entre los amantes de la música clásica. Además, el mismo compositor dirigiría sus obras, lo que añadía un especial lustre al evento. Con mis mejores atuendos me senté en mi butaca, sintiéndome uno de aquellos privilegiados tercermundistas que tienen la suerte de asistir a actividades culturales de primer orden, pero pasados unos diez o doce compases empecé a sentirme nervioso, lo cual atribuí a mi ignorancia y a la agitada semana que había tenido en el trabajo. Tal vez el oído necesitaba habituarse, me dije, o mi concentración agudizarse. Hacia la mitad de la primera pieza comenzó a apoderarse de mí la convicción de que había cometido un error viniendo a escuchar músicas que requieren de un largo proceso de refinamiento musical, propio de espíritus selectos. Pero tras la pausa, en las que una ginebra me volvió a mis cabales, y más aún tras la ejecución de las otras piezas, dicha convicción se transmutó en el convencimiento de que estaba frente a un monumental ejemplo de la ley de apreciación del esfuerzo, cuando no frente a una farsa espectacular (nunca mejor dicho, pues el espectáculo era magnífico) en la que participábamos todos, desde el director y compositor hasta el pobre pagador de impuestos que aceptaba que su dinero se usara para financiar estos eventos. Porque, ¿cómo podía ser de mala calidad un arte musical que desplegaba tal repertorio de complejidades musicales? ¿Cómo podía dudarse de la genialidad del compositor, si estaba llevando la música clásica por senderos tan exorbitantes?

Dijeran lo que dijeran los entendidos, empero, la experiencia me pareció poco menos que una tortura. No es que me aburriera, lo que hubiera sido tolerable, es que tal arreglo de sonidos fue un severo atentado en contra de mi sistema nervioso (bastante destartalado, debo admitirlo), un sistema nervioso formado durante millones de años de evolución y que sospecho no ha sido hecho para tales exigencias auditivas y cognitivas (por cierto, Steven Pinker, el científico, estaría de acuerdo conmigo, según le leí en un artículo suyo sobre arte y evolución). Más tarde, tuve el privilegio de tomarme unos vinos con uno de los músicos de la orquesta y me mostró su partitura. Lo que vi sólo confirmó mis sospechas: la notación debía hacer uso de símbolos que hubieran llevado a Bach a la depresión, y parecían más los planos de un cohete de la NASA que una partitura normal y corriente. Había ritmos tan inusitados y en tales extravagantes combinaciones, que el músico me confesó que el propio director se había equivocado un par de veces. No me extraña: no hay cerebro humano capaz de ser impecable ante tales jeroglíficos.

Pero a nadie se le ocurriría decir que tal director opera bajo la égida de un proceso muchas veces concomitante con el de la apreciación del esfuerzo, al que suelo referirme como de hipertrofia creativa. La apreciación positiva de tales complejidades, sobre todo en nuestro mundo moderno que hizo de la originalidad un valor en sí mismo, lleva en ocasiones al crecimiento desmesurado de los artilugios estéticos, a un punto en que se pierde de vista el sentido original del arte en cuestión o de la actividad humana en que tiene lugar este proceso, con lo que se pierde inteligibilidad. Lo mismo podría decirse de obras como “Finnegans wake” de Joyce o buena parte de las vanguardias, pero también de algunos procesos históricos. Sospecho que lo que ocurre con la música clásica actual es precisamente una hipertrofia de sus recursos expresivos hasta el punto de convertirse en puro ejercicio intelectual del compositor sin referencia al cerebro homínido de sus auditores, quienes, por su parte, se acostumbran a tales ruidos por la inmensa inversión que han hecho en el cultivo de la apreciación musical. Quizá es por esto que la música clásica sigue pretendiendo el pedestal de clásica: porque es tanto el esfuerzo histórico invertido por generaciones de practicantes y degustadores que sería anatema rebajarla al nivel que le pertenece, esto es, al de música originada en un período específico de la historia en un rincón occidental de la masa europeo-asiática de la tierra e institucionalizada para seguir ciertas pautas y tocarse con ciertos instrumentos y bajo ciertas premisas, y a la que se nos educa a considerar como el súmmum del refinamiento musical. Y a la que ahora se está llevando a explorar sus límites por senderos que llevan a la autodestrucción. Francamente, prefiero una melodía popular o un canto gregoriano a dicha expansión hipertrófica.

Pero el fenómeno no se circunscribe al terreno estético, por supuesto. Los últimos días ha habido una comprensible efusión hagiográfica a raíz de la muerte de Steve Jobs, el fundador de Apple. Los elogios sólo se detienen ante la categoría de profeta, quizá porque vivimos tiempos seculares en occidente, pero se le ha llamado visionario y considerado una de las personas más importantes en la historia de la humanidad. Todo lo cual me hizo pensar de nuevo en la ley del esfuerzo: ¿no será que estamos, al menos en parte, ante un ejemplo más de esta sibilina tendencia de nuestra psique? Después de todo, el consumidor se suele pasar horas de horas detrás de sus computadoras, enchufado a sus iPods o navegando la red en sus iPads (cosa que suele ocurrir con mucha frecuencia, leo en algún artículo, en los servicios, mientras se paga respetos a las necesidades naturales). Mal dispuestos podemos estar entonces a ver a Steve Jobs bajo otra luz que la hierática. Porque, seamos sinceros, tampoco es que Jobs inventara la vacuna contra la polio o, como Edison, articulara técnicamente el uso de la electricidad, sin la cual no seríamos nada hoy en día. Ni siquiera parece que fuera tan inteligente o extravagante o delirante (para evitar la palabrita visionario) como Tesla, por nombrar a alguien a quien no suele recordarse. O como Roger Bacon, quien en la Edad Media ya vaticinaba la invención del auto o del avión y apreció los valores del método experimental. Los productos de Apple son hermosos, útiles, interesantes, adictivos. Pero nada más. El desarrollo tecnológico y científico de la computación se debe al trabajo de muchas personas, y más importante me parece el trabajo de, por ejemplo, Alan Turing que el de Steve Jobs, y no recuerdo que se le considerara un visionario (es más, es probable que se haya suicidado por el ostracismo que le conllevó su homosexualidad). Pero nadie se despierta hoy en día y lo primero que hace es apagar el despertador del iTuringphone que tiene en su velador, ni escucha música en el iTuringopod que lleva al trabajo o navega en su iTuringopad mientras evacúa la cena de ayer. Millones lo hacen en los productos de Apple y por eso es casi inevitable que tendamos a la exageración. Ojalá que no lleguemos también a la hipertrofia, pues vaya uno a saber qué espacios más de nuestra vida ocuparán los productos de Apple o de Google. Sin ser visionario, ya me parece verlo: niños perfectos con el matching genético de Loveapp, memoria infalible con iMemo o sexo infalible con el chip hipotalámico iCan. En fin, que empieza el otoño, supongo y anda uno hipersensible, ya que no hipertrófico.

23 comentarios en “De esfuerzos e hipertrofias

  1. Perdón: no había visto que Polonio lo había colgado ya. Pero discrepo respecto a Polonio. En lo que él ve generosidad, yo veo objetividad. Difícil de mantener, es cierto, cuando el deporte nacional es el contrario.

  2. Buenos dias ,Frans van den Broek,caballeros callejeros y cabelleras al viento:

    Al leer este articulo he hecho tal reverencia que he dado con mi cabeza en la pantalla del ordenador..¡ay!..aun me duele ,pero el monitor ha salido indemne…menos mal que no era de estos de pantalla plana…sino lo tiro al suelo….glups!.
    ¿Que les quiero decir con esto?…..si les digo que luego me he arrodillado ante la pantalla y la he reverenciado como si fuera un indigena ante su totem.

    Creo que la vida del ser humano esta impregnada ,en todas sus facetas, de sexo…asi que ya se imaginan el placer inmenso que me ha producido leer de nuevo a nuestro apreciado Frans,perdone que le tutee,señor Van den Broek….ejem.

    ¡¡¡Como estimula mi imaginacion!!!….¡¡¡Gracias!!!.

    En estos tiempos donde uno ve a las hordas franquistas el empeño y esfuerzo que estan realizando para aniquilar a los socialistas y comerselos con patatas,uno llega a la conclusion que habria sido mas practico para el ser humano que Dios no nos hubiera creado para luego dejarnos evolucionar a nuestro libre albedrio.
    Ya se que es una barbaridad lo que les estoy diciendo ,pero mayor barbaridad es pensar que las mujeres son producto de la costilla de Adan,cuando todos sabemos que son nuestra media naranja…..aunque esto no explique la poligamia o el divorcio (no soy matematico y no tengo la formula perfecta para hablaros de este asunto…soy de letras y con faltas de ortografia…disculpenme….ejem.)

    Pero dicho esto,me pregunto que seria de nosotros como cultura española si no hubieramos tenido «un pasaje historico» como Fuenteovejuna en nuestro arraigo popular, me pregunto pues si millones de españoles no estarian deseando echarle las manos al cuello a mi idolatrado Ziluminatius.

    Quizas lo que ha pretendido el director de la obra musical a la que hace referencia Frans,es decirle a el personalmente que para gustos no hay nada escrito y si no querias sopa ahi van dos tazas y toma lentejas y si no las quieres las dejas.

    ¿Por que, si no ,en los cines venden palomitas?.

    En resumen ,creo que con el resultado de las proximas elecciones legislativas podremos apreciar cual la salud mental de los españoles.

    «En fin, que empieza el otoño, supongo y anda uno hipersensible, ya que no hipertrófico»…JAJAJA…que nervios..

    P.D:
    Me gustaria poder escuchar toda la discografia que tengo de Frank Zappa a todo volumen acompañado de Frans van den Broek,encerrados en un chalet climatizado a cal y canto durante tres semanas y media.

    Cuando usted me lo diga ….lo dejo todo y voy a su encuentro….jiji.

  3. Peticion urgente:

    Cada dia que pasa noto en falta las cartas escritas con esa curiosa y digna pluma clara con la que siempre nos ha deleitado Ceferina.
    Asi que no me resisto a pedirle si me esta leyendo que nos escriba algo para calmar mi espiritu ,ante la derrota que se avecina,que de mis Dos Neuronas, Una y Otra ,ya se ocupa mi Yo y yo mismo.

    Mi querida Ceferina,se lo ruego…con todos mis respetos hacia su marido.

    Su fiel seguidor le manda un beso.

  4. Apreciado Jon Silver Berry …si te sirve de consuelo vuelvo a repetir:

    He llegado a la conclusion que Rajoyibus y sus “guate aqui hay tomate” ,le dicen a los españoles lo que quieren escuchar,basicamente saca la bilis que todos llevamos dentro.
    Por el contrario Alfredus le dice a los españoles lo que tienen que escuchar.

    ¡¡¡Escucha coño!!

  5. Aprovecho el enlace que nos trae Polonio del articulo de Ignacio Sánchez-Cuenca sobre Ziluminatius,para agradecerle a nuestro sociologo de guardia por su «ecuanimidad» en su analisis de las politicas desarrolladas por su gobierno,que no generosidad como exclama Polonio.

  6. Muchas gracias, Frans.

    Me parece interesante y muy positivo el diálogo entre el PP y el PNV. Es lo lógico.

  7. 13

    Nada ha dicho hasta el momento. Sus últimas declaraciones públicas fueron contra la propuesta de Patxi López.

  8. Gracias, Frans.

    __

    A Sánchez-Cuenca le reconozco el mérito de inaugurar la temporada de las autopsias.

    Ahora que el Presidente se ha adentrado, casi, en el más allá, está claro que el post-mortem sáncehzconquense no ha querido hacer sangre, si se me permite la expresión. Habrá ocasión de afinar (a mí, por ejemplo, me parece que la indulgencia del Profesor sobre el lío del estatuto catalán es clamorosa, y también obvia que el período ZP tal vez se cierre con el mayor descalabro de la historia para la socialdemocracia española).

    Mi brochazo de hoy es el siguiente: en contra de lo que el propio Rogríguez Zapatero dijo, no cualquiera puede ser Presidente del Gobierno. No basta con acumular buenos propósitos, fotogenia y ciertas cualidades morales. Para cuajar un estadista se necesitan más materiales.

    Abrazos para todos.

  9. Yo, sobre el balance «sanchezconquense» (que dice Teoura): nada que objetar, hasta el último añito de ejercicio. Mucha valentía en la primera legislatura con las medidas de extensión de derechos, el proceso de paz y la política exterior. En la segunda, medidas impopulares, comprensibles y duras, pero ese último añito de abdicación en los principios y de «canguelo» gordo poco comparable con el primer ZP de 2004-2008. El daño, dificilísimo de reparar, en la reforma constitucional, la reforma laboral, la imposición de Ruby sin proceso de primarias, la desmovilización del Partido y el espíritu de derrota imbuido a militantes, simpatizantes y votantes. Varios compañeros me lo han comentado estos días: con la campaña tan activa y enérgica que hicimos en 2003 y con el subidón de adrenalina de 2004 con el abandono de Irak, para acabar sometiéndonos a la estrategia militar estadounidense.

    La militancia socialista ahora vive en estado de estupefación diaria. Se nos pide compromiso para encontrarnos una perlita de estas día sí y día también. Miedo me da pensar en lo que va a pasar, no sólo por la victoria pepera, asumible siempre democráticamente, guste o no, sino por el estado en el que va a quedar el principal partido de la oposición. Un solar.

    Posdatilla: la cosa siempre puede ser peor. Hay sondeos internos que señalan la horquilla entre 94-100 escaños para el PSOE. Y no hay revulsivo a la vista. Lo peor, lo que nos espera a los socialistas andaluces, ya que aquí todo el «establishment» aguantará carros y carretas de cara a las autonómicas de marzo. Eso supone un impass de cuatro meses en el necesario proceso de renovación y otras derrota segura en marzo.

  10. Muchas gracias por tu artículo, Frans. Me he reído mucho leyéndolo.

  11. Muy entretenido artículo Frans, te lo agradezco. Es cierto que: «existe una ley (o, si se tiene aprensión ante este término en manos de psicólogos, una cierta regularidad psíquica) que nos compele a asignar mayor valor a aquello en lo que hemos invertido más esfuerzo, a veces en detrimento de la objetividad.» Y también que: «El problema surge cuando dicha ley adquiere una vida propia más allá de las condiciones que la hacen ventajosa, como cuando apreciamos acciones inútiles pero sudorosas, o productos alambicados sin razón aparente para preferirlos a versiones más simples o ahorrativas.»
    Dicho esto, estoy completamente de acuerdo en que la música clásica mas actual es un rollo insoportable. Siento que hayas tenido que empaparte en alcohol para superar el trauma de ese concierto.
    El artículo de Sánchez Cuenca en El País ha robado protagonismo al de Frans. Polonio, Teoura y Salaberría lo ven demasiado generoso, que SC no ha querido hacer sangre, y que causará el descalabro para el PSOE en las elecciones. A favor del «aprobado» para ZP se declaran Amistad Cívica y Por mi que no quede. Yo también me sumo a esta posición. Quizas le hubiese puesto el título: Balance positivo, a pesar de las críticas de la izquierda. Dice el autor: «Resulta ilusorio pensar que cualquier otro gobierno pudiera haber evitado el ajuste que se le impuso a España en mayo de 2010.» No estoy de acuerdo con la versión de ZP con un mero ejecutor de órdenes impuestas por Alemania. Él podía no haberlas hecho o limitarlas hipócritamente para no perder votos de los socialdemócratas puristas o temerosos de perder sus poltronas. Lo que hizo fue actuar con sentido del deber de Presidente de un Gobierno que se debe a lo que es mejor para que su país salga a flote de una grave crisis aunque ello no se ajuste a su programa electoral. Eso es gobernar. Dice el autor: «Debe reconocerse que a pesar de todas las críticas, España ha logrado evitar la intervención que Grecia, Irlanda y Portugal han sufrido, lo que no es poco.» Añadiría yo que ha logrado evitar la vergüenza de Berlusconi, que sí recibió una carta conminándole a hacer ajustes inpopulares pero necesarios. En fin que en vez de Aprobado yo le daría Sobresaliente.

  12. Muchas gracias amigos, por los comentarios. Uno de los grandes problemas de la politica es la corta memoria del electorado, y su comprensible selectividad. Cuando el polvo se asiente se veran mejor los logros del gobierno, y tambien sus errores. Ojala que pueda aprenderse de los mismos. Si Alan Garcia aprendio, cualquiera puede, digo yo. Un abrazo fraterno. Saludos.

  13. 18

    No, para nada. Niego la mayor. Una cosa es que me muestre crítico con los últimos posicionamientos del Presidente en determinadas cuestiones, y otra que esa nota crítica sea la que, según un servidor, caracterice sus dos mandatos. En mi opinión, un gran Presidente sobrepasado en su último sprint.

    Posdatilla: como imbuidos del espíritu positivo de Amistad, los responsables provinciales del PSOE nos mandaron a nuestra Agrupación a José Andrés Torres Mora, que nos dio una sesión de catarsis a los militantes allí reunidos, en un tono positivo, constructivo y profesoral, del que hemos podido aprender mucho. Una ración de optimismo que veníamos necesitando en mi castigada tierra. El candidato por Málaga y antiguo responsable de Gabinete del Presidente sigue Debate Callejero y (¡¡ horror ¡¡) ahora conoce mi identidad real.

    Buenas noches.

  14. El zapaterismo, ese populismo extraño del que hasta a Sánchez Cuenca en su artículo le cuestar trabajo encontrar el denominador común de tanta ocurrencia, lo definió bien uno de su inventores de primera hora:

    «Un juego de sombras chinescas donde la apariencia predomina sobre la realidad, la emoción sobre la razón, el símbolo sobre la pedagogía y la sorpresa permanente sobre el proyecto conocido y trabajado». (Jordi Sevilla)

    El resto lo pone la cruda y lamentable realidad en la que está este país.

    Todo muy sobresaliente, sin duda.

    Nota: qué no se estaría escribiendo si a Aznar se le hubiera ocurrido hacer una reforma constitucional como la impulsada por Zapatero o hubiera instalado un escudo antimisiles en Rota, con el parlamento cerrado, informando en una rueda de prensa sin preguntas, fuera de España, y ambas decisiones a espaldas de su partido.

  15. 21.
    Me gustaría saber si Jordi Sevilla diría lo mismo de haber seguido siendo ministro del Gobierno de Zapatero. El resentimiento nubla mucho el juicio.
    De Aznar, en los supuestos que plantea Polonio, se estarían diciendo, como mucho, las mismas cosas que se están diciendo de Zapatero. Más no porque es imposible.

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