LBNL
Nadie sabe si finalmente se evitará la guerra. Algunos despreocupados creen que no es posible que a estas alturas Rusia sea capaz de invadir Ucrania sin mediar provocación previa. Otros, en cambio, estamos convencidos de que de no mediar una concesión importante por parte de “Occidente”, la disyuntiva solo es entre invasión “limitada” o a gran escala. Y vemos con gran preocupación que las concesiones que “Occidente” puede permitirse hacer difícilmente colmarán las “necesidades” de Rusia. Luego están los que, aun estando muy preocupados, consideran que, pese a todo, Putin no invadirá para evitar pegarse el tiro en el pie que la resistencia ucraniana y las fuertes sanciones occidentales le supondrían. Si sirve como guía, los “dirigentes” no tienen tiempo para ningún otro asunto: el carrusel de visitas a Kiev es incesante, la última la de nuestro ministro de Exteriores.
A Moscú llega menos gente pero estuvo Macron el lunes, con resultado incierto. A decir de la prensa, fue ridiculizado tanto en la rueda de prensa conjunta con Putin como posteriormente cuando el Kremlin desmintió la afirmación francesa de que Putin se había comprometido a no realizar ningún movimiento militar adicional. Pero me quedo con que pasó varias horas hablando con Putin de lo que cabe y lo que no cabe hacer, que no es moco de pavo dado que todo el mundo coincide en que parte del problema es el creciente aislamiento de Putin en su camarilla de asesores íntimos, cada vez más reducida y más renuente a contarle la verdad. Macron llegó con buenas palabras sobre la necesidad de encontrar formas de que Rusia se sienta segura, repetidas en su visita subsiguiente a Kiev, donde le esperaban con la mosca detrás de la oreja.
A mi modo de ver, Macron está ejerciendo de poli bueno y está muy bien que alguien lo haga. Scholz está muy verde y Alemania está maniatada en cuestiones militares tanto por su bendito anti-belicismo – a nadie le interesa que Alemania vuelva a las andadas – como por su fuerte dependencia del gas ruso. Y los demás, empezando por Biden, compiten por ser el más malo de los polis, condenando las amenazas rusas, amenazando con sanciones sin precedentes y mandando armas a Ucrania para que pueda defenderse mejor.
¿Pero qué puede ofrecer Macron? No está en su mano comprometer a la OTAN a no expandirse más hacia el Este. Como mucho puede proponer que “Occidente” deje de seguir prestando ayuda militar a Ucrania y demás vecinos rusos y quizás una declaración de la OTAN que muestre que ni Ucrania ni Georgia estarán en condiciones de ser admitidas en un horizonte previsible. Macron tiene algo más de margen sobre el conflicto en el Donbás. Pero no demasiado porque Rusia exige que se cumplan los acuerdos de Minsk, pergeñados por Francia y Alemania. En resumen, Rusia exige que Ucrania les otorgue autonomía y se celebren elecciones “autonómicas” allí, que legalicen a sus gerifaltes locales. El problema es que Ucrania exige que Rusia cumpla previamente su parte, es decir, que retire a sus acólitos armados y permita que Ucrania vuelva a controlar la frontera común, es decir, la frontera entre Rusia y el Donbás. Y así llevan varios años insistiendo ambos en que el orden de los factores altera el producto. Para más inri, es dudoso que Ucrania pueda cumplir con su parte primero sin poner en peligro su estabilidad interna porque los nacionalista ucranianos son de cuidado y se niegan.
Así las cosas, mientras Macron ejerce de geoestratega – lo que no le viene mal a su campaña preelectoral presidencial – “Occidente” sigue preparando el arsenal de medidas, más bien sanciones, con los que golpear a Rusia si finalmente decide invadir. Y sería deseable que Macron haya puesto al corriente a Putin de lo que se le viene encima si tira al monte. Porque aunque los rusos sean muy sufridos y Rusia haya acumulado reservas fastuosas, el golpe sería gordo. Y más si encima la invasión no le sale gratis y empiezan a llegar centenares, posiblemente miles, de ataúdes desde Ucrania, que no es descartable. Ojalá Macron haya repetido varias veces el nombre de Afganistán durante su charla porque envainársela sin ningún rédito sería una humillación difícilmente superable para Putin. Pero tirarse al vacío puede ser todavía peor.
Ya queda menos para el 20 de febrero…
Rusia perdió Ucrania en el 2014. La intentó recuperar de todas las maneras a su alcance (tanto incentivando rebeliones como influyendo en la política), pero ya la ha dado por perdida.
El ejército ruso se quedará rodeando Ucrania porque ya es frontera hostil, pero no para invadirla. Nunca ha sido su intención. Claro que, si hay en algún momento un amago de Ucrania contra Crimea, a Ucrania le caerá la del pulpo desde varias direcciones.
Ucrania no puede entrar en la OTAN, o al menos no puede entrar salvo que expresamente renuncie a Crimea y acepte que es parte de la Federación Rusa, y no lo va a hacer. Si Ucrania entra en la OTAN sin renunciar a Crimea, automáticamente habría una Guerra entre Rusia y la OTAN, porque Rusia estaría ocupando un territorio de un país de la OTAN. Así que es imposible que Ucrania entre en la OTAN y el planeta siga con los niveles de radiación y de población actuales. Todo el mundo lo sabe digan lo que digan, y a los rusos les da igual que se lo aseguren o no. Así que no necesitan esa garantía.
A Rusia le interesa que se sepa que Crimea no se toca. Las tropas (o acuartelamientos) rusos alrededor de Ucrania se van a quedar ahí sine díe. Ya se aburrirán los presidentes en campaña o los primeros ministros investigados de dar vueltas y hacer declaraciones.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, los grandes capitales pugnan por Ucrania, y si la devalúan ante el competidor, más barata le saldrá. La reforma agraria mediante un vericueto legal (préstamos no devueltos) permitirá después de décadas de moratoria que grandes fondos se hagan a precio de saldo con cientos de miles de fértiles hectáreas a partir del 2024 (a la vuelta de la esquina). Hay explotaciones de minerales, intereses de la industria de defensa (los británicos firman suculentos contratos armamentísticos). Turquía también tiene fuertes intereses económicos y políticos que podrían chocar con los chinos. En esta despiadada guerra comercial donde no está claro quien está detrás de qué, todo vale, incluso meter miedo al competidor (véase el reciente anuncio de la administración Biden del número de bajas y refugiados que ocasionará la “invasión”). Hay que repartirse Ucrania y hay que meter miedo al fondo competidor. Es como asustar a alguien que va a comprar un piso que quieres diciéndoles que el barrio se va a llenar de okupas. Así uno los puede comprar más baratos. Típicas tácticas comerciales sucias que siempre han existido.
A Putin el Donbás no le interesa. Afianzará la anexión de Crimea con algún acuerdo que suavice la supuesta amenaza de invasión. Los fondos más audaces y despiadados se harán con Ucrania a precio de saldo a base de meter miedo a inversores de buena fe. Win – Win.
¿Qué pasa el 20 de febrero? Ah, sí, vale, que miedo. Me suena que ya lo habían anunciado para enero. Después dirán que en marzo… que cansinos.
Parafraseando a Carlos Hidalgo en el post anterior: «Nuestros esfuerzos por buscar inteligencia donde no la hay no dejan de ser enternecedores y muestran que nos negamos a dejar de tener fe en el ser humano, aunque sea para mal».
Puede que la «inteligencia» haya estimado la presencia de más de 100.000 tropas rusas contando los vehículos militares aparcados (y las tropas de infantería que deben acompañarles) y, como mucho, la capacidad de los barracones. Tal vez no hayan contado con que en un vehículo puede que solo viaje el conductor, o que los vehículos se pueden dejar aparcados y mandar a los soldados a casa. Mover vehículos en invierno viene bien para la mecánica. Así que el movimiento hacia la frontera de Ucrania ha matado dos pájaros de un tiro (relevancia diplomática y desoxidación del parque de vehículos). Para mí, que «el despliegue militar» se va a quedar ahí, al menos hasta el invierno que viene. ¿Dónde van a ir?, ¿a la frontera con China?, ¿a la frontera con Kazajstán? Ahí no se les ha perdido nada mientras no haya una revolución de colores.
En la era digital, donde las madres cuarentonas de los reclutas rusos la podrían estar liando al menos en internet (tienen edad para las redes sociales) porque a sus hijos no les mandan a casa y les tienen en la frontera con Ucrania preparados para la guerra, no hay rastro de eso. Es todo un juego diplomático, aunque hay quien se lo cree (puede que incluso el que mira las fotos, cuenta tanques y hace el informe).
Rusia no va a hacer el favor a sus enemigos de unirles aún más, ni va a asumir el coste humano de una invasión con oposición militar con el problema demográfico que tiene. Tanto los rusos como los ucranianos de a pie lo saben, aunque alguno se entretenga paseando a periodistas occidentales por las trincheras. El 20 de febrero celebraremos San Eleuterio y San Euquerio, el 21 de febrero, San Pedro Damián. Y así sucesivamente.
Parafraseando al anciano de un aldea española perdida de la mano de dios que aparecía en el anuncio del Mitsubishi Montero:
Y dice que ese Biden va vestido de Superman persiguiendo a Putin que está poniendo tropas en la frontera de Ucrania? ¿Y China qué opina de esto?
Pues ojalá Hifernando tenga razón. Ojalá la tenga toda y todo sea una bravata de Putin. Ojalá aunque no lo creo y me encantaría no tener razón.
Off topic,
Comentario en El Periódico.
san agustin
hace 11 minutos
Pedro Sánchez gobierna España bajo el fuego continuo de sus amigos y enemigos.
Gano claramente las elecciones democráticas frente a todos sus rivales políticos, y desde ese preciso momento ha conseguido pese a todo transformar el país bajo las consecuencias de una Pandemia que ha paralizado en estos últimos dos años nuestras vidas y nuestra economía.
De alguna manera ha conseguido sacar el apoyo mayoritario de nuestros representantes democráticos para ir sacando todas las Leyes Legislativas necesarias para poder asegurar el futuro de todos los ciudadanos y ciudadanas de este país. No le ha sido nada fácil, cada grupo político ha jugado sus cartas, sus votos, incluso algunas veces han antepuesto sus intereses partidistas o territoriales al general de todos los españoles.
Hemos visto y asistido también a un lenguaje político en nuestro parlamento de personas que apenas son capaces de aportar nada positivo para mejorar la gobernación del país, más que demostrar su capacidad de insultar, menospreciar, falsear, o incluso amenazar intentado con todo ello denigrar o ridiculizar la vida política de nuestro parlamento.
Nadie en la situación política y económica actual quiere arrimar el hombro de verdad con el gobierno de coalición. Pedro Sanchez ha sabido entender el mensaje claro de la urnas, y poco a poco va cambiando y transformando la vida de nuestro país, y para ello tienen que ir tejiendo los apoyos necesarios para ir construyendo una sociedad solidaria que asegure un futuro mejor para todos nosotros y para nuestros hijos e hijas.
Queda mucho por hacer aun al Gobierno de Pedro Sánchez, veremos aun muchos Albertos Caseros y también bastantes Sayas y Adaneros, pero la política española que sería sin estas figuras Quijotescas.
….
San Agustín es santo de mi devoción.
Supongo que Mr Mulligan intentará excomulgarlo …jeje.
El mayor riesgo es un incidente naval-aéreo en el Mar Negro, no una invasión terrestre que no se va a producir. La invasión no se producirá, pero LBNL mantendrá que se ha evitado gracias a la presión occidental y a la febril actividad diplomática, y yo mantendré la tesis de que los dirigentes rusos nunca pensaron seriamente en una invasión terrestre. Un choque militar con barcos o aviones en el Mar Negro seguido de un gran nerviosismo sí que entra dentro de lo posible, porque hay muchos billones en juego y necesidad de vender barcos y aviones.
MILES DE RUSOS Y UCRANIANOS MORIRÁN
La Federación Rusa mantendrá su despliegue militar de forma permanente en sus fronteras exigiendo que los países occidentales dejen de armar a Ucrania. Los países occidentales no cederán y seguirán armando a Ucrania ante la amenaza rusa. Además, no pueden perder sus contratos billonarios de venta de material de guerra (ejemplo: 1,6 billones en barcos de guerra recientemente firmado entre el Reino Unido y Ucrania). En lugar de incrementar las pensiones, luchar contra la despoblación rural con mejoras en la salud y en la educación, Ucrania gastará una gran parte de su presupuesto en comprar armas a occidente. En vez de mejorar sus pobres infraestructuras, pensiones, asistencia sanitaria… la Federación Rusa gastará una gran parte de su presupuesto en mantener y modernizar una presencia militar de envergadura en las fronteras de Rusia y Bielorrusia (esta última en la práctica anexionada a Rusia) con Ucrania. En vez de sanidad o educación, habrá modernos barcos de guerra, sistemas antiaéreos, drones… Las élites oligarcas rusas y occidentales se beneficiarán de los contratos armamentísticos.
Miles de personas vulnerables en Rusia y en Ucrania morirán sin poder pagar su calefacción, sin acceso a una sanidad adecuada. No habrá guerra (tal vez algún incidente marítimo-aéreo para mantener el suspense), pero el miedo mutuo alimentado por los comisionistas de armas (a veces entrañables amigos de jefes de Estado) provocará miles de muertos.