Carlos Hidalgo
La esperada “marea roja” en las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos no fue lo que esperaban, ni el Partido Republicano, ni la prensa, ni los sorprendidos Demócratas.
Como dijo alguien relacionado con el digital trumpista “Breitbart News”, “la marea se quedó en charco”. La parte más trumpista del Partido Republicano, que aspiraba a afianzar su dominio de la Cámara de Representantes y el Senado, se ha quedado corta. Y sus intentos de dominar el sistema electoral desde dentro, optando a cargos de supervisión de las elecciones, han fracasado estrepitosamente, logrando colocar sólo a uno de los 21 candidatos a Secretarios de Estado de los Estados, que son algo así como los consejeros de Interior de las CC.AA. españolas y supervisan las elecciones en sus respectivos territorios.
Ahora, tras frotarse todo el mundo los ojos, nos apresuramos a tratar de sacar conclusiones de algo a lo que no vimos venir, excepto unas pocas personas. ¿Es por el liderazgo de Trump? ¿Por el negacionismo de las elecciones de 2020? ¿Porque las mujeres acudieron en masa a las urnas tras la derogación del derecho al aborto? ¿Por la aparición de nuevos liderazgos en la derecha estadounidense? Lo que nadie cree es que haya sido por una genial estrategia del Partido de Demócrata, que como todo partido más o menos progresista, es bastante experto en darse tiros en el pie.
Lo que parece más o menos consensuado es que los republicanos se pasaron de frenada y que la sociedad estadounidense admite mucho conservadurismo, pero demasiado se les indigesta. O por lo menos en dosis tan puras. Y con conservadurismo me refiero a cosas como el terraplanismo, la negación de las vacunas o incluso a creer en brujas, como Lauren Boebert.
La expresión “se han pasado de frenada” se repite mucho. Y es posible que eso haya ocurrido. A mí me gustaría pensar que es algo global y que, del mismo que Liz Truss se estrelló contra su propio dogmatismo, también le ha pasado a Trump y espero que les pase a algunos de las personas a las que su afán de fastidiar a la “progresía” les lleva a estar fuera de la realidad.
Y aquí quiero pensar en la manifestación que hubo ayer en Madrid a favor de la sanidad pública. El desastre de la gestión de la sanidad madrileña, que no era algo demasiado diferente del que pueda existir en otras comunidades autónomas, se ha agravado y se ha salido de control gracias al empeño de Ayuso de legislar para fastidiar y para llevar la contraria, más que para gestionar.
La reacción de Ayuso al desastre de su gestión ha sido la típica. Primero, acusar de vagos y de comunistas a los sanitarios, luego decir que se quejaban 30 médicos y no los sanitarios, después afirmar que todo responde a conspiraciones y a intoxicaciones a la izquierda madrileña, como si la izquierda madrileña fuera capaz de tal cosa. Ya le gustaría.
Finalmente, cuando cientos de miles de personas se han manifestado contra el desastre en la gestión, ha salido corriendo a decir que esos cientos de miles de personas no son ni el 1% de la población de la Comunidad de Madrid, como si se esperase de otras manifestaciones que fueran superiores a… ¿qué porcentaje? ¿Al 5%? ¿Al 20%? Una cosa bastante absurda.
No es que crea que esto pueda ser el fin de Ayuso, porque ahora que se cumplen 20 años de lo del Prestige, sabemos que las manifestaciones no siempre se traducen en votos. Algo que desde el PP han recordado, no sin cinismo.
Pero quiero creer que la gente sí que está empezando a decir que, vale, que ser derechas está genial y que cañas y que libertad, pero que no te pases de frenada. Ojalá.
« Y aquí quiero pensar en la manifestación que hubo ayer en Madrid a favor de la sanidad pública. El desastre de la gestión de la sanidad madrileña, que no era algo demasiado diferente del que pueda existir en otras comunidades autónomas, se ha agravado y se ha salido de control gracias al empeño de Ayuso de legislar para fastidiar y para llevar la contraria, más que para gestionar.»
Si desastre hay y no era demasiado diferente del que pueda existir en otras comunidades … , entonces resulta que la vaguedad descansa en la falta de estadísticas ¿ o no ? . ¡ Sí. si hay estadísticas y las publica … el Ministerio de Sanidad !
Evolución diciembre 2020 – diciembre 2021 – No de pacientes y tiempo medio de espera.
Ahí pueden comprobarse las enormes diferencias entre los 183 días de Aragón y los 73 de Madrid , por ejemplo .
No obstante , comparto con usted la ligereza de Ayuso y que se ha pasado de frenada .
No se ha pasado de frenada,está atropellando a to quisqui ,con la intención de estampar a Pedro Sánchez contra la pared,sin importarle que delante suya está Feijóo.
Lo curioso del caso es que Feijóo le permita pasar por encima de su cadáver.
…JAJAJA…que nervios.