Juanjo Cáceres
A finales del presente mes de octubre saldrá a la venta en España el último libro de Peter Heather, ¿Por qué caen los imperios?, un trabajo en el que se propone comparar el declive del Imperio Romano con el declive actual de Occidente, en particular tras la crisis de 2008.
De Peter Heather he de decir que es un magnífico estudioso del periodo que en general denominamos antigüedad tardía y que a lo largo de los años se han publicado tres notables trabajos suyos en castellano, lo que constituye una excelente noticia en un país que, por lo general, hace caso omiso a monografías que aborden periodos anteriores al siglo XX. La que en mi opinión es su obra más importante, Emperadores y bárbaros, nos ofrece una visión renovada del proceso de transformación del imperio romano occidental en un conjunto de reinos gobernados por pueblos de origen germánico, que serán los que darán forma a ese periodo tradicionalmente habíamos denominado Alta edad media europea. Esta importante contribución, además, está claramente complementada por otra de sus monografías, la cual, en mi opinión, resulta menos innovadora, pero que resulta sin duda relevante: La caída del imperio romano.
Desconozco si este nuevo trabajo de Heather aportará ideas y contrapuntos interesantes o no sobre el periodo histórico actual. Aparentemente es una obra menor y alejada de la investigación historiográfica, pero en modo alguno debe recriminarse a un estudioso de la antigüedad y del periodo medieval el que pretenda enriquecer nuestros análisis a través de la que probablemente debería ser la principal misión de la Historia: aprender sobre nuestro presente conociendo mejor el pasado. Tampoco es la primera vez que Heather adopta una perspectiva histórica más amplia, pues precisamente su tercera obra publicada en España es La restauración de Roma: bárbaros, papas y pretendientes al trono. En ella examinaba desde una perspectiva novedosa, y tal vez discutible en algunos aspectos, las tentativas de restauración del imperio romano occidental, analizando para ello la obra política de tres personajes: el monarca ostrogodo Teodorico, el emperador oriental Justiniano y el emperador franco Carlomagno. Finalmente analizaba también la labor del papado con posterioridad a Carlomagno, lo que le lleva a concluir que fue la Roma papal la auténtica heredera del Imperio: con una autoridad de diferente pero igualmente real y coercitiva, y que de hecho ha sobrevivido en cierto grado hasta la actualizada. Un antiguo profesor mío, medievalista, señalaba hace bastantes años que el principal fenómeno de naturaleza política e institucional medieval no es el feudalismo, sino las relaciones Iglesia-Estado. Eso es lo que en cierta medida Heather subrayaba en este libro, si bien debemos tener en cuenta que la hegemonía papal alcanzada sobre estados y emperadores no sobreviviría al Medievo.
¿Pero de qué nos va a hablar Heather ahora, en su nuevo trabajo? Probablemente quiera poner sobre la mesa su profundísimo análisis de la desintegración del imperio romano de occidente para derribar algún mito, como los que hablan de la necesidad de protegerse de la barbarie actual, la cual, en nuestros días, para algunos analistas, encarnaría el Islam. Distanciarse también de la visión clásica de Edward Gibbon, sobre la larga decadencia del imperio, plasmada en su muy clásica obra Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, publicada en 1776, cuando todavía no se conocía lo vigoroso que realmente fue todavía el Imperio en el siglo IV, ni se tenía tan claro como ahora que fueron hechos acontecidos en sus últimas décadas de existencia lo que marcó su final en Europa occidental. Y quizás querrá volver seguramente sobre alguno de sus temas recurrentes, ya abordados en sus obras anteriores, como el cristianismo. No en vano es autor de una extensa obra no publicada en nuestro país que aborda la expansión del cristianismo en la antigüedad y la edad media: Christendom. The triumph of a Religion.
Dado que no he leído la versión original en inglés del nuevo trabajo, desconozco si este libro será una decepción o por el contrario uno de esos libros que necesitamos leer, especialmente ahora que caen bombas en Oriente Medio y que dos fuerzas que encarnan religiones y aspiraciones diferentes se enfrentan de nuevo con un elevadísimo coste en vidas humanas y sufrimiento. Lo bueno de Heather es que suele ser un autor que remarca la necesidad de no hacer sobre nuestro pasado las interpretaciones que nos vengan bien y de objetivar nuestras conclusiones en base a datos fiables y relevantes que realmente las corroboren. También tiene la virtud de no adoptar una perspectiva histórica plana y lineal, sino diversa y multicausal, eludiendo las simplificaciones y evitando entender el mundo a partir de explicaciones fáciles.
No obstante, esta vez no trabaja solo, sino que lo acompaña en la autoría John Rapley, economista político especializado en desarrollo global, economía mundial e historia económica, que cuenta con diversos trabajos previos dedicados a la crisis de 2008, las desigualdades y el desarrollo económico. Habrá que ver si este segundo autor ofrece el contrapunto apropiado y contribuye significativamente a este ejercicio de historia comparada, tal y como su trayectoria parece sugerir.
En definitiva, puede ser interesante echar un vistazo a este libro, la edición del cual debemos a Desperta Ferro ediciones. Puede ser importante tomarse un tiempo para leerlo, para tener a nuestro alcance nuevas representaciones sobre la evolución de este mundo en el que vivimos y para sustituir visiones estrechas y de consumo rápido cada vez más generalizadas, por perspectivas amplias y complejas. Quizás nos ayude a comprender mejor en qué momento nos encontramos y, sobre todo, cómo contribuir realmente a que el mundo no siga asomándose al precipicio una y otra vez.
De primeras muchas gracias
Muchas gracias por su reseña tan bien escrita y sugerente. Solo queda esperar su aparición en librerías y poder comentar el libro en DC .