Sigo siendo anglófilo

LBNL

Siempre he recelado de quiénes se dejaban llevar por los instintos y reclamaban la exclusión del Reino Unido de la Unión Europea, así que no es de extrañar que el resultado de la Cumbre de la semana pasada me llene de amargura: la marginación de Gran Bretaña de la Unión no es buena ni para la Unión ni para Gran Bretaña.

Al contrario, la Unión es mucho más fuerte gracias a la Gran Bretaña, a su poderío, a sus capacidades, a su tradición. Es el único país que conozco que es plenamente democrático pese a las innumerables deficiencias de su sistema legal, teóricas y suplidas en la práctica por unos usos y costumbres que para nuestra democracia bien quisiera.

Quizás alguien no sepa que el Reino Unido carece de Constitución, al menos de Constitución escrita puesto que las tradiciones democráticas tienen una fuerza similar o superior a las legales. El ordenamiento jurídico, basado en el Common Law, en el que el precedente o jurisprudencia manda sobre la literalidad de la ley, incluye aberraciones como que el Monarca sea el jefe de la Iglesia y conceptos como el Royal Prerrogative o el Parliamentary Sovereignity, que chocan contra la modernidad e incluso contra la realidad misma.

A lo que hay que añadir la diferencia de clases entre los nacidos para estudiar en los colegios de élite y las Universidades Oxbridge y los workers, orgullosos de serlo y de liarse a mamporros a la primera de cambio tras malgastar los cuartos en pintas ilimitadas de cerveza en el pub. Y aun con todo eso, es un país del que tenemos mucho que aprender.

La universidad es prácticamente gratuita e incluye alojamiento barato para los estudiantes. El sistema de salud es verdaderamente universal, a diferencia del español, y el seguro de desempleo es ilimitado en el tiempo, conquistas sociales todas ellas que ni Margaret Thatcher se atrevió a desmontar.

Gran Bretaña es la cuna del futbol y al mismo tiempo del rugby, más crudo físicamente y sin embargo el favorito de las élites, porque el cricket, deporte que aburre hasta al más friki de los deportistas de sofá, entre los que me cuento, mantiene en vilo a la nación entera, desde los Lores hasta los lumpen, con sus transmisiones televisivas interminables, sólo en parte provocadas por las repetidas y largas interrupciones por la lluvia.

Muchos españoles han pasado por Londres, como camareros o como turistas, o en calidad de ambos, como es mi caso. Menos son los que conocen el norte de Inglaterra y aún menos los que han pasado algo de tiempo en Gales, en Escocia o en el Norte de Irlanda.

Gozan y padecen del síndrome de la insularidad, agravado por su pasado imperial, que propicia percepciones como la de que mantienen su soberanía intacta, ficticias por más que su ejército tenga capacidades muy superiores (incluida la nuclear) a la de la mayoría de los socios de la Unión Europea, les una un lazo especial con la superpotencia norteamericana y la City sea el segundo centro de negocios mundial.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Churchill apoyó la unificación de Europa sin reservas, en el bien entendido de que Reino Unido no era Europa y aún hoy hablan de Europa para referirse al Continente.

Cuando se creó la Comunidad Económica Europea, el Reino Unido optó por quedarse al margen, impulsando poco después la EFTA, o unión de libre comercio, que englobaba a los países del norte de Europa. La crisis de los setenta les obligó a integrarse y desde entonces, el partido en la oposición, laboristas y conservadores indistintamente, utiliza a la Unión Europea para criticar al Gobierno. Sólo en parte por ello, los sucesivos gobiernos británicos han tratado invariablemente de ralentizar el ritmo de la integración europea. Ahora bien, Gran Bretaña ha sido y es el primero a la hora de cumplir con los compromisos una vez que han sido asumidos, a diferencia de otros socios, como Italia o España, que destacan a la par por su europeísmo y también por su incumplimiento de los plazos para trasponer las directivas europeas, y por las sanciones recibidas por actuaciones contrarias a la legislación europea.

Suele decirse que hasta que Europa no tenga una política de defensa verdaderamente común no podrá disfrutar de una política exterior creíble. Los avances recientes, insuficientes pero sin precedentes, sólo fueron posibles por los acuerdos franco-británicos de Saint-Maló. Si Reino Unido no está, la defensa europea no será posible y por ende la política exterior europea será siempre débil y sierva de Estados Unidos, nos guste o no.

Dicho todo lo cual, no cabe sino achacar a la intransigencia de David Cameron el triste resultado del último Consejo Europeo. La fuerza de los hechos demuestra que Europa necesita una política económica y fiscal común, casi única. Si queremos Eurobonos tenemos que estar dispuestos a ceder soberanía económica y fiscal y resulta que los Eurobonos y la acción del Banco Central son imprescindibles para evitar el colapso general.

Cosa bien distinta es que la política económica y fiscal comunes tengan que ser necesariamente las que dictan las mentes obtusas de la ortodoxia liberal imperante en Alemania. Pero no fue esa la objeción de Cameron, al contrario. El engolado Prime Minister tory exigió garantías de inviolabilidad para la City, que protegieran los réditos que produce para Gran Bretaña la insaciable industria financiera radicada en su país.

Jugó muy mal sus cartas, convencido de que muchos otros, y en particular los países que aún no son miembros de la zona euro, no apoyarían la vía de un nuevo tratado que permitiera superar el escollo de la unanimidad que prescribe el de Lisboa. Resultó que no, que los que en el pasado habían reclamado salvaguardas, como Dinamarca y los países más supuestamente euroescépticos de la última Adhesión, le habían visto las orejas al lobo y tenían claro que la situación no permitía más componendas a alto nivel.

La soberanía económica se acabó hace mucho tiempo, también la británica, aunque Cameron prefiera seguir el dictado de su mal informada opinión pública. La City sufrirá aún más porque el Reino Unido no podrá participar en las negociaciones del nuevo tratado y Gran Bretaña tendrá que pasar por el aro igualmente, desde fuera por un tiempo, hasta que la realidad vuelva a imponerse en la política británica.

Entretanto, los demás, no podremos beneficiarnos del sentido práctico inglés, de su análisis descarnado de las propuestas y de su disciplina a la hora de ejecutar lo acordado. Y tendremos que someternos a la ortodoxia de la austeridad hasta que Merkel y su esbirro francés sientan en sus propias encuestas la presión de la recesión económica provocada por la ausencia de crecimiento y el desempleo consiguiente. Pero la Gran Bretaña gobernada por el Cameron de los recortes salvajes y sin resultado no iba a suponer un límite en este sentido en cualquier caso.

Así que, una pena que Reino Unido quede de momento al margen pero no había opción, David. Disfruta de la popularidad momentánea de las encuestas y empieza a preparar el argumentario para cuando no te quede otra, entre otras cosas porque la City te lo exija, que meter el rabo entre las piernas y llamar a la puerta, lo que tampoco será un trago tan duro gracias a la flema británica.

10 comentarios en “Sigo siendo anglófilo

  1. Yo soy escófilo… de los escoceses, no del escroto.

    Whisky, selección gamberra + whisky, rock + whisky (AC/DC, Nazareth) etc. Delanteros vampíricos, etc

    http://www.futbolingles.es/wp-content/uploads/2011/02/joe-jordan_pa_1372920c.jpg

    Pues bien, el señor-S (Salmond) ha dicho que cuando sean independientes, los escoceses se pasaran al euro. Ni que sea para joder a los vecinos del sur.

    http://www.europapress.es/internacional/noticia-escocia-podria-unirse-euro-si-alcanzase-independencia-20111214132703.html

    Insisto que es mala baba, si fueran europístas de verdad propondrián conducir por donde toca.

  2. Provocador titulo que, a tenor de las pocas respuestas, es poco compartido.

    ejem…ACDC son australianos, sin animo de polemizar.Grupo de una sola canción, pero demonios !que cancion¡

  3. LBNL ha titulado su artículo de forma excesivamente dramática. No creo que nadie se haya tomado el Pacto de 9 de diciembre de Bruselas como un punto de ruptura entre dos europas. Nada ha quedado afectado culturalmente. El título del artículo recuerda las tomas de posición de los ciudadanos de los distintos paises no contendientes en el arranque de la Gran Guerra del 14 respecto a si se consideraban mas próximos a la cultura inglesa y francesa o a la alemana. Hay que recordar que una gran parte de los intelectuales de la Institución Libre de Enseñanza habían realizado su doctorados en universidades alemanas y que los principios morales krauscistas fueron considerados como guias de una educación laica. Esto lo recuerdo por si alguno quiere identificar Inglaterra con libertad y democracia y Alemania con rigidez y autoritarismo. Tanto Inglaterra como Alermania son muy suyos. Si condenable es el miope egoismo alemán de que sus contribuyentes no tengan que regalar ni un céntimo a los gastadores europeos, lo mismo ha demostrado Inglaterra anteponiendo sus mezquinos intereses económicos a la salvación de la eurozona en un momento tan crítico como el actual. Y no es todo culpa de Cameron. detrás de su postura hay muchísimos ingleses, igual que detrás de Merkel hay muchísimos alemanes.
    Lástima que ni la solución de la eurozona ni la de los euroescepticos ingleses acaben de resolver los problemas de las dos partes.

  4. Una sola canción? ¿Una sola canción?

    http://es.wikipedia.org/wiki/Discograf%C3%ADa_de_AC/DC

    Me dejo llevar (en este caso) por el ius sanguis en lugar del ius solis.

    Bon Scott en wikipedia

    Ronald Belford Scott (Kirriemuir, 9 de julio de 1946 – Londres, 19 de febrero de 1980), más conocido como Bon Scott, fue un vocalista de hard rock, letrista, gaitero y percusionista (bateria), más conocido por haber sido el segundo vocalista de la banda de hard rock, AC/DC Kirriemuir está en Escocia.

    Seguimos

    AC/DC (estilizado ACϞDC) es un grupo australiano de hard rock y heavy metal formado en la ciudad de Sídney en 1973 por los hermanos de origen escocés Malcolm y Angus Young.
    Los hermanos Angus, Malcolm y George Young, nacidos en Glasgow, Escocia, se mudaron a Sídney, Australia a mediados de 1963, con la mayor parte de su familia y su mejor amigo en quien se basaron en la mayor parte de sus canciones

    Let there be Eurobonus
    http://www.youtube.com/watch?v=98I85ceICRM

  5. Recién llegado, entro a dejar constancia de que comparto la anglofilia, más que nada para no vaya a parecer eso que supone José D. Roselló (3).

    …………….

    Y ahora me entero de la última cagada -last but not least-, del europarlamento al dejar sin efecto el tratado de pesca de la UE con Marruecos, que afecta a este país y al centenar de barcos andaluces y canarios con licencia para faenar en base al mismo (de las casi 10 licencias, cien son españolas). La mayoría ha votado a favor de un informe contrario a la renovación del acuerdo de un diputado del conservador partido popular sueco (por google veo una colección de imágenes del sujeto, posando cual maniquí) pero desconozco aún como ha sido exactamente, y si ha pillado fuera de juego a los europarlamentarios españoles (especialmente a los del PP). Que si poco rentable para la UE (para los nórdicos nada desde luego), que si se esquilman los recursos pesqueros (risas varias), que si no se beneficia a la población local saharaui (este ya es descacharrante ante lo perfectamente imaginable que es la ventaja que esa población adquiere ahora). En fin, en este tipo de patochadas se resume -a la hora de la verdad- la supuesta solidaridad del parlamento europeo con el desarrollo político y económico del magreb. Pero es por su bien, «por no esquilmarlos».

  6. Joder con el «jet lag».

    Lo que de verdad quería decir:

    “…(de las casi 120 licencias, cien son españolas)…”

  7. Dada la hora, no puedo retomar el hilo del muy interesante debate sobre la «australianeidad» vs «escoceidad» de ACDC, que a mi me interesa.
    Esto no quedará asi.

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