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Quizás no lo sepan todavía pero el próximo lunes y martes los “líderes” europeos se reunirán de nuevo en Bruselas con tres asuntos cruciales en la agenda: la desconexión energética de Rusia – Repower EU, la ayuda masiva a Ucrania y a su reconstrucción – Rebuild Ukraine, y la reactivación y expansión de la defensa europea. No es poca cosa pero, además, puede que el Consejo Europeo sea capaz de adoptar el sexto paquete de sanciones a Rusia, que incluye un embargo de importaciones petrolíferas que Hungría de momento no está dispuesta a aceptar a no ser que se exceptúe el petróleo ruso que le llega por oleoducto al no tener otros disponibles ni puertos en los que puedan arribar los petroleros.
Sobre las tres cuestiones puso sobre la mesa la Comisión Europea propuestas de calado el pasado 18 de mayo, dando tiempo a su estudio en las 27 capitales europeas. Está todo bien explicado en los comunicados de prensa (en español) de los tres enlaces supra pero resumamos para los escasos de tiempo.
Repower EU es un plan para acelerar sustancialmente la desconexión del gas ruso – con una reducción de hasta dos tercios antes de final de año – en principio prevista para 2030 en el marco de la lucha contra el cambio climático. Asimismo, el plan incluye una serie de medidas para responder al aumento de los precios de la energía en Europa y reconstituir las reservas de gas de cara al próximo invierno. Habrá que estudiar el plan atentamente porque, en principio, parece como la cuadratura del círculo: nos quitamos del gas ruso a toda velocidad, encontramos gas alternativo y otras fuentes de energía en cantidad suficiente para compensar y encima contenemos la subida de precios. Bueno, bonito y barato. O por lo menos no más caro.
Esperemos que las propuestas sean solidas y sean endosadas por el Consejo Europeo porque hay un par de cosas que están claras. Putin vive del petróleo (si se aprueba el sexto paquete de sanciones ya no será a costa nuestra) y del gas, los combustibles fósiles son nocivos para la supervivencia del planeta y la Humanidad con él, y la subida desorbitada del precio de la energía puede provocar una recesión de magnitudes incalculables, y todo lo que ello conlleva en términos de inestabilidad política, populismos, etc.
En Rebuild Ukraine la Comisión recuerda que ya ha movilizado más de cuatro mil millones de euros para ayudar a Ucrania desde que comenzó la invasión rusa y propone otros nueve mil millones adicionales en créditos de ayuda macro financiera. Con un par. Pero es que si no la administración ucraniana no puede hacer frente a sus gastos corrientes. En lo de la reconstrucción la Comisión no se anda con rodeos: van a hacer falta muchos miles de millones y el presupuesto europeo tiene todo el pescado vendido. Así que o los 27 Estados miembros aceptan hacer aportaciones adicionales – lo que es poco probable por no decir imposible – o se recurre a fórmulas imaginativas al estilo de préstamos a nombre de la UE con garantía de los Estados miembros. En otras palabras, más eurobonos como los del NextGeneration post Covid que tanto costó sacar adelante, incluidos los setenta mil millones en subvenciones y otros tantos en préstamos que le correspondieron a España, la segunda mayor beneficiaria.
En cuanto a la reconstrucción la Comisión ha mostrado la patita porque tampoco es cosa de empezar a reconstruir mientras Putin sigue destruyendo. Pero el dilema es claro: si queremos verdaderamente ayudar a Ucrania a volver a la normalidad una vez que consiga subvertir definitivamente la invasión rusa, hará falta más pasta. Mucha más y hay una opción obvia para conseguirla sin incurrir en déficit. A buenos entendedores…
Finalmente, la Comisión señaló que la situación de la defensa europea es crítica: las diferentes fuerzas armadas europeas no estaban bien preparadas – con la excepción de las griegas, siempre listas frente a la amenaza turca – y ahora se han quedado, si se me permite la expresión, en bragas, o mejor dicho en calzoncillos ya que lo de los ejércitos es un asunto muy testosterónico. Sí porque si tienes poca cosa y encima le tienes que donar a Ucrania la mitad, te quedas con la mitad de poca cosa, que es muy poco, especialmente teniendo a una Rusia agresiva enfrente, lo cual puede no ser muy preocupante visto desde España pero lo es mucho desde Varsovia, Bratislava, Sofia o Talin, por citar solo cuatro de las capitales más activas en el suministro de armamento a Ucrania.
¿Solución? Invertir más en defensa, claro está, y eso es lo que están anunciando todos los gobiernos europeos. Pero también invertir mejor, evitando o al menos mitigando, las disfuncionalidades del gasto de defensa europeo, que son enormes. Para que se hagan una idea, los 27 gastaron en 2021 alrededor de 220 mil millones de euros en su conjunto y ahora han anunciado inversiones – adicionales a las ya previstas – de unos 200 mil millones de euros en los próximos años. Pero el “output”, lo que se consigue, es mucho menos de lo que consigue EE.UU., o peor, también China o Rusia, con gastos similares en términos absolutos – aunque mayores en términos de paridad relativa de compra por los más bajos salarios y costes de materias primas. El problema es que los gobiernos tienden a comprar a sus industrias nacionales, o a las de sus vecinos, y mientras que EE.UU. tiene un tipo de tanque, Europa tiene más de una decena, y lo mismo para artillería, blindados, aviones, etc. Y las economías de escala brillan por su ausencia.
De ahí que la Comisión proponga incentivos para que el incremento de gasto en defensa no resulte en una fragmentación del mercado de la defensa europeo todavía mayor y todavía más ineficiente. Sobre la base de la compra conjunta de material, por parte de al menos tres Estados miembros, que así comprarán el mismo equipo y ahorraran al hacerlo juntos. Y de paso tendrán equipos plenamente compatibles en el campo de batalla, que ese es otro problema.
Y como decía al principio, esperemos que Hungría de su brazo a torcer – con concesiones particulares in extremis tan típicas de la UE – y podamos adoptar el sexto paquete de sanciones contra Rusia. Porque el embargo de importaciones de petróleo tampoco es inmediato; al contrario, incluye plazos de varios meses para su entrada en vigor dependiendo de la situación relativa de cada Estado miembro. Pero no pinta bien porque como han relatado los medios de comunicación, el ínclito Orban ya ha pedido que no se aborde el tema so pena de romper la unidad europea que ha presidido la adopción de sanciones contra Rusia hasta la fecha. En otras palabras: si sacáis el tema voy a votar en contra así que mejor no lo saquéis. Habrá que estar atentos, a este tema y a lo que se acuerde sobre los otros tres.