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Y decían algunos que la Unión Europea no hacía nada para ayudar a Ucrania… Si han perdido la cuenta de las sanciones que la UE ha adoptado contra Rusia en los últimos días, no están solos porque está siendo una catarata continua de proporciones insospechadas hace solo algunas semanas. Pero claro, no es lo mismo planificar la reacción a una posible invasión que uno considera altamente improbable – porque sería gravísima y no le saldría a cuenta al agresor, ergo seguramente va de farol – que reaccionar a una invasión militar en toda regla contemplando las imágenes de misiles destruyendo edificios civiles y decenas de miles de personas – que hasta hace unos días vivían tranquilamente sin meterse con nadie – huyendo despavoridas.
Seguramente cuando lean este artículo las televisiones estarán emitiendo imágenes de caos bancario en Rusia, caídas generalizadas en los mercados y encarecimiento de los futuros de materias primas – no solo gas y petróleo sino también fertilizantes, trigo, etc. Porque este fin de semana la Unión Europea ha respondido con fuerza inusitada con mandobles directos al corazón de la economía rusa: la agresión no puede salirle gratis al dictador represivo y asesino que domina Rusia con puño de hierro desde hace dos décadas por más que, lamentablemente, la población rusa vaya también a tener que sufrir las consecuencias.
Caos bancario porque ayer la UE congeló los activos del Banco Central ruso. La medida fue adoptada conjuntamente por el G7 y se estima que el total de activos congelados rondará la friolera de 400 millardos de dólares (NB: el presupuesto de España para 2022 ronda los 200 millardos). Esos 400 millardos suponen 2/3 de los activos totales del Banco Central ruso. Así que, de un plumazo, Rusia no puede contar con esa ingente cantidad de divisas para mitigar la devaluación en curso del rublo (1 dólar=70 rublos en octubre, ayer 83, que viene a ser un 18%).
Ya el viernes la UE había cerrado su mercado al 70% del sector bancario ruso y las principales empresas públicas, y también a cualquier inversión rusa en la UE superior a un millón de euros. Y prohibido la exportación de alta tecnología para la industria del refino de petróleo y restringido severamente la exportación de productos tecnológicos – por ejemplo, chips avanzados – prohibiéndola totalmente para el complejo industrial-militar ruso.
Ayer también, la UE cerró su espacio aéreo a todos los aviones rusos – también los privados de los oligarcas. Y el viernes ya había prohibido la venta de cualquier bien, componente o pieza – y servicios incluidos los seguros – de todo material aeronáutico y espacial a compañías rusas. Para que se hagan una idea, del total de unos 1200 aviones comerciales que actualmente tienen las compañías rusas, unos 800 los tienen en régimen de leasing de compañías europeas, principalmente radicadas en Irlanda. Así que se acaban los leasing y se queda sin la mayoría de los aviones que vuelan en Rusia. Y si se niega a devolverlos, tendrá que hacer frente a las reclamaciones pertinentes y no podrá repararlos ni mantenerlos apropiadamente, aparte de no poder volar a ningún aeropuerto de la UE.
Y hoy, para más inri, la UE abordará la exclusión del sistema de gestión electrónica de pagos internacionales SWIFT para algunos de los principales bancos rusos de forma que, no solo no podrán invertir o financiarse en Europa sino que tampoco podrán beneficiarse del sistema más utilizado para operar aunque lo hagan con entidades ajenas a Europa, EEUU, Gran Bretaña, Canadá o Japón, porque todas estas medidas han sido adoptadas conjuntamente por el G7.
Como la invasión hacia Kiev partió de territorio bielorruso – también algunos misiles – hoy también la UE expandirá significativamente las sanciones contra el sátrapa de Minsk, aplicándole también la restricción de exportaciones tecnológicas avanzadas, añadiendo sectores económicos a los ya acordados y añadiendo más oligarcas a los ya señalados como cómplices del régimen, que ya no podrán viajar o invertir en Europa. Como tampoco podrán los oligarcas rusos sancionados también ayer: bye bye para todos ellos a las mansiones en Londres, las compras de lujo en Milán, los yates en la Costa Azul o las cenas en lo alto de la Torre Eiffel.
Todas estas medidas van a suponer un coste importante también para nosotros, y más si Rusia, como es previsible, reacciona adoptando medidas propias. Ahora bien, la medida más fuerte que puede adoptar – para el suministro de gas y petróleo – supondría renunciar a la mitad de sus ingresos, lo cual sería todavía más gravoso para el Kremlin tras la paralización de activos y el cierre de los mercados financieros internacionales.
¿Será todo esto suficiente para parar la guerra? Seguramente no pero sí para castigar al responsable. Y con suerte, para estimular la rebelión interna del pueblo ruso y de su élite corrupta, quizás menos afecta al líder que les ha permitido seguir medrando cuando sientan las consecuencias directamente en sus bolsillos.
Por cierto, sobre la guerra. La imagen que transmiten las televisiones de que Ucrania está a punto de caer, es muy exagerada. El ejército ruso apenas ha conseguido conquistar territorio, su avance es muy lento y encuentra grandes dificultades, logísticas y una mucha mayor resistencia ucrania de la esperada. Kiev resiste pese a todo pero incluso si cae, el gobierno y el ejército de Ucrania seguirán resistiendo desde el 90% del territorio al que todavía no ha conseguido llegar el ejército ruso. Y la ayuda militar occidental está en marcha pese a las amenazas de Putin.
Y el aislamiento internacional de Rusia es brutal y va in crescendo: ni siquiera China votó en contra – se abstuvo – de la resolución contra la invasión del Consejo de Seguridad, que Rusia tuvo que vetar en solitario. Veto que no tiene en el Consejo de Europa, del que ha sido suspendida, en la UEFA, que le ha quitado la final de la Champions, en la Fórmula 1 que ha anulado la carrera que tenía prevista, en la UER que la ha dejado fuera de Eurovisión, o en el COI, que ha pedido a todas sus federaciones que no acudan a eventos deportivos en Rusia. Y lo que está por venir.
Una cosa son los argumentos – algunos perfectamente legítimos – que Rusia puede tener y que merecen ser considerados, y otra bien distinta invadir a un vecino a sangre y fuego porque no te sales con la tuya. Europa, la Unión Europea, no tenía más remedio que responder con firmeza al desafío. Habría sido seguramente mejor haber actuado más decididamente en el ámbito diplomático antes de la invasión o – seguramente las dos cosas al mismo tiempo – armar a Ucrania en los cinco meses que han pasado desde que Rusia empezó a concentrar tropas en la frontera. Pero los errores o deficiencias de la UE, EE.UU. y la OTAN – como tampoco los de Ucrania – son justificación para la agresión militar descarnada y sin escrúpulos protagonizada por el carca autoritario y asesino del Kremlin, que de seguro no se esperaba una reacción tan decidida.
Suscribo cuanto dice y le felicito por su acierto en las previsiones sobre las fechas probables de la agresión rusa.
Las sanciones económicas no solo van a afectar fuertemente a Rusia sino que también a los paises latinoamenricanos que mueven sus recursos a traves de los bancon rusos y en Rusia.