Por un año aburrido

Carlos Hidalgo

Vayan por delante mis mejores deseos a los lectores y lectoras de este blog colectivo. Ojalá 2024 sea un año de lo más tranquilo para ustedes; tanto que hasta les deseo que se les haga aburrido. Un deseo en lo personal que va a ser imposible en lo público.

En 2024 tenemos dos grandes guerras en curso: la guerra de Ucrania para contener y rechazar al invasor ruso y la terrible y desproporcionada respuesta de Israel a la barbarie de Hamás, que está desestabilizando una zona que ya de por sí era enormemente inestable. Si lo que ocurre en Ucrania ha tenido repercusiones en el precio de la energía y en el mercado mundial de cereales, lo que ocurre en la franja de Gaza se está extendiendo al resto de países de la región y de paso amenaza al tráfico internacional de mercancías, sometidas a un incremento de la piratería por parte de los rebeldes houties, afectos a Hamás. Y, además, en Irán, actor clave en esta tragedia, se suman un terrible atentado reivindicado por el Daesh, una crisis económica, inestabilidad interna y descontento creciente, más las respuestas por parte de Israel y de los EEUU a sus acciones en apoyo de Hamás.

En Europa tenemos elecciones al Parlamento Europeo en junio de este año y, de nuevo, lo que se va a leer en clave interna va a tener una enorme importancia a todos los niveles. De esas elecciones saldrá un parlamento que puede tratar de aumentar la cohesión y la estabilidad del continente o una colección de “euroescépticos” que conviertan las sesiones en un circo y traten de echará a perder la mejor idea que ha tenido este continente desde que existen las civilizaciones.

Hablando de Europa, con las elecciones llega también el fin del mandato de Charles Michel, ese político belga que ha logrado despertar enormes consensos en cuanto a la vergüenza ajena que es capaz de provocar y que nos ha demostrado que desde Bruselas también se puede hacer todo con los pies. Lo malo es que su salida coincide con la presidencia de turno de Hungría y es posible que Viktor Orban quiera aumentar el caos tratando de nombrar a un sustituto aún peor, lo cual es casi imposible; pero uno nunca puede cerrarse a lo maravilloso y a lo insólito en estos tiempos.

Y ya que recordamos que las cosas siempre pueden ir a peor, recordemos al Reino Unido, que nos ha demostrado empíricamente que siempre es posible hacerlo aún peor. Si Somalia es la demostración de que el Estado sin Estado no es el paraíso liberal que se nos quiere vender, el Reino Unido es la demostración de que el populismo nacionalista conservador solo lleva a una espiral delirante que puede dejar a una potencia nuclear a niveles socioeconómicos más propios de la actual Polonia. Se espera que a finales de este año se celebren elecciones generales y es bastante posible que el Partido Laborista arrase en ellas con la táctica de no asustar al electorado y simplemente recordar a los votantes qué es lo que hace el gobierno conservador.

En cuanto a España, me temo que los hados nos van a mantener al mismo y estomagante régimen de alarmismo, crispación y ventajismo infantil. He leído a un optimista decir que nos espera una legislatura entera de tranquilidad. Sin ser pesimista, creo que se equivoca.

¿He dicho ya lo que me gustaría que este fuera un año tranquilo? Feliz 2024 a todos y a todas.

Un comentario en «Por un año aburrido»

  1. Ojalá fuera tranquilo, pero no parece, ni en España ni fuera. Al contrario. Lo de Michel no me preocupa demasiado y no tiene ni la más remota posibilidad de nombrar a su sustituto. Con suerte incluso acuerdan el sustituto antes de que Orban tenga que hacerse cargo temporalmente… de un puesto tan insustancial.

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