Cordones sanitarios

Carlos Hidalgo

En el día en el que todos los candidatos a la presidencia de Francia que no han pasado a la segunda vuelta han pedido que no se vote a Le Pen (excepto Zemmour, que pretendía adelantarla por la ultraderecha), en ese mismo día, Mañueco, que pretendía gobernar sin ciudadanos, va a gobernar con Vox.

En Francia, donde todavía hay quien se arrepiente del régimen de Vichy y el colaboracionismo nazi, se mantiene el cordón sanitario a una ultraderecha que está más cerca que nunca de hacerse con el poder. En España la derecha demócrata, que no reniega del todo del franquismo, cree que puede domar a la ultraderecha y, eventualmente, absorberla dentro de los límites de la constitución del 78.

Esto de los cordones sanitarios es delicado. En España, por falta de una ultraderecha fuerte, sólo se aplicaron a los brazos políticos de ETA mientras la banda aún mataba y no sin tensiones. También fue de las pocas veces en las que nuestro sistema pasó a ser una democracia militante y buscó la manera de proscribir a quienes querían acabar con ella. Una estrategia que, a la larga, ha demostrado ser efectiva y que es mérito de todos los partidos políticos. Sin peros.

Pero proscribir lo que la gente vota es delicado. Y más delicado todavía si la gente lo vota en grandes cantidades, como ha pasado en Francia. En España, de momento, no estamos en esa situación. Pero no sabemos si es sólo cuestión de tiempo que nos veamos en ella.

El cortoplacismo, el ventajismo y la dificultad de llevar a cabo políticas de Estado hacen que sea enormemente difícil que se pueda repetir lo del cordón sanitario en España. Y más teniendo en cuenta que, cuando se hizo, era aplicado a un partido que apoyaba directamente a una banda armada que mataba a gente. Y, afortunadamente, hoy en día ya no es el caso en ninguno de los partidos políticos con representación parlamentaria. Muchas de las ideas y declaraciones de intenciones de Vox son excesivas y hasta terroríficas, porque no auguran nada bueno para todos los españoles que no coincidan al 100% con su visión del mundo. No sólo porque Vox sea Vox, sino porque, a escala más pequeña, ya hemos comprobado lo que hace el nacionalismo cuando gobierna descontrolado.

Diría que la apuesta del PP de intentar domar a Vox pudiera ser razonable si se llevara a cabo por alguno de sus líderes con más personalidad y proyección. Como Ayuso, que seguramente les opaque en la Comunidad de Madrid. Pero tengo pocas esperanzas puestas en Mañueco. Cuando gobernó con Ciudadanos se pasó escondido la mayor parte del tiempo, delegando en su entonces vicepresidente, Igea, dar la cara, implementar las políticas más difíciles y, en general, hacerle los deberes mientras él dormitaba en la presidencia.

Durante la pandemia y las crisis Mañueco ha resultado ser apocado, huidizo y alérgico al esfuerzo. No es de extrañar que se le haya visto sufrir tanto al negociar su gobierno, que su intervención durante el debate de investidura haya sido errática y alejada de la realidad y que, al final, haya cedido en todo, acobardado entre las instrucciones de Génova y las presiones de Vox. De lo que salga durante esta nueva legislatura dependerá mucho la actitud que el PP vaya a mantener ante la ultraderecha. La pena es que los conejillos de indias serán todos los habitantes de Castilla y León.

4 comentarios en “Cordones sanitarios

  1. Buenos días Carlos Hidalgo,caballeros callejeros,cabelleras al viento sin coletas y a lo loco y cazadores de bulos varios:
    Que quieren que les diga,estoy deseando que el PP gobierne con VOX y que veamos negro sobre blanco las leyes estandarte qrue propone Vox sobre eso que llaman «violencia intrafamiliar» y sobre otras que están dedicadas para cuestionar las leyes que se han aprobado en el Congreso de los Diputados.
    Los agricultores y ganaderos recibirán la medicina que han pedido.
    Y Feijóo será testigo de sus propios errores sin ningún margen para la crítica.
    Y cuando pase el tiempo veremos la cruda realidad.
    Ánimo votantes de Vox,póngase ustedes mismos ,la soga en el cuello.
    ¡¡Y da un gustirrinin!!
    …JAJAJA….que nervios.

  2. En democracia no hay más cordón sanitario que el que desarrollan los ciudadanos con sus votos. Gobernar bien, gestionar bien, argumentar bien, son las armas que tienen los partidos políticos para atraer el voto.
    Hay mucha hipocresía a la hora de valorar a los partidos por el resto de partidos, lo que se hace más en función de como una ideología más extrema quita votos a a otra menos y con ello mi partido sale beneficiado, por lo que aplaudo con las orejas, pero si termina creciendo por encima de lo deseado y puede terminar coaligándose y me impide gobernar, … el grito en el Cielo.
    Dejar gobernar al partido más votado, modificar las leyes e ir a segundas vueltas como en Francia, so maneras de impedir gobiernos extremos que no hayan conseguido mayorías absolutas. …… pero eso no interesa mejor seguir aireando el Doberman. ……. pura hipocresía.

  3. Mociones de censura no dejan de presentarse por el hecho de que para salir tengan que votarla partidos de ideología extrema. Entonces si se presentan con el infantil argumento de que no pueden evitar que también voten esos partidos. Apoyarse en partidos de ideología extrema para que otro gobierne es malo pero si es para gobernar yo, no hay cordón sanitario que valga.

  4. No son las mayorías que se logran con los partidos que están en los extremos,si no las leyes y los proyectos de estado que se logran con ellos lo que les diferencia a unos y a otros.

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