Verónica Ugarte
Desde 1978 el cineasta de origen polaco Roman Polanski vive en Francia al huir de la justicia de EEUU por haber sido acusado de abuso a una menor de 13 años. En 2009 fue arrestado en Suiza y estuvo bajo arresto domiciliario por casi un año, hasta que finalmente, las autoridades suizas negaron la extradición.
Durante ese tiempo varias voces de apoyo firme incondicional se hicieron escuchar en Francia; una de ellas fue la de Frédéric Mitterrand quien afirmó rotundamente que el arresto al cineasta carecía de sentido puesto que había sido perdonado por la víctima. Un nuevo escándalo se había desatado.
En esos momentos Mitterrand era el Ministro de Cultura bajo el Gobierno de Nicolás Sarkozy. Sus palabras no pasaron desapercibidas y recibió ataques directos. Marine Le Pen le acusó de pedofilia y de haber sido cliente del turismo sexual en Tailandia, tal y como se reflejaba, según Le Pen, en unos de sus libros autobiográficos, “La mauvaise vie”, aparecido en 2005.
El Gobierno de Sarkozy cerró filas en torno al Ministro, quien se defendió en las televisiones francesas condenando la pedofilia, negando cualquier acusación y afirmando que no renunciaría a su cargo, lo que mantuvo.
En dicho libro Mitterrand juega en la zona gris. Habla abiertamente de su homosexualidad y de los encuentros que mantiene con “garçons” en varios países. Esa es la clave: nunca aporta un solo dato acerca de la edad de los jóvenes con quien mantuvo relaciones. Los rumores y las acusaciones cesaron en su momento y el sobrino del que fue Presidente de la República de Francia siguió siendo invitado a tertulias y jamás recibió una querella.
Una suerte completamente diferente corrió el escritor Gabriel Matzneff. Niño mimado de la clase intelectual parisina, ávido de popularidad y embriagado por una ambición sin límites, en 1990 fue invitado al importante programa “Apostrophes”, dirigido por el fallecido Bernard Pivot.
El libro de memorias “Mes amours décomposés” acababa de ser publicado y Pivot dio rienda suelta a una serie de comentarios que ya en la época eran degradantes. Llamó a Matzneff “coleccionista de gatitas” refiriéndose a la predilección del escritor bien conocida en su entorno por las niñas menores de quince años.
Matzneff se autodenominó “profesor de educación sexual”, admitiendo a las mujeres menores de quince años porque no han pasado por situaciones denigrantes con el sexo opuesto y por lo tanto no son unas histéricas. La audiencia ríe; Pivot ríe; los contertulianos ríen. Una sola voz se alza a favor de la coherencia y de la lucidez en medio de tan enfermizas declaraciones y reacciones: la periodista canadiense Denisse Bombardier dice rotunda: “creo que vivo en otro planeta».
Y continua: “el comportamiento del señor Matzneff me parece lamentable. En Francia parece ser que la Literatura tiene un aura y que él atrae a las niñas en lugar de con dulces, con su reputación. La Literatura no puede servir de coartada para el abuso de poder”. Matzneff se encoleriza y prohíbe a Bombardier hablar así de su libro. Para él su obra es fruto de amor hacia la belleza y protección hacia ella. Se dice un hombre que da un servicio a las niñas indefensas. La canadiense embate y afirma con rotundidad que existen límites hasta en la Literatura y que ésta no puede ser usada como apología de la pedofilia. La audiencia calla; los contertulianos callan; Pivot calla. Se hace presente este silencio que hace cómplice a quien lo practica.
“Le consentement” ve la luz en 2019. Su autora es Vanessa Springora, quien fue víctima de abusos por parte del escritor cuando ella tenía quince años y él cincuenta. En su libro ella cuenta su experiencia de cómo fue seducida a través de cartas y encuentros a la salida del Liceo. Gracias a la valentía de Springora se desata un terremoto en Francia. ¿Qué círculos han podido encubrir estos delitos? Ya no es solo a nivel literario sino político, policial, mediático. Maztneff recibe dos querellas judiciales y Gallimard retira sus libros de su catálogo. Son imposibles de encontrar en Francia actualmente u online. Es un paria desde 2020.
Investigando encontré un libelo que el escritor autopublicó para sus amigos y conocidos. Cien copias pudo repartir, pero a partir de ahí es un paria. La única casa editorial que publicó “Vanessavirus” fue una italiana, en cuyas páginas destila odio y resentimiento.
Lo peor viene cuando Pivot quiso disculpar sus palabras y actitud del 1990 detrás del slogan de mayo del 68, “prohibido prohibir”, afirmando también que en aquella época los libros como los del Maztneff eran publicados sin que la Justicia interviniera. Continúa afirmando que los libros y la Literatura se juzgaban por encima de la Ley y de la moral. Unas afirmaciones patéticas por parte de quien fue considerado un gran periodista e intelectual.
Cuando leí “La mauvaise vie” y “Vanessavirus” la indignación y la furia me invadieron. Nada puede defender el acto inmoral de buscar placer a costa de la infancia. Los niños son sagrados y deben ser defendidos no solo por sus padres sino por todo el sistema.
La pedofilia existe desde que el hombre es hombre, pero estamos hablando de una de las democracias más importantes del mundo en el siglo XXI. Y al mismo tiempo debemos preguntarnos: ¿cuántos depredadores han sido encubiertos? ¿Por qué se encubre a un apellido que hace temblar todavía y a un escritor con varios premios a sus espaldas? ¿Estamos hablando del dinero que se mueve gracias a ellos, a sus conexiones, a sus intereses?
Como dice Bombardier: no debemos callarnos. El silencio hace cómplice de un asqueroso delito a quien lo descubre, es testigo y da la espalda.
Buenos días Verónica Ugarte,caballeros callejeros,cabelleras al viento sin coletas y a lo loco y peritos en bulos varios:
Gracias por el artículo al dar luz sobre este asunto tan denigrante .
Y como últimamente está en boca de todos el Gobierno de Argentina de Milei y dado que en youtube tenemos acceso a lo que dicen los medios de comunicación en ese país ,no me resisto a traer uno de tantos vídeos en el que un tal Sanyiago Cuneo acusa a Milei de connivencia con los pedofilos que le rodean
Este video es de lo más «suave» por así decirlo,ya que este personaje se le puede considerar como «la horma de su zapato» a Milei con su mismo lenguaje.
Caso Loan Peña.
https://youtu.be/ttNkN0-ed1I?si=ABUBcol3O5_nACBM
Me permito traer a cuento el siguiente artículo de Enric González .
« Si alguien me preguntara algún día qué libro conviene leer para captar el espíritu de los años 70, recomendaría sin duda Paysage de fantaisie. Nada refleja cómo esta novela laesprit du temps de hace cincuenta años.
Me temo que sólo se puede leer en francés, pero esto no es el problema principal. Se conozca o no la lengua francesa, se trata de un texto tan críptico como el Finnegans Wake de James Joyce: no tiene mayúsculas ni signos de puntuación, aparecen espacios en blanco a media palabra y el relato ignora la cronología. Entonces el experimentalismo salvaje gozaba de prestigio. Como la pedofilia. Paysage de fantaisie va de una finca rural donde se enseña a niños y niñas el arte de la prostitución. En 1973 fue la novela más célebre en Francia y ganó el premio Médicis.
Que no os extrañe. Los años 70 fueron peculiares. El autor de Paysage de fantaisie, Tony Duvert, defendía ardorosamente la pedofilia. Toda la crítica, de izquierdas y de derechas, se puso a sus pies, pese a que la pedofilia era una causa rotundamente progresista ante la que los conservadores tendían a sentirse incómodos. Incómodos, pero raramente contrarios, al menos en círculos intelectuales.
Muy bien, hablemos de Francia. Este país donde, como dijo Woody Allen, el eslogan «nihilismo, cinismo, sarcasmo y orgasmo» puede hacer que ganes unas elecciones. Da igual: los años 70 fueron parecidos en el conjunto de lo que llamamos Occidente. A la izquierda creíamos que Jean-Paul Sartre tenía razón y detestábamos bastante liberales como Jean-François Revel y Raymond Aron, quizás porque, cuando dejábamos de lado la fe, sabíamos que la razón la tenían ellos.
Sartre fue uno de los firmantes de una petición enviada en 1977 a la Asamblea Nacional. Se exigía a los diputados que rebajaran la edad en la que se permitía a los jóvenes mantener relaciones sexuales con personas adultas. A los menores de 15 años se les prohibía el sexo con las personas mayores, lo que, en opinión de los firmantes, vulneraba los derechos de los niños. Es más, se consideraba también imprescindible despenalizar todas las relaciones sexuales, sin que la edad de los participantes importara nada.
A los menores de 15 años se les prohibía el sexo con las personas mayores, lo que, en opinión de Sartre, Foucault y otros pensadores franceses, vulneraba los derechos de los niños
Algunos de los firmantes, además de Sartre: Foucault, Aragón, Barthes, Althusser, Derrida, Deleuze, Sollers, De Beauvoir. La quema del pensamiento francés mantuvo durante años la campaña por la despenalización de la pedofilia. Y lo hizo sin miramientos, con varios manifiestos publicados en Le Monde y Liberación. Este último diario, florón de la izquierda periodística, hacía gala de acoger en la sección de pequeños anuncios un apartado de contactos entre adultos y menores. En 1979, Liberación expresó su apoyo a un caballero que debía ser juzgado por mantener sexo habitual con un grupo de niñas de seis a doce años, argumentando que las niñas afirmaban “sentirse satisfechas”.
Aquel esprit du temps se prolongó hasta mediados de los 80. En 1982, en el programa televisivo Apostrophes (un excelente producto cultural), Daniel Cohn-Bendit (héroe del Mayo del 68, con una larga carrera política posterior) no tuvo inconveniente en explicar lo bien que se lo había pasado trabajando en una guardería “alternativa ” alemana: “Cuando una niña de cinco años empieza a desnudarte es algo fantástico, es un juego erótico-maníaco”. En 2001, Cohn-Bendit consideró que, “sabiente”, dijo, “lo que sabemos ahora sobre la pedofilia”, sus palabras en Apostrophes resultaban inadecuadas.
Todo esto suena terrible. Lo es. De hecho, no estoy seguro de no cometer algún delito escribiendo este artículo. Pero así fue la realidad. Quienes hayan leído El consentimiento, la novela en la que Vanessa Springora relata el “romance” que mantuvo con el escritor Gabriel Matzneff cuando ella tenía 14 y él 50, sabrán de qué hablo. En la obra de Matzneff, muy prestigiosa en su momento, abundan los relatos sobre encuentros sexuales con menores.
Me permito señalar que de ese horror, amparado por el argumento político de que la pedofilia constituía un acto subversivo contra la institución más represiva y abominable, la familia (ciertamente, más del 80% de los abusos sexuales sobre niños se cometen en el ámbito familiar), surge todavía hoy en día un destello enigmático. ¿De verdad existió un tiempo en el que estas cosas podían llamarse y hacerse abiertamente? Sí, existió.
Y si se podía hablar de algo tan grave, se podía hablar de cualquier otra cosa. Se podía hablar de todo. De atrocidades y sublimidades. Hoy parece increíble. Insisto: eran otros tiempos.»
Aquí en DC ya citamos en alguna ocasión las derivas enfebrecidas de la época , tal y como señala Eric ,
sostenidas por la izquierda . Por su influencia poseían mucho mayor ascendiente que Matzneff , y por lo tanto mayor , si cabe , era su responsabilidad . Sollers , el excelente autor de “ Femmes “ , desfilaba por las calles de París reivindicando el Maoísmo , ajeno , como era obvio , a los desmanes de la Revolución Cultural .
Después de los excesos bajó el souflé , el concurso acelerado de originalidad y los platos rotos los pagaron los más jóvenes , carne de cañón homologada .
Tendríamos que tener en cuenta que la pederastia,la pedofilia y la venta de niños,nada tiene que ver con la libertad sexual,ni de los menores de 18 años ,ni de los adultos.
Detienen a una pareja en EE.UU. por adoptar a cinco niños de raza negra y tenerlos como esclavos
Los menores eran obligados a realizar trabajos forzados y vivían en condiciones infrahumanas.
Todo está recogido en el Código Penal porque hoy no es ayer ; pero no todo está recogido en los libros de historia a pesar de que hay partidarios de forjar un canon en forma de Tótem no vaya a ser que el detalle nos arruine el relato. Que no haya pedofilos no tiene que ver necesariamente con la calidad de una democracia sino más bien la tolerancia de la indiferencia , su no persecución ; tampoco el número de abortos o de exhibicionistas sino su posibilidad en los términos legales o su represión atendiendo a las circunstancias .
Son condiciones que no admiten intercambios con otras como la libertad de prensa o el derecho a voto de los pensionistas .