¿Hacia una nueva transición?

Alfonso Salmerón

El pasado lunes, día de la hispanidad, me ocurrió algo que me ha dado pie a una reflexión sobre el momento actual que estamos viviendo. Sucedió en uno de esos grupos de whatsapp que se crean para celebrar algún evento y luego quedan ahí en tu teléfono, más o menos silenciado, sin dejar de vomitar toda suerte de memes y otros tipos de spam. Uno de los miembros del grupo, excompañero de la EGB, había enviado una foto en absoluto malintencionada, invitando a celebrar el día de la Hispanidad, a lo que yo respondí sin mayor acritud, que le agradecía la invitación pero que, en mi caso, consideraba que no tenía nada que celebrar, haciendo gala de mi consabida, en el grupo me conocen desde hace varias décadas, desafección con las patrias y banderas.

Hasta ahí, todo más o menos normal. Lo que ocurrió después fue que mi comentario suscitó toda una serie de respuestas más o menos molestas que tenían como denominador común el alegato a la libertad de expresión a la que presuntamente parecía haber yo atentado al expresar mi opinión sobre el día de marras. El debate se zanjó, sin que llegara la sangre al río, con la intervención de una compañera, que con actitud conciliadora vino a recordar cuáles eran los objetivos del grupo, a la vez que hacía un llamamiento a que por el bien de la concordia y la convivencia, los miembros del grupo nos abstuviéramos de expresar nuestras convicciones ideológicas. Sobra decir que el comentario de esta compañera fue recibido con un aplauso unánime por los miembros del grupo. Sigue leyendo