Cañones, policías y mantequilla

Julio Embid

El pasado 24 de mayo en la localidad de Uvalde, en el Estado de Texas, en Estados Unidos, muy cerca de la frontera mejicana, un muchacho de 18 años armado con un rifle automático AR-15 recién comprado días antes, asesinó a 19 niños y 2 maestras en la Escuela Pública Robb. Este muchacho, que también murió en el enfrentamiento con la policía, estuvo una hora disparando desde dentro del colegio mientras la policía acordonaba la zona y no dejaba pasar a los padres que vinieron con sus armas para intentar rescatar a sus hijos. Más allá del enorme problema de la libre venta de armas que existe en EEUU y del incondicional apoyo público de la derecha americana a este negocio, nos encontramos con una ciudad pequeña devastada por un asesino, ante un evento que muy probablemente se pueda volver a repetir en otro lugar de ese país.

Uvalde, en el sur de Texas, con casi 16.000 habitantes, tiene el mismo tamaño que Alcañiz, en el norte de Teruel. Como se ha dicho en twitter que Uvalde gastaba el 40% de su presupuesto municipal en policía municipal decidí descubrirlo por mí mismo (no era así porque no tenía en cuenta las empresas públicas municipales) y comparé sus presupuestos con los del Ayuntamiento de Alcañiz para el año 2020. Para ello, aparte del rato invertido en leer partidas y programas, tuve que traducirlo de dólares a euros sabiendo que cada dólar son 0,93 euros y me salió lo siguiente:

Primero, lo más destacable es que el presupuesto, con una población semejante, es muy superior en ese municipio de EEUU. Y con una superficie de 23 veces la del municipio bajoaragonés. En contra de la opinión generalizada, hay que recordar que los impuestos en España son de los más bajos del primer mundo. Segundo, el gasto en policía es muy superior, pero también lo es en deuda y por supuesto en Alcantarillado, Agua y Basuras que se realizan a través de empresas públicas. En promoción del deporte e instalaciones deportivas es muy superior Alcañiz. Uvalde sólo tiene una piscina municipal y un campo de golf municipal. Pero prácticamente no invierte nada de nada en Servicios Sociales o en Cultura. Así les va.

Pero, vayamos a la madeja del artículo, Uvalde tiene 57 policías municipales frente a los 25 de Alcañiz. Y 10 de ellos formaron el año una unidad SWAT (unidad especial) para enfrentarse al terrorismo o casos como el del otro día y probablemente nunca más se vean en otra. El alcalde de Uvalde, Don McLaughin, del Partido Republicano dijo que el problema no es la venta de armas sino la salud mental y que los políticos (nota: él no, los políticos) deberían mover el culo y hacer algo por la salud mental de la juventud. Que la culpa de que el asesino hubiese matado a tanta gente fue debida al confinamiento por la pandemia de la COVID y a que se sintiese muy solo. Y también llamó “hijo de puta” al candidato a gobernador demócrata Beto O’Rourke por venir a su pueblo el día después de la masacre mientras acompañaba al gobernador de Texas, el republicano Greg Abott, que también fue a su pueblo el día después de la masacre. Estoy seguro que en España, durante la pandemia y después de ella, habrá muchos adolescentes que se hayan sentido muy solos pero puedo afirmar que muy probablemente ninguno de ellos entrará en una escuela primaria con un rifle automático a matar a docenas de niños de diez años y sus maestras.

En teoría macroeconómica se enseña habitualmente el modelo cañones o mantequilla donde los gobiernos, siempre con recursos limitados, deben escoger cual es la mejor opción para sus inversiones. Pues bien, en los presupuestos municipales vemos con claridad si queremos cañones más grandes para nuestra policía o más mantequilla en los vermús que se organizan para las fiestas. Sólo hay un punto en el que Uvalde y Alcañiz coinciden. En cementerios el porcentaje de gasto es prácticamente el mismo. Todo el mundo llora igual a sus seres queridos.

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