¿Sarasola? Ayuso y Rivera. ¿Y Felipe?

Senyor-G

Justo cuando empezó esta pandemia surgieron otra vez informaciones sobre el rey emérito Juan Carlos y sus trapicheos. El diario El País se hizo el sorprendido como si nunca hubiesen estado en aquellos tiempos para verificar los rumores que ya a finales del siglo pasado era mucho más que meros rumores. Para lo de dar esta noticia ahora ya estarían los historiadores. Al final parece que todo aquello que se decía desde las posiciones más radicales de la política española de entonces, si no era verdad era porque se quedaba corto.

Sobre los políticos de la transición, o sobre las figuras de la política de poder que más nos han marcado a los de mi edad parece que se han ido cumpliendo los más sórdidos rumores. Ya pasó con Jordi Pujol – seguimos con los juicios pendientes – y con el rey. Nos explicaron muchas sobre el Pujol hombre de estado cuando empezó a apoyar el proceso independentista, más de las que se rumoreaban o podíamos llegar a pensar los más malpensados aunque de buen corazón. Una vez aquel Pujol era cosa de la historia, grandes periodistas sacaron todo tipo de arsenal y hechos de los armarios que dejaban en muy mal lugar su tarea de contraste y servicio a la sociedad. Desde corruptelas familiares a entrevistas autohechas por el interesado. Y ahí siguen como tótems. La noticia ahora aún sería cómo ese Pujol tuvo carta blanca para todo hasta el momento procesista. ¿A cambio de qué? Pactos con la corona, con la UCD de Suárez, con el PSOE de Felipe y Guerra y con el PP de Aznar, e incluso ofrecimientos de ayuda a un Barrionuevo condenado por los GAL. Ahí hay periodismo todavía, ahora, no dentro de 10 años. Sigue leyendo