5000 no son nada

GCO

Cuando le vimos regresar en libertad a Chile después de su arresto en Londres, casi todos sabíamos que moriría en su cama. Y así ha sido. El pasado domingo moría Augusto Pinochet, uno de los más sanguinarios dictadores de la segunda mitad del siglo XX, quizás el más insolente y descarado. Jamás pidió perdón; “¿ A quién le vamos a pedir perdón? – decía- ¿a los que trataron de liquidar la patria?.�

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