Catalunya decide

Millán Gómez

La ciudadanía catalana está llamada mañana a las urnas para decidir su futuro político para los próximos cuatro años. Este hecho debería despertar en la sociedad catalana una motivación suficiente como para acudir a votar. Sin embargo, los datos de participación en últimos comicios y diferentes estudios muestran el desafecto y el hastío de una población que en los últimos tiempos ha sido convocada a las urnas con una frecuencia inusitada. Todos estos hechos y casos como el alargado proceso de análisis del Estatut por parte de ese ente sudoroso e incansable como es el Tribunal Constitucional han acabado por provocar un creciente hartazgo. Si bien hay razones para castigar a la clase política catalana, los motivos para ir a votar siguen siendo igualmente mayores que los que animan a quedarse en casa disfrutando de la jornada dominguera.

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