Ceferina
Otra vez vuelvo a darles la lata con mis cosas. Hoy quiero hablarles de la Ministra de Defensa, doña Carmen Chacón. La vi ayer en una entrevista que le hizo don Iñaqui y me impresionó, que me hizo muy buena impresión les quiero decir, por el respeto y la seriedad con la que habló del ejército y de las misiones tan importantes que nuestros soldados están haciendo en esos países donde hay tantos problemas. Ya tenía muy buena impresión de ella desde el principio, aunque cuando la nombraron yo me quedé de una pieza, como se dice vulgarmente, porque una cosa es que las mujeres sirvamos para las mismas cosas que los hombres, que eso a mí me parece que ya está claro para todo el mundo menos para esos pobres hombres que todavía se creen que son superiores a nosotras, pero una cosa es eso, les decía, y otra que hagan a una mujer precisamente Ministra de Defensa, para mandar a todos los militares, que son así como si fueran más hombres que los demás. Hasta ahora pues parecía que las mujeres estaban bien en Ministerios que se ocuparan de la sanidad, o de la educación, o de la cultura, o de cosas así, pero en Defensa nunca se había visto una cosa igual, por lo menos en Españaa, no sé en otros países. Y luego que encima era muy joven y estaba esperando un crío, y eso llamaba más la atención, pero desde el primer día que la vi en la televisión, tan joven y con aquella barriga y diciendo de aquella forma tan seria y tan solemne como lo dijo, aquello de capitán, mande firmes, que a mí hasta se me saltaron las lágrimas al oírlo, desde aquel momento ya pensé que lo podía hacer muy bien. Y luego, cuando a los pocos días cogió y se montó en un avión por sorpresa y sin tener en cuenta su estado tan avanzado, y se plantó en Afganistán a visitar a nuestras tropas, me siguió haciendo buena impresión. Y desde entonces me fijo mucho en ella, en lo que dice como ministra y en lo que hace, y cada vez la admiro más.
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