Semana Santa

Julio Embid

El viernes pasado empezó la Semana Santa, la semana del Orgullo Católico. Una semana de vacaciones escolares donde lo religioso se mezcla con lo profano, la playa con la montaña, el metro vacío con las terrazas llenas y hasta ateos cargando pasos llorando porque su estimada virgen no puede salir en procesión porque llueve. Oh pena, penita, pena.

España ya no es un país católico, apostólico y romano. Ni siquiera mayoritariamente. Son mayoría los ateos o agnósticos, son muchos más los que no ponen la cruz en la financiación de la Iglesia Católica que los que sí y son inmensa mayoría los que prefieren ir el domingo al FC Barcelona (y al otro equipo), que los que acuden a cualquier culto que ofrezca beneficios más allá de la vida.

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