Apagado o fuera de cobertura

Barañain

 He conseguido vivir unas semanas sin móvil y estoy tan contento con esa mínima victoria que tengo que contárselo, aunque bien sé que la cosa no tiene mucho mérito ya que nunca he tenido adicción a  ese aparato maléfico. Mi relación con el teléfono móvil ha sido siempre patológica. Podría haber escrito que ha sido  una relación de amor-odio, que queda  más fino,  pero no, nunca he sentido una pizca de amor  por ese objeto, que he detestado siempre. 

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Las dos derechas

Lobisón 

A diferencia de bastantes países europeos, en España el PP ha conseguido hasta ahora aglutinar a los votantes conservadores desde el centro hasta la derecha más populista, xenófoba o extrema. Tras la manifestación de las asociaciones de víctimas contra la sentencia de Estrasburgo que ha echado abajo la doctrina Parot, surge la pregunta de si las dos derechas van a seguir votando al PP, o si el disgusto por la tibieza de Rajoy ante la sentencia europea va a ser el comienzo de un divorcio.

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Asia, aún tan lejos

José D. Roselló 

Desde hace un par de décadas no cabe duda de que ha aumentado la diversidad y el número de países importantes. Ya el occidente blanco y protestante no es la base principal de crecimiento, ya no es la fábrica del mundo, ya no es el principal exportador. En palabras de Quevedo, Occidente ve caducar su valentía, mientras que el relevo lo toma principalmente aquella zona que, cuando el mundo era un lugar grande, se llamaba extremo oriente. Parece como si el siglo XXI estuviera destinado a ser el siglo Chino-Indio, Igual que el XX fue en Ruso-Americano o el XIX el Anglo-Europeo.

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Jugar en terreno ajeno

Lobisón

Un partido (político) juega en terreno ajeno cuando asume como temas centrales de su programa o de su política cuestiones a las que la opinión pública considera propias de otro partido. Al hacerlo es inevitable que esos temas pasen a primer plano, relegando los temas en los que el primer partido podría jugar con ventaja, y que por tanto deberían ser centrales en su estrategia.  Pero además los electores prefieren el original a la copia, con lo cual el primer partido siempre pierde al competir con el partido al que pretende disputar sus temas propios. Como es evidente, eso es lo que le está pasando a Mas tras haber centrado la agenda política catalana en la cuestión de la soberanía, terreno en el que sólo puede ganar ERC.

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La doctrina Parot

LBNL

El Tribunal de Estrasburgo tumbó ayer la denominada doctrina Parot. Lógico. Era un sinsentido jurídico básico y evidente. Y además, la sentencia tendrá un efecto político muy positivo, mal que nos pese porque va a doler ver a tanto desalmado salir de la cárcel y más todavía cuando sean objeto de homenajes. Pero es lo que hay. Esta gentuza cometió crímenes horribles, pagó muchos años de cárcel y a algunos ya les toca salir. Les tocaba hace tiempo pero nuestro Estado de Derecho se hizo trampas en el solitario y les mantuvo en prisión. Afortunadamente nuestro caciquismo tiene límites, lamentablemente exteriores, y el error jurídico ha sido enmendado. Y muy posiblemente, las liberaciones de aquellos que ya han cumplido sus penas contribuirán a cerrar definitivamente la tragedia de la violencia terrorista emanada del País Vasco.

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Ingrávida historia: Gravity, de Alfonso Cuarón

Frans vand en Broek

El espacio extraterrestre es un lugar solitario y melancólico y en el que, al parecer, no pasa mucho, si bien está atravesado por rayos y fuerzas de todo tipo, y puede hacernos explotar en segundos como sapos fumando si se nos ocurre la idea de andar por allí sin traje presurizado. Lo digo porque algunas de las películas más famosas que lo tienen como lugar de acción, ya consideradas clásicas, son a ratos fabulosamente aburridas, aunque rezuman otras cualidades argumentales o estéticas. Piénsese en obras como “2001: Odisea del Espacio” o “Solaris”, ambas basadas en sendas novelas de ciencia ficción de buena calidad, y estupendas películas ellas mismas, pero que pueden desafiar la paciencia del espectador más tolerante. Dudo mucho que dichas películas conseguirían ahora un público demasiado amplio, menos aún entre la así llamada generación Y, habituada al cambio rápido y la acción continua y variada. En su momento, fueron disfrutadas como novedades técnicas, la primera, o como obras de arte, la segunda, y sin duda por su calidad argumental, llena de referencias metafísicas y especulaciones filosóficas (si así puede llamárseles) sobre el sentido de la existencia humana y su relación con el universo y la tecnología. Pero pasaba poco en dichas películas. Algunas secuencias de “2001”, por ejemplo, no tenían otra razón de ser que la de mostrar la pericia fílmica de Kubrick, como cuando muestra a una azafata poniéndose de cabeza para llegar a otra parte de la nave, y en “Solaris” se la pasaban meditando sobre la vida y la muerte sin que la trama avanzara un pelo en el sentido de acción narrativa. Con todo, son consideradas joyas de la cinematografía del espacio por razones otras que el entretenimiento del espectador, y se entiende que así sea. La ciencia ficción, al fin y al cabo, ha sido uno de los lugares de especulación metafísica más activos desde que se inventó el género, si bien Hollywood se encargó pronto de enfatizar la acción por encima de la especulación o el concurso de las ideas.

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