Euskadi cohesionada

Millán Gómez

Ya han pasado varios meses desde el significativo cambio político producido en Euskadi que apartó a los nacionalistas del poder por vez primera desde la democracia. La llegada del PSE a Ajuria Enea representó una clara ruptura con el pasado y un soplo de aire fresco con el fin de oxigenar una sociedad donde la falta de libertades, el clientelismo y las prácticas antidemocráticas eran el pan de cada día. Ser nacionalista era rentable para alcanzar cualquier puesto de trabajo y el que no lo fuera era un ciudadano de segunda cuyas metas potenciales eran claramente inferiores. El apoyo necesario para que un constitucionalista gobernase Euskadi tenía que ver por una simple cuestión de principios éticos con el PP, formación que, junto al PSE, más y mejor ha defendido las libertades en Euskadi, con todo lo que eso supone de amenaza en tu vida personal. 

Como era previsible, quienes llevaban años viviendo en el despacho oficial no aceptaron de buen grado que dirigentes a los que antes miraban por encima del hombro les arrebatasen el poder, lo cual demuestra empíricamente el sentido democrático de algunos. Si en cualquier ente político es necesario un cambio de poder cada cierto tiempo con el objetivo de no aletargarse y que entren nuevas ideas transformadoras, en Euskadi mucho más por sus desgraciados rasgos característicos de ausencia de libertades y de persecución a quien no es nacionalista por parte de la organización terrorista eta y sus adláteres.  Sigue leyendo