Huida hacia delante

Millán Gómez

Si entendemos la política en términos idílicos consideraríamos que una formación, cuando pasa a la oposición después de gobernar una determinada comunidad durante varias legislaturas consecutivas, debería ejercer la autocrítica y analizar qué errores cometieron para que el pueblo les diese la espalda. Esta semana hemos confirmado algo que muchos nos temíamos: el PNV no entiende la política de la misma manera, sigue en el monte y no hay quien lo baje de ahí. Es evidente que la transición de los despachos a la oposición no es fácil pero sólo quienes tienen una visión paternalista y hegemónica del poder tienen dificultades para comprender que hay otros que poseen exactamente los mismos derechos y la misma legitimidad que ellos para gobernar. Si la semana pasada recibíamos con cierta ilusión el apoyo del PNV a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) pensando, inocentes de nosotros, que eso podría significar un soplo de aire fresco en las relaciones entre los constitucionalistas y los nacionalistas, unos días después los jetzales tiran por tierra todas nuestras ilusiones al negarse a acudir a los actos institucionales de mañana domingo en Ajuria Enea con motivo del 30 aniversario del Estatuto de Autonomía de Gernika.

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