Estupidez intelectual y política

Frans van den Broek

Si aún hacía falta prueba alguna para entonces, el siglo pasado nos demostró con ardor y fruición inusuales que la inteligencia, la erudición o la educación humanistas no son salvaguarda contra la estupidez o la intemperancia intelectual, ni contra el desvarío moral o incluso la maldad en el terreno de la política. De entrada es preciso puntualizar que el balance es, en general, -al menos, quiero creer que lo es- positivo, en la medida en que a pesar de las atrocidades cometidas por todos lados en nombre de una u otra ideología o tendencia política, a menudo simples máscaras para la tiranía o el despotismo, la humanidad ha conseguido adelantar siquiera un poco en la dirección de un clima político más signado por la democracia y menos por la satrapía, y quiero creer que parte de este desarrollo se debe también al trabajo intelectual de unos cuantos y la abnegación, sacrificio o simple esfuerzo de muchos. No han faltado, sin embargo, casos notables de imbecilidad o inmoralidad en el estamento intelectual.

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