Marta Marcos
Tengo la imperiosa necesidad de ordenar los sentimientos que se me han juntado desde hace un año, año y medio, desde la declaración de la tregua de ETA, desde el atentado de Barajas, y desde la ruptura, digamos oficial, de ese alto al fuego. Trato de mantener la cabeza frÃa, y el corazón caliente, para lograr un poco de perspectiva, y pensar con un poco de sentido sobre el terrorismo, sin olvidar la cercanÃa con las vÃctimas y con los perseguidos.
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El otro dÃa, cuando tuvo lugar el atentado en Bilbao, del que, por fortuna, el escolta salió vivo y sin heridas de gravedad, caà en la cuenta de que, por desgracia, junto a los sentimientos de horror, pena, y, en este caso, alivio, se manifestaron con toda su crudeza, sentimientos de hastÃo, aburrimiento, y, en el caso de las declaraciones de los polÃticos, indiferencia. Es posible que tuviera el dÃa tonto, no lo niego, pero no puedo por menos de plantearme de qué manera particular me afecta el terrorismo, sobre todo en estos últimos tiempos.