Lobisón
Desde el comienzo de la crisis en 2007 se ha extendido cada vez más la sensación de que la política es impotente frente a las exigencias de los mercados. En su forma más caricaturesca lo ha expresado Alessio Rastani, el famoso por un día entrevistado por la BBC: el mundo lo gobierna Goldman Sachs. Lo que pretendo subrayar en esta nota, por el contrario, es que en buena medida es la política lo que explica el desarrollo de la crisis.
Sólo en parte, por descontado. En los primeros meses de 2008 se creía que era el momento del regreso de Keynes y de la intervención pública. Pero el rescate público de los bancos, al evitar una gran recesión como la 1930, dio paso a un nuevo problema: los bancos no daban crédito porque estaban fuertemente endeudados y temían adquirir nuevos compromisos en un contexto de desconfianza global.